AMLO deja un México ardiendo de violencia, pobre, con mucha inflación y lleno de corrupción

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Carlos Padilla Muñoz.

Andrés Manuel López Obrador deja un México ardiendo de violencia, su pacto con el narco hizo impacto y hereda un país con 200 mil muertes violentas, el 70 por ciento de estas son civiles y solo 20 por ciento narcos y delincuentes peligrosos. Las escenas como en Sinaloa ya se dieron en Zacatecas, Guanajuato, Estado de México, Chiapas, Guerrero, Veracruz y otros estados gobernados por Morena.

De esta forma el sexenio de López Obrador deja huella por la corrupción que se negó en campaña y al inicio de sexenio, en ninguno anterior se vio a familiares del presidente obteniendo contratos de las obras faraónicas por miles de millones de pesos, tampoco hijos, hermanos lacayos recogiendo millones de pesos entre empresarios que fueron extorsionados a cambio de favores fiscales.

Las obras faraónicas como el Aeropuerto Felipe Ángeles con un costo de 250 millones de pesos, con solo 23 puertas, nunca funcionó y las pérdidas por la suspensión del Aeropuerto de Texcoco, otra de los caprichos y revanchas de AMLO, arrojó un total de 300 mil millones de pesos; el Tren Maya no funcionó, para su construcción fueron derribados siete millones de árboles, a pesar de que el presidente anunció que no se tiraría ningún árbol, además se dañaron zonas arqueológicas y cenotes históricos.

La refinería Tres Bocas tampoco funcionó, otra de las obras faraónicas y caprichosas del ejecutivo morenista, su costo superó los 300 mil millones de pesos y hasta el momento no ha producido gasolina para bajar este combustible a 10 pesos el litro como prometió.

En total ninguna de las obras prometidas al inicio de campaña y que hicieron echar las campanas a vuelo resultó, y sus costos aumentaron en un 300 por ciento, como el mismo Proyecto de Agua Saludable para La Laguna, que no ha sido terminado, pero fue inaugurado tres veces, al estilo de López Obrador y su egocentrismo.

El odio y caprichos de Andrés Manuel causo pérdidas millonarias y utilizó como verdugo al SAT y a la Unidad de Investigación Financiera (UIF), cuya fuerza bruta fue enderezada para golpear a periodistas y medios de comunicación que no compartían las opiniones e ideas del presidente.

Las mañaneras, aparte de ser un instrumento para mentir, impartir adoctrinamiento a las bases populares con fines electorales, costaron muchos millones de pesos, mil ochocientos millones de pesos, incluyendo los sueldos de los seudo periodistas contratados para simular las conferencias de prensa, con algunas personas que se dedicaron aplaudir a López Obrador a quien casi proponen para el Premio Nobel de la Paz.

La inflación real fue de un 70 por ciento, el 15 % que anunció Hacienda se quedó corto, los productos de la canasta básica subieron a tal grado que la mayoría de los mexicanos ya no los pueden comprar, a pesar de las pensiones que repartió durante los seis años.

Destruyó el sistema de Salud con caprichos como el Seguro Insabi y la desaparición de las Guarderías Infantiles públicas y los hospitales y farmacias para los niños enfermos de cáncer, hubo miles de niños muertos por falta de medicina, el mal manejo del COVID produjo un millón de mexicanos muertos, y tuvo el cinismo de que burlarse de los mexicanos al decir que México está por encima de Dinamarca en materia de salud, el país líder a nivel mundial.

No solo mintió todo el sexenio, se burló de millones de mexicanos y lo más malo, es que millones de ellos creyeron sus mentiras al grado de idolatrarlo. Se habla de que un grupo de seguidores de AMLO, pretendían construir una estatua de López Obrador de 15 metros y colocarla en el Zócalo, lo que hubiera sido otra afrenta.

López Obrador se las ingenió, para apoderarse del Poder Legislativo con una elección de estado calificada por el ahora organismo controlado desde Palacio Nacional, y finalmente sentó las bases para secuestrar el Poder Judicial, el único contrapeso restante a su depredadora acción rapaz.

Sin embargo, deja un país ensangrentado, herido de muerte, cayéndose a pedazos que tendrá que sanar Claudia Sheinbaum. Ahora más que nunca se duda que López Obrador deje actuar a la nueva presidenta. No solo por el gusto del poder, ahora tendrá que blindarse para que Estados Unidos no ejerza acciones para investigarlo y detenerlo en su caso.