El poder judicial federal amaga con paros

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Fernando Rangel de León.

               No hay ninguna persona en todo el país que no se queje de que los juicios de amparo en los Juzgados de Distrito, en los Tribunales Colegiados y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tardan hasta años en resolverse, no obstante que el 17 Constitucional ordena que la justicia debe ser pronta y expedita; lo que es un derecho humano consagrado en las garantías individuales.

               Pero esos funcionarios   del   Poder   Judicial Federal, son muy puntuales -a veces hasta con días antes- en cobrar sus millonarios sueldos cada quincena -llueva o truene-, muy superiores al del Presidente de la República, pese a que la Constitución los prohíbe.

               Hay que precisar que los amparos que promueven los ricos o los que están en contra del gobierno, cuando les conviene, los juzgadores los resuelven de inmediato; y cuando no quieren pagar impuestos, los retardan al máximo para seguir burlando la ley; como está ocurriendo ahorita en que contribuyentes evasores de millonarios impuestos, tienen en trámite, amparos.

               No se entiende por qué si en el Poder Judicial Federal, ganan millonarios sueldos no cumplen con su obligación de impartir justicia pronta y expedita.

               Lo que si se entiende es que los del Poder Judicial Federal, están haciendo hasta lo imposible para que no se apruebe la reforma judicial que entre otras muchas otras cosas buenas para el pueblo están las de la justicia pronta y expedita y que sus sueldos no rebasen el tope del sueldo del Presidente de la República.

               Los que tenemos más de 55 años sufriendo como litigantes las injusticias  -pues los retardos por años también son injusticias- del Poder Judicial Federal, nunca habíamos visto que en este poder se politizaran tanto las cosas; nunca habíamos visto pancartas, cartulinas, mantas y toda clase de manifestaciones de los ministros, magistrados y jueces, a través de los empleados de base -cuyos derechos laborales no serán tocados para nada con la reforma judicial-, a quienes utilizan como arietes, para golpear a los poderes Legislativo y Ejecutivo.

               Eran los recintos del Poder Judicial Federal, en todo el país, como unas Iglesias, unos santuarios, unos templos, en los que ninguno de sus empleados osaba manifestarse en contra del gobierno, so pena de cese fulminante o hasta cárcel.

               Están tan volados que ahora hasta están amagando con hacer paros de laborales en el Poder Judicial Federal, como si no fuesen suficientes sus prolongados retardos en la impartición de la justicia.

               Los opositores al gobierno se duelen de que sus reformas judiciales son inadmisibles porque están politizando al Poder Judicial Federal, cuando son ellos mismos los que lo están politizando creyendo que con ello el pueblo estará en su favor.

               Pero sus paros de labores lo que harán es echarse aun todavía más en contra al pueblo, que ya no soporta más la prepotencia del Poder Judicial Federal.