José Guadalupe Robledo Guerrero.
La elección del próximo 6 de junio, además de ser la más grande por razones demográficas, el padrón electoral al día de hoy es de 94 millones 400 mil ciudadanos en edad de votar; también es la más importante de la época postrevolucionaria, porque según las dos principales fuerzas políticas enfrentadas, de los resultados electorales dependerá el camino que habrá de tomar la república, y por lo tanto el futuro de la nación.
Las dos fuerzas políticas principales, todos lo sabemos, son: por un lado, MORENA, PT, PVEM, PRP, PES; y por el otro, PRI, PAN, PRD y los aliados de ambas partes. Y aunque unos y otros tienen los mismos comportamientos en el poder, los dos bandos tienen visiones distintas de lo que debe ser el país. Hay que señalar que estas dos fuerzas tienen su origen en los partidos que existían antes de la fundación de MORENA en octubre de 2011; y por último, unos tratan de conservar el poder que ganaron el 1 de julio de 2018, y los otros tratan de recuperarlo.
Hay que señalar, que cuando se habla con personajes de ambas partes que conocen el tema, todos insisten en que ganarán la elección del 6 de junio, porque en campaña el que diga que perderá, está fuera de la contienda. Lo cierto es que en política nada está escrito, aunque lo digan las encuestas, pues en los dos meses que faltan para la elección puede suceder alguna cosa que influya en la preferencia electoral de los votantes.
También es verdad que los principales contendientes insisten en asegurar que su proyecto de país es mejor que el que tienen sus adversarios, pero los que se dedican a estudiar estos temas, no han podido encontrar estos proyectos de país, a lo más que han llegado es a visualizar los comportamientos de ambos en el poder: unos, sin haber terminado con la corrupción, regalan el dinero de los impuestos recaudados entre los contribuyentes cautivos; y los otros, con una gran corrupción se dedicaron a vender las riquezas nacionales.
Pero el marco de las elecciones “más grandes e importantes”, además de contaminado por el Covid-19 y sus consecuencias, también está contaminado por la corrupción, la violencia de la delincuencia que al parecer tiene carta abierta para actuar, la división de los mexicanos creada por el mismo presidente que tiene la obligación de mantener unida a la nación, más en estos momentos críticos; y muchos otros problemas nacionales de grandes magnitudes.
Con este nada deseable escenario ¿qué podemos esperar de la elección del 6 de junio?
Lo más importante, es que desde hace días, el INE a quien le corresponde garantizar la limpieza y legalidad de las elecciones, fue descalificado desde la Mañanera por Andrés Manuel López Obrador; por lo tanto, solo una conclusión sale a flote: si ganarán las elecciones de diputados federales los contrarios a MORENA, seguramente el presidente descalificaría los resultados y acusaría al INE de fraude, y esto no es especulación, existen muchas evidencias que permiten concluir de esta manera.
En cambio, si MORENA obtiene el triunfo de sus candidatos a diputados federales, el país seguirá el camino que hasta ahora ha seguido el presidente López Obrador: regalando dinero en lugar de empleos, cogobernando con las fuerzas armadas, dejando hacer y deshacer al crimen organizado, mendigando vacunas, utilizando el erario discrecionalmente sin transparencia ni controles, y llevando a México, la 16 economía mundial, a la situación de un país bananero.
Sin embargo, hay que decirlo, son muy pocos los mexicanos a los que les preocupan que el país se le está yendo de las manos al actual gobierno, la inmensa mayoría de los políticos se encuentra callado, lo mismo pasa con los empresarios, las iglesias, los obreros, los campesinos.
Ojalá pronto haya cordura y claridad, y encontremos un mejor camino para la patria, porque no tenemos otra…