URUMEX-MEXURU

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Lic. Simón Álvarez Franco.

            El ASILO DIPLOMATICO está legalizado en la mayoría de los países del mundo, como en México que han firmado los acuerdos internacionales respectivos como se declara en las actas de la X Conferencia Internacional Americana realizada en Caracas, Venezuela en marzo de 1954.

            Para entender la situación mundial actual, en que la guerra declarada por Rusia invadiendo a su vecina Ucrania, de donde han salido en éxodo casi dos millones de personas en busca de asilo en países cercanos o lejanos para cuidar su vida. He hecho memoria de un distinguido Maestro Uruguayo, OTTO NIEMANN, quien a la edad de 19 años huyó de su país para asilarse en Uruguay perseguido por aquel gobierno y buscando terminar su carrera magisterial, lo cual logró en su país de adopción. Perseguido político por sus aficiones políticas de lograr una educación liberal, formuló la postulación de la Nueva Escuela, libertaria y democrática, en la cual se daría la instrucción a través del trabajo manual y no teórico, fundando así la Nueva escuela. Sus ideas izquierdistas y liberales encontraron eco no sólo en Uruguay donde escaló puestos hasta llegar a ser el representante internacional del magisterio latinoamericano. Este maestro nació en 1888 y murió en 1990.

            José Santos Valdés (1905-1990) en nuestro país hizo suyos los postulados de Niemann a quien conoció allá por 1930 en un Congreso Internacional Americano en el Distrito Federal, amistad epistolar que se prolongó hasta la muerte de Niemann y cuyas ideas recíprocamente fueron intercambiadas entre ambos maestros. En el caso del profesor Valdés, creó las escuelas Normales Rurales en las que hasta su fallecimiento dotó de rumbos democráticos y de auto gestión a dichos institutos, lo que le valió agresiones políticas que varias veces le atacaron tratando de hacer lo posible para que sus ideas no molestaran a los políticos, dando lugar no sólo a persecuciones y molestias económicas y físicas, así hoy se le considera Hombre Ilustre de México y el Congreso Nacional ha decidido llevar sus restos mortales a la Rotonda de Hombres Ilustres en el Panteón de Dolores de la capital mexicana.

OTTO NIEMANN

            Y va de historia. ¿Por qué inicio con estos dos personajes mi colaboración periodística?

            Otto Niemann tuvo dos hijos, Febo y Alba, al morir el Maestro, su hija preparó el cuerpo para la inhumación y al ponerle el saco, encontró en el bolsillo un sobre cerrado dirigido a Santos Valdés en Cd. Lerdo. Doña Alba había seguido los pasos de su padre en la Escuela Novaescolar, distinguiéndose por sus credo democrático y liberal. Doña Alba envió la carta a Santos Valdés, continuando varios años la comunicación epistolar. Así cuando contraje matrimonio con Lucrecia la hija de los Valdés González, adquirí una “tía” adoptiva, a doña Alba y su familia, sus hijos Raúl Otto y Albita, sintiendo cercana su presencia. A la que agregamos además a la maestra Lucy Leyter Niemann, sobrina de doña Alba.

            Y continúo la historia; Vine a la Laguna a contraer matrimonio, mi futura esposa me telefoneó al entonces flamante Hotel Río Nazas (siempre me han gustado los buenos hoteles) para avisarme que en ese mismo lugar se hospedaba Lucy Leyter, uruguaya que venía invitada a la ceremonia, para que procurarla atenderla ya que no conocía a nadie en la Comarca, Era junio 8 de 1960 (si la memoria no me falla) así que en la mañana del gran día, invité a Lucy a desayunar en el amplio y elegante comedor del hotel, estableciendo con ella inmediata amistad, pues era una mujer de mediana edad, con una amplia cultura y vocabulario fluido y agradable.

            Así las cosas, la amistad epistolar pasó de don José Santos a Lucrecia y a mí, de vez en cuando nos carteamos con la familia uruguaya a quienes físicamente no conocíamos.

            Pasó el tiempo, y nuestro país creció en economía y progreso, y nosotros en estudios y empleos, por lo que nos radicamos en el Distrito Federal donde mi esposa me apoyó para que yo terminara mis estudios de Relaciones Industriales en la Ibero, claro que esa es otra historia. En algún momento de 1973 en Uruguay un Golpe de Estado destruyó la democracia y principió la cacería de todo aquel individuo que criticara al nuevo régimen o fuera sospechoso de

tendencias izquierdistas. La familia Niemann y sus allegados fueron de los primeros hostigados. Curiosamente nos enteramos mi esposa y yo de tan tristes noticias en un paseo que por aquel entonces hacíamos por el país de las mil islas, Suecia, una mañana que hacíamos excursión en sus bellos canales, escuchamos a una pareja en los asientos de un pequeño lanchón en que recorríamos las islas cercanas hablando en un español con notorio acento sudamericano, de acuerdo con mi costumbre de hablar con gente desconocida, los abordé, preguntándoles cortésmente por su origen ya que sus palabras tenían un acento uruguayo, y no me equivoqué, resultaron ser turistas en viaje de bodas, efectivamente de aquel país, entrando en conversación me preguntaron cómo es que yo empleaba palabras que coincidían con su acento, sobre todo cuando les dije que teníamos amigos Orientalistas de origen, que considerábamos como de nuestra familia. Apenas pronuncié “la república Oriental del Uruguay” para referirme a su capital y quizá la palabra “pavada” para referirme a algo, sin importancia, su cordialidad se animó a nuestro favor entrando en una franca camaradería. Ya cuando mencioné el apellido Niemann se interesaron más en la charla, indicándonos que ellos habían estudiado en escuelas con el método impuesto por don Otto, indicándonos que en ese momento la familia del gran educador se encontraba detenida en una prisión gubernamental, dados sus antecedentes políticos. Eso nos hizo investigar a nuestro regreso por la situación de nuestros amigos, recurrimos a varias instancias sin lograr resultado alguno.

Por esos días vivíamos en la Unidad Nonoalco-Taltelolco en un departamento de tres recámaras, grande y lujoso, cuando un día, debía de ser sábado porque me encontraba descansando, cuando sonó el timbre y Lucrecia fué a abrir la puerta, sorprendida al ver que era una señora de edad, alta, cara redonda y rubicunda con una espléndida sonrisa que iluminaba su rostro, diciendo alegremente: ¡soy tu tía Alba del Uruguay que viene a saludarlos!

La sorpresa tan grande y emotiva que nos dio facilitó su charla amable y alegre, lo cual pasó a ser una larga historia de sus desvelos y tragedias que había pasado la familia Niemann desde su detención, posteriormente cómo se asilaron en la Embajada  mexicana y cómo había conseguido gracias al Lic. Vicente Muñiz Arroyo embajador nuestro quien les otorgó asilo diplomático en el Consulado, no sólo a ellos sino también a muchas familias más con niños y adolescentes hasta llegar a amparar a 400 seres en su propia casa mientras hacía trámites para conseguirles salvoconductos y pasaportes hacia México. Este embajador ocupó tal puesto desde 1972 hasta 1977, erigiéndole el pueblo una estatua en el parque frente al Consulado cuando su país regresó a la democracia.

            La “tía Alba” llegó a México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, sólo con la ropa que traía puesta, sin equipaje y sin dinero.

            A pregunta mía acerca de cómo había dado con nosotros, nos contestó que la Secretaría de Relaciones había ubicado a muchas familias junto con ella y don Pacho (nunca supe el nombre) su esposo, en un hotel ubicado en Paseo de la Reforma y Parque Vía, donde ella sobrevivía organizando a los niños de esas familias y dándoles clases para que continuaran sus estudios.

            Cuando fueron aprehendidos, ella era la Presidente Municipal de la Provincia de Canelones, distante 100 kilómetros de Montevideo y famosa por sus balnearios, playas y por la Camerata Punta del Este original de ese lugar. Imaginemos a esta hermosa señora y su familia, intelectuales destacados que en un día perdieron no sólo su modo de vivir acomodado sino a su patria tan querida y al resto de su familia, ahora ellos convertidos en asilados y ella recibiendo dos pesos mexicanos semanales que le pagaban los padres de familia. . . a la semana por atender e instruir a sus hijos mientras ellos buscaban empleo en tierras extrañas.

            Nos contó: “como  yo sabía que Simón era ejecutivo de un Banco en la Capital, me puse las sandalias con que me escapé de la Embajada y me puse a recorrer todos los Bancos cercanos a mi hospedaje, hasta que ya cansada, tuve la suerte que en una sucursal Bancomer, una cajera creyó recordar tu nombre y me aconsejó me dirigiera a la oficina ded Recursos Humanos de dicho Banco, ubicada en un lugar no muy alejado del Zócalo, gracias a esa muchacha y a las indicaciones que anoté en una ficha bancaria, me presenté ante un licenciado de apellido Ruelas, quien me indicó ser compadre de Lucrecia y Simón y me dio las señas de su domicilio, y aquí estoy, sin más vestido que lo que traigo puesto y sin un centavo, pero lo que importa es que ya me siento rodeada de mi familia al encontrarlos a ustedes”.

            Desde luego que la asilamos con nosotros y después pasó unos meses en Cd. Lerdo con la familia Valdés. Una mujer capaz de forjarse una nueva vida para ella y su esposo. Como ya para esa época me había titulado en Relaciones Industriales, me dedicaba a dar Capacitación en el Banco y otras empresas, viendo su interés en lo magisterial, le regalé varias series de dibujos y diapositivas fotográficas con las que me ayudaba a dar Cursos de Administración, Calidad, etc., etc. Herramientas que le fueron útiles a su regreso al D. F. para dar sus clases. Don Pacho no podía viajar por sufrir un mal cardiaco, ella se hizo vivir gracias a su carisma y educación, mientras tanto su hijo Raúl Otto Legnani Niemann continuaba en una mazmorra en Montevideo.

            Su hijo logró que nuestro Embajador negociara con las autoridades en el poder una “licencia” para viajar a México a visitar a su padre enfermo, las autoridades en el poder exigieron que en su lugar quedara preso su tío, hermano de doña Alba, gracias a ese gesto familiar Raúl pudo vivir con sus padres un tiempo antes de la muerte de don Pacho.

            A continuación copio dos párrafos de un mail que fue la forma en que pude relocalizar a esta familia:

            El 30 de septiembre de 2013 recibí este recado de Raúl “Estimado Simón: Es una alegría inmensa volver a saber de ustedes. Como verás mi correo electrónico expresa el inmenso cariño que siempre sentimos por ustedes y por todo México que se expresa en el Urumex. Somos muchos uruguayos que nos definimos así.

El impacto fue inmenso y sorpresivo en tanto un urumex como yo descubrió que hay mexurus y que los asilados políticos dejamos huellas afectivas profundas en la tierra de Benito Juárez.

Con lágrimas en los ojos, con el pecho apretado al borde de su explosión, recuerdo los detalles del nacimiento de mis dos hijos y la muerte de mi padre (preso político con “licencia” en el DF), mientras me explicaba cómo le había reventado la aorta en tanto los dos mirábamos y disfrutábamos, en esa noche, la magia del volcán “La Mujer Dormida”, iluminando su falda por las casitas de los más pobres.

De inmediato recordé a José Santos Valdés y a su familia, que en fondo de su casa tenían una biblioteca con las caras de Fidel Castro de mi abuelo materno, Otto Niemann, que había sido dirigente de los maestros latinoamericanos. Pasó por mí, la cara de Vicente Muñiz Arroyo, el embajador que nos asiló y que nos salvó de la muerte o del dolor de las torturas”.

A un mensaje mío que decía: Raúl: Me quedo asombrado por la humildad de José Mujica, sólo dime una cosa ¿es cierto lo que dicen estos links?  ¿Realmente tu presidente y su esposa viven así?

Me contestó: Sí, es verdad, Pepe, así le decimos, tiene una chacra (terreno donde planta verduras) Yo tengo una buena relación con él. Es un tipo muy particular, pero también muy uruguayo. Un abrazo, Raúl”.

Su último mensaje fue el 28 de octubre de 2013: “Simón y Lucrecia, no me he olvidado de ustedes, pero no he correspondido. Tengo desde hace días una tendinitis en el brazo derecho, que me impide escribir. La culpa es de la computadora, particularmente del ratón.”

            Llegó todo lo de ustedes y nos emocionó. Particularmente la foto de la familia. Escuchamos la música, pero no nos animamos a escuchar a mamá. Ya lo haremos. Si esto no termina en una intervención quirúrgica les escribo pronto. Los queremos mucho, Raúl Legnani.

Fue su última comunicación, se refería a grabaciones que en casetes nos hacía doña Alba tanto desde México como de Uruguay, yo grabé un CD con dichas cartas y se los envié como recuerdo. Mi último amigo Urumex, murió dos meses después. Durante mis frecuentes viajes de trabajo al D. F. tuve la oportunidad que Raúl me presentara con Zitarrosa, autor y cantante uruguayo con quien nos juntamos varias veces en la casa de doña Alba en México, sita en la calle de Berlín de la Zona Rosa, en un próximo artículo hablaré a ustedes de Zitarrosa y su trayectoria.

            Es por esta razón, por haber asilado en nuestras casas a una familia extranjera que huía de las masacres que me duele como debe dolernos a todos los mexicanos la mala suerte de Ucrania, país que conocimos bastante mi esposa y yo, país de gente de bien que no merece ser enfrentada a la miseria y la huida o a la muerte.