Ya lo perdimos

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Alguna vez le pregunté a Óscar Flores Tapia ¿Qué tiene la silla gubernamental que todos los que se sientan en ella enloquecen?, y el exgobernador contestó: ¿Sabes cuántas personas te dicen diariamente que eres el mejor gobernante que han tenido en toda la historia? Y eso qué, lo cuestioné. “Pues terminas por creerlo” fue su respuesta.

Esto viene a colación, por lo que aseveró el presidente López Obrador en la mañanera del viernes 8 de abril, cuando informó que iría a una gira por las Islas Marías, para supervisar que dicho lugar se había transformado en un nicho ecológico-turístico, y advirtió sin ningún pudor: “Ya ven que cuando se es Mesías se puede cambiar el color del mar y se pueden convertir infiernos en paraísos. ¿Saben quién es el que puede cambiar todo eso? El pueblo, la voz del pueblo sí es la voz de Dios”.

Seguramente, a López Obrador le sucedió lo mismo que argumentaba Flores Tapia: se han pitorreado tanto sus adversarios diciendo que es el Mesías, que terminó por creérselo al igual que los fanáticos y oportunistas que lo rodean, por lo que ahora si podrá echar la culpa a los neoliberales, aspiracionistas y “enemigos de la Patria” por asumirse como Redentor.

Frente a estos exabruptos del poder, no se encuentra ninguna diferencia entre Nicolás Maduro, el dictadorcillo de Venezuela, que aseguró que a través de un pajarito había entablado plática con su finado exjefe Hugo Chávez, y quien años después mandó hacer un reportaje publicitario donde le hablaba a un borrico sobre lo trascendente que era gobernar para el pueblo, siguiendo las instrucciones de su exjefe muerto, al que sirvió como chofer y luego le heredó el poder presidencial.

Por otro lado, su auto calificación como Mesías, hizo entender por qué días antes, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió que no fueran diez años los que tuvieran que pasar, para que algún funcionario pudiera trabajar para una empresa privada, sino tres años. Al no gustarle que la SCJN contrariara sus órdenes espetó: “No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”, lo que indica que la ley superior es la de él, porque “La voz del pueblo, es la ley de Dios”, y nadie debe poner en duda que AMLO es el pueblo, la patria y por lo tanto la divinidad que habla.

Repetir las ocurrencias de López Obrador, sus pleitos diarios no solo contra los mexicanos que se resisten a su divinidad y a los periodistas que critican sus errores y corruptelas, sino también sus enfrentamientos con los parlamentarios europeos, con España, Estados Unidos, Canadá, Panamá, la organización Mundial de la Salud, los senadores estadounidenses, la ONU y otros poderes a nivel internacional, parece ocioso, pero ahora son explicativos, si se considera seriamente en que AMLO es el Mesías.

Lo cierto, es que AMLO no solo es un presidente de la república, elegido por el voto de los mexicanos, sino el Mesías, por eso debemos considerar que ya perdimos a López Obrador, y debemos saber que la cordura humana no habita en el Palacio Nacional. Pero hay que esperar quien está más cerca de Dios entre Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega, Kim Jong-un, Vladímir Putin o AMLO.

A esta situación kafkiana nos ha llevado la oportunista, simuladora y farsante partidocracia que domina el escenario de la política a la mexicana. ¡Que Dios nos agarre confesados!

Política aldeana

Ante la urgente necesidad de agua que sufren los regiomontanos por la sequía y desecación de sus presas, el gobernador Samuel García les sugirió a los regiomontanos que ya no se bañaran dos veces al día, sino solo una; y los exhortó a llenar las albercas para enfrentar la sequía. El internet no da para más.

Por lo tanto, los regiomontanos jodidos que son los que principalmente sufren la sequía y los recortes al suministro del agua, deberán atender la sugerencia de su gobernador, bañándose solo una vez al día y apresurándose a llenar sus albercas. ¡Cuánta estulticia!

Preguntas huérfanas

¿Será cierto que el exgobernador Humberto Moreira Valdés discutió fuertemente con el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, porque apoya en Hidalgo a su cuñada Carolina Viggiano?

¿Será verdad que la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la Ley de la Industria Eléctrica de AMLO que quedó en 7 votos en contra y 4 en favor, dejó a la dichosa ley en la incertidumbre, pues de acuerdo a los resultados no es constitucional, pero tampoco es anticonstitucional?

¿Será necesario entonces que la contrarreforma eléctrica que AMLO envió al Congreso de la Unión sea discutida en la Cámara de Diputados el domingo de resurección como se tiene contemplado?