Rufino Rodríguez Garza.
Regresé a Las Norias para pasar y llegar al extremo de la Loma Larga o la Loma Pinta.
Pasar por las norias es todo un acontecimiento, pues aquí tengo algunos amigos que he conocido a lo largo de más de 30 años de andar recorriendo y explorando en busca de vestigios de nuestros antepasados.
Aunque tengo años de pasar por este lugar no llegaba por tener otras prioridades en el rumbo, es decir explorar y documentar toda esa gran zona arqueológica que llamamos el Pelillal, porque abarca comunidades como Las Norias, La Leona, Alto de Norias y el propio Pelillal.
Estos lugares están llenos de sitios con manifestaciones rupestres tales como pinturas, grabados y geoglifos.
En Las Norias ha habido cambios importantes, pues ahora hay más viviendas, también hay un balneario donde van vecinos de otros lugares o la propia gente de Saltillo a visitarlo.
Pasar por este ejido es toda una odisea pues a los solares les han puesto cercas con alambres de púas, estos solares tienen formas irregulares, no marcaron calles ni andadores, a esto agregue que pasé mucho antes de las 6 am y ni a quién preguntar.
Tenía más de 15 años de no pasar por el ejido para dirigirme a los cañones que están hacia el poniente.
El camino es muy accidentado el mismo que conocí en el año 2001 hace 23 años, al caminar hacia el viejo papalote este sigue descompuesto y justo allí en ese viejo armatoste empiezan los grabados.
Al sur del Papalote empieza o termina un lomerío que se interrumpe por un profundo arroyo y pasando el mismo al poniente está La Canasta, en los grabados destaca un venado cola blanca tiene una posición dinámica que da la impresión de estar corriendo; andábamos juntos Ventura y yo cuando localizamos este hermoso grabado que representa a este animal, la figura no es muy grande, pues la cola a cabeza tiene 13 cm y su altura es de apenas unos 11 cms.
Se destaca porque son pocos los venados que nuestros antepasados nos dejaron completos, en este mismo sitio hay pocas huellas, pero eso si una docena de astas del cérvido curiosamente solo de cola blanca.
Nuestros antepasados eran respetuosos con sus difuntos y en esta localidad grabaron un ser humano en posición horizontal con adornos en el cuello y sexuado, esta representación suele asociarse con la muerte.
La figura tiene 40 cm de cabeza a pies, al final de esta pequeña elevación observamos en una piedra rodada la cara de un venado donde se le grabó sus orejas, su cara en forma triangular y sus astas; grabado muy hermoso y único, pues en muchas correrías no he visto nada igual!
Busqué vereda del ganado para bajar y cruzar el arroyo y enfrentarme con La Canasta, un dibujo en rojo icónico y que le da nombre a la elevación que continúa hasta la represa natural y el rancho San Antonio.
Toda la figura en rojo y juega con geometrismo que hemos visto en los grabados, aquí podemos observar una línea quebrada, líneas curvas, círculos concéntricos, puntos, líneas curvadas, triángulos simples y triángulos rellenos; también en la misma figura se aprecian cinco pentágonos, cada uno con punto central, cuatro rombos también con puntos y además cuatro rombos rellenos. Agradable a la vista sin que tenga una interpretación.