Fernando Rangel de León.
En la cena del día de acción de gracias (thanksgiving day), el pasado jueves 28 de noviembre, en Mar-a-Lago, inmueble patrimonial, declarado hito histórico nacional, ubicado en Palm Beach, Florida, Estados Unidos, propiedad de Donald Trump, compartió el pavo con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, tratando problemas fronterizos relacionados con el fentanilo y la migración, que incluyen a México.
Entre broma y broma, Trump, compartiendo el pan y la sal, le dijo a Trudeau, que no estaría mal que Canadá fuera el estado número 51 de los Estados Unidos de Norteamérica, por lo que, decimos nosotros, en ese caso a la bandera de las barras y las estrellas se agregaría una más de éstas; y bromeando sobre esta broma algunos articulistas en México, agregaron que si nuestro país no arreglara los problemas migratorios y del fentanilo, podría ser la estrella número 52.
Nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, declaró que la diplomacia va arreglar cualquier mal entendido o diferencia, como ya empezó a hacerlo con Trump telefónicamente y que es probable se entreviste con él el 20 de enero de 2025, cuando en Washington, D.C., tomé posesión como Presidente, para afianzar los lazos de amistad, vecindad y colaboración para la solución de problemas comunes, en un plano de igualdad.
Pero por la actitud belicosa de Trump, hacia México, nuestra Presidenta ha declarado que nuestro país es soberano y se le respeta, y que por ningún motivo podríamos dejarnos los mexicanos de una hipotética invasión norteamericana, y que en todo caso tenemos el Himno Nacional Mexicano.
El Himno Nacional Mexicano, es producto de la historia de nuestro país, pues fue escrito por Francisco González Bocanegra, con música de Jaime Nuno, en 1855, después de que México había sufrido la invasión norteamericana en 1847, y cuyo símbolo de defensa fue la de los Niños Héroes, en el Castillo de Chapultepec; por lo que es un himno bélico; destacando el quinto verso de la primera estrofa: “Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”; y que se resume en el Masiosare.