Oliverio Ascascius.
A veces pienso en lo que te quise,
como te quise y cuánto te quería.
Cuando amanece,
el amanecer me hace recordarte
me hace pensarte, me hace revivirte.
Y tu risa se me viene a la memoria lentamente,
y va llenando el recinto de mis recuerdos
como un sonido que crece,
como un capullo que se vuelve flor.
Recuerdo el abrazo de nuestra alegría,
más fuerte y sublime
que la lejanía del estío.
Recuerdo tus besos y tu voz
al decirme te quiero.
Recuerdo tu mundo en absoluto
como un día tu conocías el mío.
Recuerdo el ayer, el hoy y siempre,
y recordar me hace vivirte de nuevo.
Dime ahora si tú también lo recuerdas,
más si me lo dices,
dímelo sinceramente.