Fernando Rangel de León.
Por segunda vez, con motivo de la toma de posesión de un Presidente de la República, el pueblo vio una nueva forma de la celebración de ese acto, desde la salida de sus casas de colonias modestas, los vehículos populares en que se trasladaron al Palacio Legislativo de San Lázaro, las multitudes libre y espontáneamente haciéndoles valla a su paso y las aclamaciones que recibieron durante todo el trayecto.
Los anteriores gobiernos éste acto de la colocación de la Banda Presidencial en el pecho del nuevo Presidente, lo iniciaban con despliegue de las Fuerzas Militares, cerrando arterias viales de mucha circulación desde sus lujosas mansiones, de sus exclusivas colonias residenciales, trasladándose en vehículos ostentosos y haciendo gala de poder; irritando al pueblo con su prepotencia; que lo hartó; por lo que desde el 1° de julio de 2018, eligió una nueva forma de vida pública; como la que vimos desde entonces y acabamos de ver refrendada este 1° de octubre de 2024.
Nunca se había visto que posterior a la toma de posesión presidencial se realizaran eventos masivos en el Zócalo, de la Ciudad de México, como en la de 2018, y la última, en cuyas ceremonias se privilegiaron los ritos religiosos de los pueblos indígenas, en los que se tuvo como centro al anterior y a la nueva Presidenta de la República, respectivamente en las que se le deseó la mejor de las suertes para que resuelvan los problemas de México.
En las dos últimas tomas de protesta presidencial, la oposición se ha comportado civilizadamente, no dando los espectáculos que daba antes, y que en honor a la verdad esa oposición de antes, es ahora el Gobierno; y a la que le hicieron fraudes electorales en 1988 y en 2006, en las que según la vox populi, le robaron las elecciones presidenciales a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y a Andrés Manuel López Obrador, respectivamente.
Pero en 2018, con 30 millones de votos en favor de AMLO, casi el doble de sus oponentes; y en 2024, con 36 millones en favor de Claudia Sheinbaum Pardo, también casi el doble de sus oponentes; la oposición no tuvo por qué protestar en las tomas de posesión presidenciales, contra esas elecciones; llevándose a cabo pacíficamente; con lo que se demostró civilidad política.
Pero vimos en los televisores algunas de las razones por las cuales han sido esas copiosas votaciones: los nuevos Presidentes de la República, están muy cerca de la gente, con la que se identifica; derribando la barrera de la prepotencia autoritaria que caracterizó a los anteriores gobiernos.