Fernando Rangel de León.
Desde el 1° de diciembre de 2018, la oposición ha estado sistemáticamente en contra de todo lo que hace este régimen denominado Cuarta Transformación, que pretende cambiar de cuajo instituciones y prácticas viciadas de los anteriores gobiernos, por otras mejores, como lo hicieron en su momento histórico la Independencia, la Reforma y la Revolución, como una necesidad para que llegáramos al actual progreso y desarrollo de México; poniéndole toda clase de piedritas a la realización de obras y bloqueando todas las políticas públicas que lleva a cabo el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Cuando la propuesta del actual régimen para que el INE, sea mejor para la ciudadanía toda, dejando de ser un organismo autónomo absoluto, aun en contra del propio estado, modernizándolo; la oposición puso el grito en el cielo defendiéndolo a capa y espada compuso el estribillo de que “El INE no se toca”, como un pretexto para oponerse al régimen; plagiando incluso su color rosa como bandera de sus marchas y de sus campañas electorales.
Pero ahora que el INE, está obligado por la Constitución, a respetar la voluntad popular de los 36 millones de ciudadanos mexicanos que el pasado 2 de junio votaron para que la coalición “Sigamos Haciendo Historia” y sus partidos MORENA, PT y PVEM, para que tengan mayoría calificada en la cámara baja y en la cámara alta; la oposición no solo está tocando al INE con sus periodistas mercenarios atacándolo un día sí y otro día también en los medios, sino que ahora está amagando con recurrir a la acción directa como son las manifestaciones que anuncian realizar este domingo 11 de agosto en el país, en que se lanzará a las calles y se plantará en sus instalaciones exigiéndole que no reconozca la mayoría calificada de diputados y de senadores, dizque porque habría sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión.
La revolución de las conciencias que el actual régimen ha hecho posible, le ha dado a la ciudadanía la capacidad de distinguir entre lo que dice y hace la oposición, y ve que no hay congruencia; ve que la oposición lo único que hace es mentir al pueblo; pues ninguna propuesta concreta que beneficie a éste, ha presentado ni en los mismos poderes públicos ni tampoco en la calle.
Por eso porque la oposición quiere seguir engañando al pueblo la ciudadanía no votó por ella ni lo volverá a hacer, porque ya se quitó la venda de los ojos y porque ya se puso de pie después de que la tuvo de rodillas.
Por lo que el INE deberá resolver con fundamento en la Constitución y motivado por los 36 millones de votos.