Samuel Cepeda Tovar.
Uno de los elementos químicos utilizados con frecuencia en el campo es el glifosato, se trata de un líquido que en la jerga campirana lo llaman “secante”, es decir, seca las plantas para evitar que crezcan; este químico es utilizado por autoridades para rociar desde aviones campos de siembra de mariguana, por ejemplo, como parte de estrategias para golpear carteles de la droga; y a nivel micro, algunos agricultores lo utilizan para eliminar la maleza y hierba que afecta cultivos, sin embargo sus efectos cancerígenos para el ser humano han sido motivo de debates sobre el uso de este producto a grado tal que el gobierno actual ha comenzado a limitar su venta.
Hasta aquí pareciera que el gobierno de AMLO ha tomado una buena medida, sin embargo, ha desatado parte de un problema comercial trinacional, pues hay cláusulas dentro del acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá que están conculcadas por la decisión presidencial en una investigación-denuncia llevada a cabo por el Senado de los Estados Unidos, acusando a nuestro país de violar el acuerdo comercial en donde el glifosato es permitido comercialmente por los Estados Unidos.
En el Reporte de Barreras al Comercio elaborado por el Senado, se da cuenta de 12 violaciones entre ellas, además del glifosato, se encuentra la reforma laboral por el tema del trabajo forzado en el campo en nuestro país, el acceso a productos transgénicos extranjeros, la idea de que reduzcamos la ingesta de productos chatarra provenientes de los Estados Unidos también es un problema que denuncian los “gringos”, así mismo el apoyo que el presidente le da a las empresas productivas del Estado (Pemex, CFE) en detrimento de la competencia de empresas estadunidenses, también en temas sustentables como la pesca, permisos para el acceso a productos farmacéuticos y otros temas han puesto en pugna este acuerdo que sin duda es sumamente significativo para nuestra economía, pues se estima que el acuerdo comercial contribuye porcentualmente al crecimiento de nuestra economía en cuanto a la Inversión Extranjera Directa (IED) y remesas que alcanzan cifras de más de 40 mil millones de dólares.
No se trata de un asunto menor, sin embargo, la resolución a este problema es la puesta en marcha de paneles de discusión binacionales para resolver las pugnas, cabe mencionar que ya se han realizado varios paneles para dirimir conflictos todos en beneficio de los Estados Unidos, pues organismos como la Organización Mundial de Comercio (OMC) no tiene atribuciones en este tipo de acuerdos entre naciones.
Más que barreras, se trata del incumplimiento de nuestro país sobre cláusulas específicas, y dudo mucho que sean por ignorancia de éstas, pues el T-MEC tuvo meses de discusión como para aducir desconocimiento sobre las implicaciones del mismo, lo que pudo ser fue un severo caso de ceguera intencional para acelerar la puesta en marcha y no interrumpir el comercio, para pasado el tiempo comenzar a reaccionar violando acuerdos que al final terminamos perdiendo en paneles resolutivos.
Si sabemos que el glifosato, por ejemplo, es dañino, para qué aceptarlo y en el trayecto decir que siempre no. No solo es absurdo, sino denota la falta de profesionalismo de nuestras autoridades en negociaciones tan importantes como lo son los acuerdos comerciales.