Contra la imposición del maíz transgénico

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Abigail Angélica Correa Cisneros.

El gobierno de México sigue defendiendo su negativa a la importación de maíz transgénico a su territorio. Pese a las amenazas del gobierno estadunidense a través de sanciones económicas, el presidente Andrés Manuel López Obrador se aferra a evitar lo que considera una amenaza a la alimentación de los mexicanos, objetivo que sostiene Claudia Sheinbaum, quien pretende llevar a la Constitución la prohibición para el consumo de maíz blanco que este modificado genéticamente, ya que hay pruebas científicas de que afecta la salud humana y animal, aunque Estados Unidos sostenga lo contrario. El año pasado entró en vigor un decreto presidencial que instruye a todas las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal abstenerse “de adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado, así como glifosato”.

Esta disposición no ha evitado que México siga importando maíz de Estados Unidos y Brasil. A principio de año el Banco de México (Banxico) reveló que de enero a mayo ingresaron al país 10.2 millones de toneladas, 23.6 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado y un volumen inédito histórico para un igual lapso de meses.

Incluso, la cantidad importada representó 53 por ciento de todo el grano traído el año pasado, el cual también aumentó a una cifra récord de 19.4 millones de toneladas. Debido a la falta de agua esta cifra podría incrementar según especialistas del sector agroalimentario. Según el reporte de Intenciones de Siembra y Cosechas de la Secretaría de Agricultura (SADER), este año la superficie sembrada de maíz en nuestro país será 10 por ciento menor que la de hace un año y la producción bajará 14 por ciento, a 25.4 millones de toneladas, el menor volumen al menos desde 2020. Estas importaciones responden a la demanda interna destinada al sector pecuario.

El maíz para uso humano contempla la prohibición del grano transgénico que pone en riesgo la biodiversidad nacional. Este gobierno y el siguiente pretenden mantener el uso del maíz nativo, que incluye 64 variedades de las que 59 son endémicas y que podrían ponerse en riesgo por el uso de maíz biotecnológico que perjudicaría a las variedades autóctonas y puede tener efectos adversos para la salud. Asimismo, México asegura que las exportaciones de maíz blanco estadounidense a nuestro país aumentaron 62 por ciento en los primeros cuatro meses de 2024, lo que invalida al argumento del vecino del Norte, que asegura que si México continúa con la política de la prohibición afectaría a productores estadunidenses o que pueda haber “un efecto paralizador en las exportaciones” de maíz de esa nación.

Respecto a las afectaciones a la salud, México presentó estudios en los que se demostró que hay “consecuencias no deseadas, a nivel epigenético”, y también se presenta una “transferencia horizontal de transgenes de resistencia a antibióticos”. En experimentos con ratas, “los resultados evidenciaron afectaciones en los sistemas inmunológico, neuroendocrino y hepatorrenal”. En el caso de cerdos macho alimentados con maíz transgénico, en el corto plazo “hubo lugar a un mayor consumo de alimento que los cerdos de control. También fueron menos eficientes en convertir el alimento en ganancia (cárnica) y sus riñones tendían a ser más pesados”.

Otra investigación citada por México dice que vacas alemanas alimentadas con maíz modificado genéticamente desarrollaron, a largo plazo, diferentes afectaciones gástricas y uterinas. Los estudios muestran que hubo un aumento en la mortalidad de los animales, “tumores o cáncer, fertilidad baja significativa, disminución de la capacidad de aprendizaje y reacción y algunas anomalías orgánicas”.

Este año, la virtual presidenta, Claudia Sheinbaum firmó el Acuerdo por la Soberanía Alimentaria en Chinameca, Morelos, lo que implica revisar el uso de agroquímicos que se utilizan en otras naciones, especialmente el glifosato, herbicida utilizado en el maíz que exporta Estados Unidos; sin embargo, también restringe el uso en su territorio. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos de América (EPA, por sus siglas en inglés) reafirmó que el glifosato no representa peligro para la salud humana. Asimismo, el USDA indica que el glifosato no representa un riesgo carcinogénico para los humanos. Sin embargo, recordemos que en 2015 la Organización Mundial de la Salud clasificó al glifosato como un probable cancerígeno por lo que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) relaciona a este herbicida con el cáncer.

El futuro secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, aseguró que la siguiente administración está 100 por ciento de acuerdo en la prohibición del maíz transgénico, seguirá el inconveniente con el maíz amarillo puesto que Mexico todavía está lejos de la autosuficiencia y la importación podría continuar para alimentar ganado, aves y cerdo, así como para usos industriales como la producción de aceite y almidón. La alternativa a esta tecnología son las semillas híbridas, que se logran al mezclar dos variedades de maíces de manera manual o artificial.

Desde el Centro

La Tercera Comisión de la Permanente aprobó un dictamen para exhortar a los gobiernos estatales y municipales a fortalecer los mecanismos de protección a la naturaleza y hacer frente al cambio climático. Se establece que los gobiernos estatales y municipales deben brindar elementos que hagan posible hacer frente a la problemática ambiental, así como generar en la población mayor consciencia sobre el papel que juegan en la transformación de la sociedad, a fin de alcanzar o transformar los actuales modos de vida. Los dos acuerdos serán enviados a la mesa directiva de la Comisión Permanente para su discusión en el pleno.

Abicorrea79@hotmail.com