El caos que vendría a EUA al no tener mano de obra latina

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Jesús M. Moreno Mejía.

“Nadie, sino un loco
cree estar siempre
en lo conveniente.”
Augusto Hare.

            El bocón y orate de Donald Trump empezó la deportación masiva que anunció desde antes de tomar posesión como presidente de los Estados Unidos de América (EUA), y de no detener dicha orden ejecutiva traerá el caos a la economía interna en importantes sectores de esa nación.

            Viene a nuestra mente la advertencia del trama de la polémica película producida en 2004, titulada “Un día sin mexicanos”, dirigida por el mexicano Sergio Arau (hijo del célebre actor Alfonso Arau), que trata la hipotética desaparición de todos los connacionales del estado de California, EUA., ocasionando un terrible desconcierto a quienes siembran y cosechan frutas y verduras, así como en restaurantes y en la construcción.

Eso mismo habrá de ocurrir ahora, no sólo en el estado de California sino en todo el vecino país, pues la mano de obra que allá se emplea corre a cargo de migrantes latinos, en su mayoría mexicanos, quienes por lo regular carecen de documentos que comprueben su estancia legal en EUA.

En el momento en que redactábamos esta colaboración, se informaba oficialmente que México recibió 4,094 deportados en la primera semana del mandato de Donald Trump, y que según la presidenta Claudia Sheinbaum la mayoría de ellos eran de origen mexicano y el resto de diversos países.

“Lo importante –declaró ella en su espacio matutino de información–, es actuar con la cabeza fría, colaborando con el gobierno del presidente Trump en la lucha contra los narcotraficantes, pero defendiendo siempre la soberanía de nuestro país y el respeto entre las naciones y los pueblos”.

Sheinbaum hizo también un llamado a la calma al resto de presidentes latinoamericanos, a raíz del conflicto verbal entre mandatario colombiano, Gustavo Petro y Donald Trump, por la negativa del primero a permitir el aterrizaje de dos aviones norteamericanos con un grupo de deportados, argumentando no habérseles respetado su dignidad de repatriados, pues regresaban encadenados de pies y manos.

Ante dicha negativa, el presidente estadounidense amenazó a Petro con imponer aranceles del 25% a los productos colombianos y aumentar las tarifas a un 50% en una semana y la suspensión de los trámites de visado para ciudadanos de ese país en caso de negarse a las nuevas reglas por él impuestas.

La misma noche del domingo 26 de enero, el gobierno colombiano cedió y aceptó los términos impuestos por Washington, atendiendo el llamado de “cabeza fría” que le recomendó Claudia Sheinbaum a través de una llamada telefónica (según trascendió extraoficialmente), a fin de superar el incidente.

La mandataria mexicana, por su parte, afirmó que ella no entraría de lleno en el conflicto diplomático, a pesar de la cercanía ideológica que mantiene con el gobierno colombiano, pues afirmó estar consciente que debe cuidar las relaciones de vecindad con la Casa Blanca y proteger la incertidumbre de más de cinco millones de mexicanos sin documentos en EUA. “Estamos obligados a tener una buena relación”, señaló.

Como complemento a lo anteriormente narrado, Petro envió un avión de la Fuerza Aérea Colombiana a EUA por los deportados rechazados, pero ya sin “esposas” en las manos ni “grilletes” en los pies, cuya acción tuvo poca difusión en periódicos y medios de comunicación en general.

Es oportuno comentar que dados los miles de detenidos en esa primera semana del gobierno de Trump, cayeron en un 50 % las obras en construcciones e industrias esenciales del vecino país del norte, ante la incertidumbre y temor de migrantes contratados.

Y es que en las redadas de inmigrantes fueron detenidos trabajadores esenciales, pese a que el gobierno yanqui señaló que sólo se aprehendería a personas peligrosas, comenzando por detenidos por delitos menores o los que aún no estuvieran sentenciados.

Algunos líderes empresariales de EUA, entre ellos ganaderos del estado de Kansas, declararon que la mano de obra migrante era esencial para ese sector y para la agricultura, señalando que deberían ser sólo los criminales violentos los deportados y no los inmigrantes que cumplen con la ley y pagan impuestos.

En fin, parafraseando lo dicho por el legendario beisbolista Yogui Berra, esto de las deportaciones de inmigrantes en EUA, “Esto no se acaba sino hasta que se acaba” o bien, como lo afirman analistas políticos que dicen conocer bien a Donald Trump, terminará cuando éste se canse o compruebe que es dañina esa orden ejecutiva para su propia nación.

Sin embargo, usted amable lector, es quien tiene una mejor opinión.

¡Hasta la próxima!