José Guadalupe Robledo Guerrero.
Luego de la victoria priista del carro completo en la renovación del Congreso del Estado, los grupos políticos saltillenses se disputan la presidencia Municipal de Saltillo, debido a la creencia de que si consiguen esta posición al final del sexenio riquelmista, tienen posibilidades de obtener la candidatura al gobierno de Coahuila, tal y como lo hizo en su momento Humberto Moreira Valdés, pero no consideran que si Humberto consiguió la gubernatura, no fue porque era Alcalde de la capital de Coahuila, sino porque así lo decidió el entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez.
También hay que aclarar que Humberto Moreira amenazó con lanzarse en pos de la gubernatura de Coahuila por otro partido, si el PRI no lo hacía candidato. Esto mismo ha sucedido a últimas fechas de una manera más discreta, pues poco antes de que Yeidckol Polevnsky dejara la dirigencia de Morena, se decía que Enrique Martínez Morales y Alejandro Gutiérrez Gutiérrez andaban cabildeando para ser aceptados en el partido de López Obrador, pero a la Polevnsky no le alcanzó el tiempo para integrar a sus amigos a su partido, pues fue sustituida por Alfonso Ramírez Cuéllar y acusada de corrupción.
También se ha dicho que Jericó Abramo Masso está pensando en emigrar a otro partido para hacerse de la Presidencia Municipal de Saltillo si el PRI no considera sus aspiraciones de repetir en la alcaldía saltillense.
Otro de los aspirantes para Saltillo es José María Fraustro Siller, también integrante del grupo del ex gobernador Enrique Martínez y Martínez. Hay que recordar que Fraustro Siller fue convertido en Rector de la UAdeC por Rogelio Montemayor a la mitad de su sexenio, para tender un puente con Enrique Martínez y terminar con su pleito político ocasionado desde que Carlos Salinas de Gortari hizo gobernador a Montemayor, sin tomar en cuenta los méritos de Martínez.
Por último, se ha manejado la posibilidad de que Jaime Bueno Zertuche sea el candidato a la alcaldía saltillense, impulsado por la actual Secretaria General del PRI, Carolina Viggiano, esposa del ex gobernador Rubén Moreira Valdez, con quien Jaime Bueno colaboró en el DIF estatal.
Está claro pues, cuáles son los grupos que se disputan la Presidencia Municipal de Saltillo: el ex gobernador Enrique Martínez y Martínez quiere que el próximo alcalde saltillense sea su más cercano amigo: José María Fraustro Siller. Por su parte, dicen los que saben, el ex gobernador Humberto Moreira apoya tras bambalinas las aspiraciones de Jericó Abramo. Y a Jaime Bueno lo cobija el ex gobernador Rubén Moreira y su esposa Carolina Viggiano.
Al parecer, dicen los enterados, también el actual alcalde Manolo Jiménez está jugando, pues es posible que se quede otros tres años en la presidencia Municipal de Saltillo si las instancias electorales de la federación aprueban la segunda reelección.
La pregunta toral de esta disputa es: ¿Por cuál candidato se inclinará el gobernador Miguel Ángel Riquelme que es quien tiene la mano en la designación del candidato para Saltillo? Entonces, para qué tantos brincos, estando el suelo tan parejo.
Política aldeana
El pasado lunes 14 de diciembre murió Manuel Rodríguez Mireles, conocido como Manuelito, quien fue durante 65 años Cajero General en la Tesorería de Coahuila, hoy Secretaría de Finanzas. De Manuelito conozco una anécdota que me contó Humberto Acosta Orozco, quien fuera Tesorero en el gobierno de José de las Fuentes Rodríguez. A finales de 1981, cuando tomó posesión de la Tesorería estatal, Humberto Acosta intentó separar de su cargo a Manuelito para en su lugar nombrar a alguien de todas sus confianzas. Manuelito habló con Acosta Orozco y palabras más palabras menos, le dijo: Yo haré lo que usted diga, si ya no quiere mis servicios me voy a donde usted me mande, pero quiero aclararle que yo tengo muchos años en este puesto, y a pesar de que he trabajado con varias administraciones estatales, nunca les he dicho a los nuevos funcionarios lo que quieren saber de los anteriores gobiernos. Por lo tanto, quiero decirle, que conmigo no tendrá problemas de indiscreción. Finalmente, ante tales argumentos, Humberto Acosta Orozco, dejó en su puesto a Manuelito. Descanse en paz.
Pregunta huérfana
El presidente Luis Echeverría Álvarez durante su sexenio (1970-1976) aumentó el salario mínimo en varias ocasiones. A mitad de 1974, con motivo de la huelga obrera de Cinsa-Cifunsa, Echeverría incrementó el 20 por ciento a los salarios mínimos, para que los obreros saltillenses lograran el aumento del 40 por ciento que demandaron en su movimiento huelguístico: 20 por ciento que consiguieron con la firma del contrato y 20 por ciento del aumento presidencial. Lo grave del caso, es que el presidente Echeverría nada hizo por evitar el encarecimiento, y terminó su sexenio con una enorme inflación que hizo polvo los aumentos salariales.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lleva el mismo camino. A la fecha ha concedido tres aumentos al salario mínimo: 16 %, 20 % y recientemente el 15 por ciento, pero igual que Echeverría nada ha hecho por evitar el encarecimiento de los productos de primera necesidad, que diariamente suben de precio como la espuma.
Por eso nos preguntamos: ¿Por qué AMLO no pone límites a la inflación, para que sus aumentos no sean en vano?