José Guadalupe Robledo Guerrero.
En los 7 meses y medio que lleva el sexenio de la presidenta-gerente Claudia Sheinbaum han sido asesinados más de una docena de políticos (presidentes municipales, secretarios de ayuntamiento, regidores, diputados y candidatos) y más de 250 policías. Esto me hizo recordar una anécdota periodística que viví en el gobierno de José de las Fuentes.
En abril de 1985, se denunció al Mayor Jorge Udave González, Director de Policía y Tránsito del Estado, de haber cobrado un cheque de 60 millones de pesos por dejar escapar al narcotraficante Rafael Caro Quintero. En aquel entonces, llevaba una relación amistosa con el mayor Udave desde que supe que durante los meses que duró mi crítica periodística al rector de la UAdeC, Óscar Villegas Rico, el Mayor Udave había dado instrucciones para que vigilaran mi casa y me cuidaran discretamente, cosa que nunca solicité, pero que le agradecí en su momento.

Cuando fue denunciado el Mayor Udave, fui a entrevistarlo para saber su verdad, se negó a la entrevista, pero quiso platicar conmigo, y entre otras cosas me dijo: “Créame, no estoy involucrado con el narcotráfico, me pueden acusar de otras cosas, pero no de tener relaciones con los narcotraficantes, porque sé que de esa relación uno solo puede salirse con los pies por delante”. El Mayor Udave pidió licencia a su cargo para hacerle frente a la acusación, y poco después fue exonerado y retornó a su cargo.
Lo que me dijo en aquella ocasión el Mayor Udave, me hizo pensar que algunos de estos políticos y policías abatidos por el crimen organizado, son parte de una venganza de los facinerosos contra ellos o contra el régimen al que sirven o representan. Seguramente, la entrega de 29 capos de la droga por parte del gobierno de Claudia Sheinbaum no les cayó nada bien a los cárteles a los que pertenecen, de donde viene su venganza.
En el partido Morena, que hoy sostiene al obradorato, no entendieron que de esas relaciones peligrosas e ilícitas, “solo puede salirse con los pies por delante” o con la cárcel. Hasta hoy, ese tipo de ejecuciones no ha escalado a políticos y funcionarios de alto nivel, pero eso no quiere decir que están fuera de peligro, pues la traición en el submundo del narcotráfico se paga con la vida.
Hoy los narcopolíticos que abundan en Morena, están temerosos de que los narcotraficantes extraditados a los Estados Unidos los denuncien, para que sean acusados de proteger sus actividades ilegales a cambio de dinero, del que solo se ha dicho que era para las campañas políticas, pero eso es solo una parte, falta saber cuánto dinero recibieron mensualmente, como era la costumbre en los sexenios anteriores al de López Obrador, lo que representa muchos miles de millones de pesos.
Quizás por ello, Trump señaló que la presidenta de México tenía tanto miedo que no la hacía pensar correctamente. Y es verdad, la situación en que se encuentra Claudia Sheinbaum es incómoda y riesgosa, pues nada sabe de lo que los narcotraficantes extraditados hayan dicho, pero si sabe lo mucho que pueden decir para tener beneficios. Por eso ha insistido en que el gobierno estadounidense no le informa sobre sobre los acuerdos con Ovidio Guzmán, pero no le informan porque no le tienen confianza, ya que saben que también Claudia Sheinbaum está involucrada en esas relaciones ilícitas.
Como última opción, la presidenta “científica” acusa -sin morderse la lengua- que el gobierno norteamericano está negociando con terroristas, aunque digan lo contrario, pero tampoco le hacen caso, pues ella se la ha pasado emulando a su titiritero, retando al imperio yanqui verbalmente, pero ahora que la realidad se impone, están desesperados y con mucho miedo, y deben de tenerlo pues están metidos en un gran problema.
Algo que es un hecho, es que Ovidio Guzmán ya negoció con las autoridades estadounidenses, de allí que 17 de sus parientes fueron recibidos en el país vecino, lo que supone que ya hay un acuerdo, y por lo tanto, ya dio informes sobre los políticos con los que tenían una asociación delincuencial.
No hay duda que Donald Trump quiere informes sobre los peces gordos de la política mexicana que se asociaron con los cárteles de la droga a cambio de impunidad y dinero. En eso estamos, y ya empezaron a retirar las visas, como lo hicieron con la gobernadora de Baja California, la ex panista y ahora morenista, Marina del Pilar Ávila y su esposo, a quienes el ex gobernador de aquel estado, Jaime Bonilla Valdez, denunció en el Senado por tener relaciones con narcotraficantes. Y así como ellos hay otros más en la lista.
Ante tantas evidencias y denuncias desoídas, la situación es de pronóstico reservado, nadie sabe hasta dónde llegará este gran escándalo, lo cierto es que México tiene fama internacional de tener un narco gobierno, sustentado en un narco partido y con políticos narcos, pero lo peor es que la presidenta no entiende su situación, y continúa hablándole a su clientela doméstica, creyendo que eso la puede salvar del profundo hoyo en que se encuentra. Hace poco, con la muerte de candidatos en Veracruz, solo se le ocurrió decir que “el asesinato de candidatos no han afectado el proceso electoral en Veracruz”.
Política aldeana
La izquierda latinoamericana, educada por la propaganda de la ex URSS y de Cuba, siempre exaltó a la guerrilla y al terrorismo, y simpatizó con los narcos que eran su fuente de sostenimiento. Así nació la asociación de políticos izquierdistas con el narcotráfico en el estado de Guerrero, que desde los setenta de siglo pasado, se le reconoce como un narco estado. Y ese ejemplo, con López Obrador se replicó en varios estados, entre otros: Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, etc.
Un dato más. Los guerrilleros mexicanos más famosos fueron: Genaro Vázquez Rojas que fue líder sindical del magisterio guerrerense; y Lucio Cabañas Barrientos que egresó de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
Pero la asociación de AMLO y los obradoristas con los cárteles de la droga no parece preocuparle a nadie, a pesar de los cientos de miles de asesinados, desaparecidos y secuestrados. Esperemos entonces, a ver qué se les ocurre en Washington.
Preguntas huérfanas
¿Sabía usted que el gobernador de Tamaulipas Américo Villarreal Anaya tiene la reputación de ser un narcogobernador, y que su hijo Américo Villarreal Santiago, actual delegado del Bienestar en Coahuila, es considerado el principal operador de su padre?
¿Por qué la federación sigue financiando al inacabado tren Maya, que solo recupera el 9.6% de sus gastos de operación?
¿A qué se deberá que a políticos, funcionarios y exfuncionarios coahuilenses les haya nacido la vocación por convertirse en periodistas?