José Guadalupe Robledo Guerrero.
El martes 3 de diciembre, en la mañanera, la gerente-presidenta Claudia Sheinbaum descartó la posibilidad de que Estados Unidos invada México como plantean republicanos cercanos a Donald Trump, según lo informó la revista Rolling Stone. A una pregunta sobre dicha invasión norteamericana para combatir el narcotráfico en nuestro país, aseguró: “No es un escenario que tengamos en mente, y de todas maneras tenemos nuestro himno nacional”, dando a entender que allí estaban los mexicanos dispuestos a defender al grito de guerra a nuestra patria del extraño enemigo que se atreva a profanar con sus plantas su suelo.
Aunque, a decir verdad, doña Claudia no es la primera en amenazar que si Estados Unidos tratara de invadirnos, allí estábamos los mexicanos para defender a nuestro país. Eso lo dijo AMLO a mediados de su sexenio, a propósito de que podrían mandar unidades de élite del ejército estadounidense a eliminar a los jefes de los cárteles mexicanos de la droga.
De verdad creen los duros de la 4T, que los mexicanos se levantarían en armas para enfrentar al ejército que quiere liberarlos de quienes los extorsionan, matan y desaparecen, animados por las pensiones que recibe una parte de la población. El gobierno obradorista ni siquiera podría confiar en que los cárteles del crimen organizado, con los que AMLO, Sheinbaum y Morena tiene un pacto de impunidad, se enfrentarían con los invasores que quieren liquidarlos, pues el poder de fuego de dichos invasores es superior en todos los sentidos al que tienen los facinerosos.
La belicosidad con que Claudia Sheinbaum le responde a Donald Trump, es una bravuconada de aquellos valientes solo en apariencia. Los cobardes no van a la guerra, decían en mi juventud a los que llamaban al combate. Otra frase era aquella que les decían a quienes llamaban a levantarse en armas: “Mejor levántense temprano para trabajar”.
En este tipo de mitos está fincada la soberbia que muestran los supuestamente duros de la 4T, quienes creen que los mexicanos estarían dispuestos a defender lo que ellos llaman “El proyecto de la Cuarta Transformación”, que hasta la fecha nadie sabe cuál es el proyecto que están vendiendo con las pensiones. Irse a la guerra, no es lo mismo que hacer fila para votar por un candidato. Y si no, que lo comprueben.
Tanto AMLO como Sheinbaum, están estirando la liga, esperando que corran a México del T-MEC, para de esa manera tener la justificación que durante décadas han invocado los cubanos sobre su fracaso, al decir que todas sus penalidades son producto del bloqueo estadounidense. Insisto: “Cada quien se hace tonto como Dios le da a entender”.
Nadie desea que estas bravuconadas obradoristas escalen, sobre todo porque dicho tratado comercial, le ha traído a México empleo, progreso y crecimiento económico, y de paso un mejoramiento al bienestar de los productores de la riqueza, pues los que no trabajan no tienen cómo salir de la pobreza.
Tanto López Obrador como su gerente-presidenta deben tomar en serio la situación que vive el país, con más de un tercio del territorio en manos de los delincuentes del crimen organizado. Trump es un sujeto que no debe ser ignorado, pues es el presidente de la nación económica y militarmente más poderosa del planeta. Eso lo saben hasta los bravucones rusos, quienes a pesar de ello, en casi dos años de la invasión a Ucrania, no han demostrado ser la segunda potencia mundial.
Donald Trump ha amenazado a México con la deportación masiva de migrantes ilegales mexicanos, cuyo número es superior a los cinco millones. Trump ha dicho que empezará por enviar a nuestro país a un millón de connacionales, lo que significaría un caos si son deportados, por eso el caso toma proporciones insospechadas si esto ocurriera.
También ha dicho que perseguirá en nuestro país a los narcotraficantes que llenan de fentanilo al mercado más importante del mundo: Estados Unidos. Por eso es necesario hacer una pregunta mayéutica: ¿Cuántos mexicanos estarían de acuerdo en que esto sucediera y cuántos se levantarían en armas para proteger a los facinerosos?
Política aldeana
El alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, recién rindió su tercer informe de su primer trienio de gobierno, el cual no tuvo ninguna cosa digna que informar, pues estos informes son una danza de millones, de buenos resultados, de autohalagos, aplausos hipócritas y muchos murmullos sobre lo que no se informó.
Pero aún con esta farsa política, Román Alberto ya sabe que el diputado local morenista Antonio Attolini Murra, ha amenazado con un juicio político en su contra, porque no ha querido transparentar lo que se supone tiene un tufo a corrupción, relacionado con la iluminación de las colonias de Torreón, en donde el legislador acusa de haber inflado los costos de los focos. Además, tendrá que explicar los 40 millones gastados en la Casa Nana y la controversial escultura del águila. Cuando le preguntaron a Román Alberto la razón de su negativa a informar, respondió “Porque no quiero”.
También es cierto, que este pleito tiene un objetivo: posicionarse en el imaginario colectivo como candidato a la presidencia municipal para 2027, porque es menester señalar que aunque todavía Román Alberto no comienza su segundo periodo en la alcaldía torreonense, ya tiene candidato a relevarlo, que es precisamente Antonio Attolini; lo mismo sucede con el alcalde de Saltillo Javier Díaz González, que aún no empieza su gobierno, y ya tiene un candidato morenista para cuando termine: Alberto Hurtado Vera.
Preguntas huérfanas
¿Para qué el morenista Luis Fernando Salazar inmovilizó por la espalda a su colega panista Enrique Vargas durante su altercado con Adán Augusto López: para que lo golpearan o para protegerlo?
¿Podrá el gobierno obradorista seguir diciendo que México nada tiene que ver con el fentanilo, después del mayor decomiso que se hizo de esa droga?
¿De dónde sacará Claudia Sheinbaum dinero para otorgar más pensiones, si el presupuesto federal de 2025 tiene un déficit de 1.1 billones de pesos que se convertirán en deuda pública?