La dependencia alimentaria de México llegó a 40 por ciento hasta julio pasado

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  • La FAO establece un límite deficitario del 25 por ciento anual.
  • En siete meses del presente año, México ha importado alrededor de 14 millones de toneladas de maíz.

Pascacio Taboada Cortina.

De acuerdo con cifras de evaluación de productividad alimentaria mensual, hasta el 31 de julio de 2024, la dependencia alimentaria de México llegó a 40 por ciento, mientras que la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, establece un límite deficitario del 25 por ciento anual, con la condición de recuperarlo en el siguiente ciclo.

Es de señalar que la política del presente gobierno en materia de apoyo a la alimentación –termina el periodo sexenal en diez días—no ha merecido la prioridad que normalmente habían venido dando las administraciones pasadas, sobre todo de fomento a cuatro granos básicos, como son: maíz, frijol, arroz y trigo. Además, apoyos de cultivos como sorgo, soya, avena y cebada, que formaban parte destacada del Plan Nacional Agropecuario, Forestal y Pesquero.

La producción nacional de granos básicos este año, sólo cubre el 40 por ciento de la demanda nacional. En siete meses del presente año, México ha importado alrededor de 14 millones de toneladas de maíz, en su mayor parte para la industria de la tortilla. Además, 3.4 millones de toneladas de trigo, para la industria de panificación, 4 millones de toneladas de soya. Asimismo, casi un millón de toneladas de arroz, y 260 mil toneladas de frijol.

Por otra parte, la reducción del presupuesto federal en todas las ramas administrativas y el desvío de recursos vitales para fomento de la agricultura, ganadería, pesca y alimentación, aunado a la escasez de lluvias en prácticamente todo el territorio nacional, en al menos los últimos tres años, afectó de manera particular las siembras y cosechas de los granos fundamentales.

El presupuesto que tenían asignado cada una de las dependencias del gobierno federal, se redujo de manera muy importante, para asignar esos recursos a los programas sociales de “sembrando vida”, becas escolares y para “Adultos Mayores”. Incluso, con estos mismos propósitos, desapareció la Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, y se cancelaron financiamientos a campesinos, los cuales fueron asaltados, por otro lado, de parte de la empresa del gobierno, llamada SEGALMEX, por más de 15 mil 500 millones de pesos.  

En cuanto a exportaciones del sector primario, se registraron buenos niveles de exportación, con un nivel de incremento del 9.2 por ciento de productos como hortalizas, frutas frescas y procesadas, lo cual se vio reforzado por las ventas al exterior de becerros en pie, tequila y cerveza, todo lo cual ayudó a financiar los crecientes índices de importación de otros alimentos.

Es de señalar que el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, falló en materia alimentaria de la población en general, toda vez que ésta presenta un alto nivel de desnutrición, alrededor del 50 por ciento, particularmente entre la niñez y juventud de los mexicanos.

Por otra parte, el precio nacional de productos alimenticios, en lo interno, se ha visto encarecido por una serie de problemas de cosecha y transporte, lo cual se refleja en el aumento de precios de la “canasta básica”, como son los precios de comercialización del limón, aguacate, chayote y coliflor.

Asimismo, otro de los problemas que se registró durante la administración que termina, es la satanización de los productos fitosanitarios, a pesar de que este tipo de productos se han usado durante varias décadas en nuestro país, como es el caso del glifosato.

Ahora, la industria de protección de cultivos está luchando contra la desinformación, porque los agroquímicos no son instrumentos de extinción de especies vegetales o animales, sino de control en la proliferación de plagas o malezas que pueden afectar los cultivos hasta en un 40 por ciento.

Estas agravantes son resultado de la falta absoluta de seguridad en las vías de comunicación y debido a los cada vez más frecuentes asaltos por el crimen organizado.

Hace unos días, periodistas entrevistaron a generales de la Defensa Nacional, sobre la delincuencia organizada y el asalto en las carreteras de varias entidades productoras de alimentos. La respuesta de los militares fue en el sentido de que, por parte del Ejército, no tienen problemas, sino que los culpables son los grupos antagonistas en los estados de Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Guerrero y otros más.

A esto, el pueblo se pregunta: “¿Para qué sirve, entonces, el Ejército?”. Es el único cuerpo de seguridad que tiene las armas. ¿En manos de quién están los pueblos, comunidades, ciudades y conglomerados sociales?

Por otra parte, se sabe que el Ejército tiene a los uniformados prácticamente secuestrados, sin descansar un solo día durante varios meses, lo que ocasiona que pasen hasta un año para poder visitar a sus familias. Hay evidencias de que con toda mala intención posible se les asignan cuarteles demasiado alejados de su lugar de origen, además de que existe mucha inconformidad por la mala calidad de los alimentos.