El muralismo en México

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Fernando Rangel de León.

En 2022, se cumplirán cien años del inicio del muralismo en México, movimiento artístico que llevó la pintura a la calle, a las paredes, a los edificios públicos, a las universidades, y en una palabra, a los lugares y sitios a los que toda la gente puede tener acceso para admirar esas obras de arte.

El muralismo fue impulsado por la Secretaría de Educación Pública, creada en 1921, por el Presidente Álvaro Obregón, y que encabezó el maestro de América, José Vasconcelos; y aunque se dice que se inició en ese año, el dato preciso es que empezó en 1922.

Antes del muralismo el arte pictórico era un privilegio solo para unos cuantos que podían comprar valiosos cuadros de pintura que colgaban en las paredes de sus residencias, para presumirlas a sus invitados, quienes eran los únicos que podían admirarlas; y que coleccionaban como parte de sus grandes fortunas.

Por eso fue un gran acierto del soviet que al triunfo de la Revolución de Octubre de 1917, en Rusia, el gobierno confiscó las valiosas pinturas y demás obras de arte carísimas  que los beneficiarios de los zares tenían en sus residencias; y con todas ellas el Estado socialista inmediatamente creó  40 o 50 museos en Moscú,  en donde las exhibieron para que todo el público las admirara; de lo cual dio testimonio magistralmente el gran escritor austriaco Stefan Zweig, en su magnífico libro Tiempo y Mundo.

El también ex rector de la UNAM y ex candidato Presidencial Vasconcelos, invitó a los artistas jóvenes que pintaran en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, Antiguo Colegio de San Ildefonso, imágenes prehispánicas, de la Independencia, de la Revolución, y del progreso de México, destacando como los más grandes muralistas: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

 De Rivera son famosos los murales en Palacio Nacional, en el Estadio Olímpico Universitario de Ciudad Universitaria de la UNAM, y en el Centro Rockefeller, en Nueva York, entre otros lugares; de Siqueiros, es famoso el que pintó en el lado sur de la Torre de Rectoría de la Ciudad Universitaria, intitulado “El pueblo a la Universidad, la Universidad al pueblo”; y “La Marcha de la Humanidad” en El Polyforum  Siqueiros, en el Hotel de la Ciudad de México, y en otros lugares; y de Orozco, son famosos los frescos del Hospicio Cabañas, en Guadalajara, Jalisco, y en otros lugares.

El muralismo de México, fue producto de la tercera transformación de nuestro país y constituyó un ejemplo para todo el mundo; para llevar el arte pictórico a las calles, a las masas, a los desposeídos, a los que no podían comprar cuadros de pinturas para sus casas; además de la estética los murales llevan un mensaje social a la colectividad, que la ayudan a conocer las causas de la desigualdad y sugieren las medidas para desaparecerla.

Por eso los conservadores de la época que se sintieron afectados se opusieron al muralismo de México, al que tildaban de subversivo, por todos los medios de comunicación a su alcance; sin que afortunadamente detuvieran la obra muralista de su gran triada: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco; porque como pintó en un mural el segundo de ellos la obra denominada “La Marcha de la Humanidad”, al progreso social nadie ni nada lo detiene.