Jesús M. Moreno Mejía.
“Hemos materializado el espíritu, pero es preciso espiritualizar la materia”
Eliphas Levi.
¿Estaremos preparados para un Nuevo Orden una vez que se haya domado el Covid-19, o será el principio de la autodestrucción del hombre al finalizar la pandemia que padecemos?
Lo anterior se pregunta Leonardo Boff, escritor brasileño, filósofo, profesor y ecologista, en su más reciente escrito titulado “El principio de autodestrucción y el combate a la Covid-19”.
Hace alusión a las dos bombas atómicas lanzadas a mediados del siglo pasado sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, a partir de las cuales la humanidad ha creado para sí una pesadilla de la que no ha podido librarse, pues se vive una constante realidad que amenaza la vida sobre el planeta.
Pero además, ya se han creado nuevas armas nucleares todavía más destructivas, añadiendo otras de componentes químicos y biológicas que pueden acabar con la humanidad entera, que afectaran al planeta entero, destruyendo en su conjunto todo ente vivo, incluyendo la Tierra viva, aun cuando su constitución principal sea meramente material.
Y peor todavía, dice Boff, se ha diseñado una inteligencia artificial autónoma, misma que con su algoritmo combinaría miles de millones de informaciones recogidas en todos los países, pudiendo tomar decisiones propias sin que nosotros lo intuyéramos. Incluso, eventualmente, puede penetrar en los arsenales de armas nucleares de la potencia que la creó, o de otra nación de más poder letal, creando una guerra total de destrucción.
Recuerda que la muerte puede ocurrirnos en cualquier momento, “pero parece ser que nos enseñoreamos con ella, y por ello se ha creado una expresión para nombrar esta nueva fase de la historia humana (como una verdadera era geológica), el “antropoceno”, o sea el ser humano como la gran amenaza al sistema-vida y al sistema-Tierra. El ser humano convertido el gran satán de la Tierra, que puede diezmar, como un anticristo, así mismo y a los otros, sus semejantes, y liquidar los fundamentos que sostienen la vida”, precisa Boff.
Añade que la intensidad del proceso letal es tan grande que ya se habla del “necroceno”, o sea la era de la producción en masa de la muerte, calificada también como la sexta extinción masiva de seres vivos sobre el planeta. “Ahora se ha venido acelerado irrevocablemente, dada la voluntad de dominación de la naturaleza y de sus mecanismos de agresión directa a la vida y al planeta, en función de un (constante) crecimiento ilimitado y una acumulación absurda de bienes materiales, hasta el punto de crear la sobrecarga de la Tierra”, añade en su artículo.
Y es que nuestro planeta no consigue reponer los bienes y servicios naturales que le han sido extraídos, comenzando a mostrar un proceso avanzado de degeneración a través de huracanes, tifones, descongelación de los casquetes polares, sequías, etc., así como la aparición de virus y bacterias (manipulados o mutantes) difíciles de controlar, y entre esos microorganismos el actual Coronavirus que a la fecha ha causado millones de contagiados y millares de muertos.
Tales eventos son reacciones, o puede que sean, represalias de la Tierra ante la guerra que realizamos contra ella en todos los frentes. Esa muerte en masa ocurre en la naturaleza, pues millares de especies vivas desaparecen definitivamente cada año, y en comunidades humanas, donde millones de personas pasan hambre, sed y toda clase de enfermedades.
El escritor brasileño asegura que estamos creando un camino seguro a la sepultura, pues estamos convencidos, cada vez más, que la situación de la humanidad no es sostenible a todas luces.
Perplejos (precisa Boff), hemos visto las maldades que se hacen en casi todo el mundo por parte de los poderosos, anulando los derechos de los trabajadores de no pocos países, así como internacionalizando riquezas nacionales que sostienen la soberanía de los pueblos.
Recuerda además lo que se está haciendo en la mayor parte de Europa en contra de los refugiados, rechazando su presencia en Italia e Inglaterra; peor aún en Hungría y en Polonia (que se jacta de ser una nación muy católica), que alcanza niveles de inhumanidad de gran crueldad. “Las crueles medidas adoptadas por Donald Trump, presidente de Estados Unidos de América, arrancando a los hijos de sus padres inmigrantes y colocándolos en jaulas, denotan barbarie y ausencia de todo sentido humanitario”.
“La palabra mayor y última que grita en nosotros y nos une a toda la humanidad es de solidaridad y compasión por las víctimas; es por paz y sensatez en las relaciones entre los pueblos. Las tragedias nos dan la dimensión de la inhumanidad de que somos capaces, pero también dejan surgir lo verdaderamente humano que habita en nosotros, más allá de las diferencias de etnia, ideología y religión. Lo humano en nosotros hace que podamos cuidarnos juntos, nos solidaricemos juntos, nos enjuguemos las lágrimas juntos, recemos juntos, busquemos juntos la justicia social mundial; construyamos juntos la paz y renunciemos juntos a la venganza y a todo tipo de violencia y guerra”.
Añade que las tragedias que nos golpean en lo más hondo de nuestro corazón, particularmente la pandemia viral que ha afectado a todo el planeta, nos invita a repensar los fundamentos de la convivencia humana en la nueva fase planetaria, y como cuidar la casa común, la Tierra, como pide el Papa Francisco en su encíclica integral “sobre el cuidado de la Casa Común”.
“Esta es la lección que la intrusión del virus Covid-19 nos está dando y que tenemos que incorporar en nuestros hábitos en el nuevo orden de los tiempos del pos-Coronavirus”, concluye Leonardo Boff.
¡Hasta la próxima!