Samuel Cepeda Tovar.
Desde su arribo a la presidencia de la república, el presidente estadunidense, Donald Trump, advirtió que declararía organizaciones terroristas a los cárteles de la droga mexicanos; días después circularían noticias sobre aviones y portaaviones de guerra norteamericanos cerca de costas mexicanas, a decir de algunos conocedores, realizando labores de inteligencia contra estas células criminales que proliferan en nuestro país.
Pues bien, como parte de la orden ejecutiva firmada por el mandatario yanqui, el Departamento de Estado formalizó este miércoles 19 de febrero la orden mencionada para incluir a ocho grupos criminales latinoamericanos en la lista de organizaciones terroristas. Una vez formalizada esta iniciativa, muchas personas temen la posibilidad de una incursión del ejército estadunidense a suelo mexicano para capturar o liquidar a miembros de estas peligrosas organizaciones; sin embargo, no es así, y es que tradicionalmente, esta lista negra estaba reservada para organizaciones criminales con objetivos políticos y/o ideológicos, como Al-Qaeda o el Estado Islámico.
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Ahora, Trump, incluyó en esta lista a formaciones criminales que persiguen objetivos económicos, lucrándose con actividades ilícitas tales como el tráfico de drogas, la extorsión y la trata de personas; y las acciones contra estos grupos tienen implicaciones principalmente en suelo norteamericano como la prohibición que cualquier persona proporcione recursos a dichos grupos, además de facilitar la deportación de presuntos miembros de manera instantánea, además de la congelación de bienes y cuentas bancarias de estos grupos criminales.
La decisión ejecutiva firmada por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, señaló como organizaciones terroristas extranjeras al Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación, Cárteles Unidos, Cártel del Noreste, Cártel del Golfo, a la Nueva Familia Michoacana y a sus respectivas alianzas, en vista de que amenazan a la seguridad nacional, política pública y economía de los Estados Unidos.
Como podemos ver, no se trata de medidas que impliquen directamente intervenciones militares, sin embargo puede atraer problemas económicos que puedan reflejarse en condiciones duras por parte de los Estados Unidos hacia nuestro país a la hora de negociar acuerdos bilaterales comerciales, también, irónicamente, los Estados Unidos se vuelven cómplices de estas organizaciones delictivas al proveer tres de cada cuatro armas a estos cárteles según datos oficiales mexicanos, lo que debería tener consecuencias estratégicas que deriven en un control más preciso y riguroso de las autoridades yanquis sobre la venta de armas en su propio país.
Si bien es cierto Estados Unidos tiene presencia militar activa dentro de países en donde habitan otras organizaciones terroristas, estas naciones no son consideradas democráticas además de ser hostiles a occidente lo cual no sucede con nuestro país, por lo que una intervención militar no es posible en nuestro caso.