Los callados

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Oliverio Ascascius.

Los callados callan ante el asombro del agnóstico,
ante la solvencia efímera del creyente,
ante el bienaventurado que pasa a su lado.
Callan, siempre callan
y se ahogan en su silencio de catedrales vacías.
Callan ante el amor que llama,
ante el clamor y la invitación del desfile de mariposas.
Callan sin contemplar el mundo
porque ya tienen su mundo hecho
de amores hechos y sábanas conocidas,
su mundo de acomodos mundanos.
Qué importa si todo se cae en pedazos
o llegan nuevos vientos de azules promesas bajo el brazo.
Los callados (y hasta sordos), han de estar en una encrucijada
ante las risas veraniegas de las alondras
y la altivez de los reptiles
que ya no ofrecen manzanas
porque todo era un mito.