José Guadalupe Robledo Guerrero.
El pasado 16 de septiembre, el comandante de la Tercera Región Militar que tiene su sede en Mazatlán, General Jesús Leana Ojeda, declaró que “el restablecimiento del orden no solo es cuestión de las fuerzas armadas, depende de los grupos antagónicos que están confrontados”, lo cual ha sido muy criticado, no porque sea mentira, sino porque es políticamente incorrecto, pues desmiente a AMLO y al supuesto narco gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, quienes aseguran que todo está en orden y en paz en Sinaloa.
Esta sorpresiva declaración me hizo recordar una experiencia que viví en una de mis cotidianas pláticas con el sacerdote católico Antonio Usabiaga Guevara (+), presbítero de la iglesia de Fátima y fundador del Instituto Seglar de Estudios Religiosos.
Cierto día, en el gobierno de Humberto Moreira, estando en la oficina de Usabiaga llegó una persona que quería hablar con él, pidió esperar a que terminara conmigo, pero el sacerdote lo invitó a pasar, argumentando que yo era de todas sus confianzas.
En el transcurso de la charla supe que el personaje en cuestión era el comandante de la Sexta Zona Militar que iba a despedirse de su amigo Usabiaga, porque se iría de Saltillo, pues lo habían cambiado. ¿Y por qué te vas?, le preguntó el cura. “porque tuve desavenencias con la señora Isabel Arvide Limón, que en ese entonces decidía cuáles militares se harían cargo de las policías municipales, y ostentaba un puesto que la vinculaba con los mandos del ejército mexicano. La señora es autora del libro Mis Generales, en donde descubre porque tenía influencia con la milicia. Actualmente es embajadora de México en Turquía.
Usabiaga continuó preguntando: ¿A qué se debieron las desavenencias? “Me dio una orden, dijo, de enfrentar a los narcotraficantes”, que en ese momento asolaban a Coahuila, debido a que el gobernador Humberto Moreira les había vendido la plaza. “Pero me negué a realizar lo que pedía argumentando mis razones, por eso me iré de Saltillo”.
¿Por qué te negaste a cumplir la orden?, cuestionó Usabiaga. “Porque me matan y no quiero morir”, terminó diciendo el general. Ya no había qué decir, y se despidieron. Por la confianza que me brindó mi amigo sacerdote, solo recuerdo que cuando se despidieron, Usabiaga le dijo: “Estoy a tus órdenes Chava, espero que te vaya bien en tu nueva encomienda”.
Se fue el General, y Usabiaga y yo nos quedamos viendo hasta que me preguntó: ¿Qué piensas? Me dio miedo la situación, respondí, que el comandante de la Sexta Zona rodeado de la tropa, tenga miedo de que lo maten, me hace pensar en lo vulnerable que somos los ciudadanos comunes ante los facinerosos”.
Seguramente así se sienten los sinaloenses, sobre todo de Culiacán, con la declaración del General Leana Ojeda, que da a entender que el ejército mexicano no puede darles protección ante los disparos y ataques de los criminales enfrentados, pues “el orden depende de ellos”, o lo que es lo mismo: la vida o la muerte de los sinaloenses, también depende de los cárteles enfrentados.
Triste destino de los mexicanos: vivir en el terror, la extorsión, las desapariciones y los asesinatos. Es la herencia de AMLO, cuyo “pueblo sabio” representa en votos el 33 % del padrón electoral, y el 66 % restante son los sectores opositores a López Obrador y los abstencionistas. Así, están las cosas en México.
Política aldeana
Durante la semana que termina, conocimos un hecho inusual, pues el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, despidió a la totalidad del Grupo de Reacción de Torreón cuyo mando está en la secretaría de Seguridad Pública, argumentando que estaba de acuerdo con la cooperación, pero no con la subordinación, a pesar de que los resultados han sido positivos, por eso el gobierno del estado entró al quite y creó un nuevo grupo para hacerse cargo de la seguridad de la principal ciudad de La Laguna.
Los conocedores del asunto dicen, que en un evento de seguridad en Torreón, el alcalde no mencionó al gobernador Manolo Jiménez Salinas, pese a que estaba presente. Al día siguiente hubo otra reunión con los mandos de la seguridad y no se invitó al alcalde lagunero.
Esta desavenencia tiene su historia relacionada con la política: Hace meses, antes de que el PRI decidiera quién sería el candidato a la gubernatura, Román Alberto Cepeda no estaba de acuerdo con que Manolo Jiménez lo fuera, pues él quería ser el candidato a gobernador, pero se le permitió reelegirse como alcalde, y hasta dicen que le jugó las contras al ahora gobernador durante la campaña.
También argumentan que Román Alberto Cepeda está construyendo su camino para emigrar a Morena, porque cree que en el PRI ya no tiene futuro por sus desacuerdos con el gobernador, pero en Morena tampoco se ve fácil su incorporación al partido de la 4T, pues dos morenistas influyentes, Antonio Attolini Murra y Luis Fernando Salazar Fernández, criticaron al alcalde torreonense por su inusual decisión que puso en riego la seguridad de la segunda ciudad más importante de Coahuila, lo cual consideraron un error.
Preguntas huérfanas
¿Por qué el diputado Alberto Hurtado en lugar de pedir que el gobierno estatal y federal le den más recursos a la UAdeC, no exige que se aclaren los saqueos y se despidan a los aviadores que tanto daño le han hecho a las finanzas de la Universidad?
¿Sabía usted que el gobierno de AMLO incrementó la deuda pública en 6.6 billones de pesos, que eleva la deuda a 17.8 billones, lo que representa el 51% del Producto Interno Bruto?
¿A quién obedecerán las fuerzas armadas cuando no estén de acuerdo con las órdenes que les dan: a los generales o a la presidenta de la república?
¿Por qué el papa Francisco no pone el ejemplo de repartir la riqueza del Vaticano y pagar impuestos, luego de pedir que los ricos hicieran lo mismo?