Rafael Aguilar Olmos, narra el fracaso de Madero en ciudad Porfirio Díaz

0
572

Rigoberto Losoya Reyes.

Rafael Aguilar Olmos, formaba parte de la comitiva que acompañó a don Francisco I. Madero el 20 de noviembre de 1910 cuando se pretendía estallar la revolución en Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras). En esta obra narra las causas particulares de cómo fue traicionado Madero por un individuo de apellido Bustamante residente en Eagle Pass, Texas, el hombre de confianza de Madero, responsable de haber reclutado gente de Ciudad Porfirio Díaz, el engaño de este hombre motivó a Rafael Aguilar, querer fusilarlo, si llegaban a tomar la plaza.  Aguilar era el responsable de las operaciones militares y tenía a sus órdenes a los señores oficiales: Arturo Lazo de la Vega, Onésimo Espinosa y Francisco Flores. Aguilar narra:

Rafael Aguilar Olmos.

“Cuando yo dictaba las últimas disposiciones para el ataque del día 20, me contestó Bustamante que no podían hacer lo que yo ordenaba, porque si bien era cierto que los 300 maestranceros estaban dispuestos, y tanto que habían estado recibiendo dinero para su sostenimiento, no podían salir de sus casas, sino que una vez que entráramos nosotros a la Ciudad, ellos harían fuego desde sus respectivas habitaciones. En vista de este incidente que me dio la medida de la clase de individuos con quienes se nos había recomendado, decidí que mis compañeros quedaran en libertad de entrar o no a Porfirio Díaz”. A las 8 de la mañana del día 20 llegábamos a las riberas del Bravo frente a unos islotes que hacen que a este lugar se le denomine «Las Islas.» para esperar a don Catarino Benavides. Hasta cerca de las cuatro y media de la tarde llegó el señor don Catarino Benavides acompañado de diez hombres, solamente con pistola; todos con una escasa dotación de cartuchos.  El señor Benavides explicó a su manera la falta de cumplimiento de la gente, aquellos hombres, que tenían todo el aspecto de sinceros, acusaban al «tío Catarino» como responsable del fracaso que acabábamos de presenciar.

El señor Madero se regresó a San Antonio, Texas muy decepcionado por haber sido engañado por gente a quien les había dado toda su confianza.