Lito en el banquillo de los acusados

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

El pasado 22 de junio, la clase alta, la media alta y la clase política de nuestra tranquila y desmemoriada ciudad se vio de repente inmersa en cuchicheos, debido a la noticia de que Ismael Eugenio Ramos Flores “Lito”, exSecretario de Finanzas del gobierno de Rubén Moreira Valdez, fue llevado ante la justicia federal y vinculado a proceso por un presunto desvío de 475 millones de pesos del Fondo de Fortalecimiento Financiero (Fortafin), acusado de peculado y uso ilícito de atribuciones y facultades.

Nuevamente, otro de los juniors saltillenses (ahora sesentones), es acusado de malos manejos, por su ambición y proclividad a realizar acciones ilícitas, tal y como lo hicieron en su momento Jorge Torres López y Alejandro Gutiérrez Gutiérrez “La Coneja”. Lo raro de estos casos, es que ninguno de estos personajes tenía necesidades apremiantes para involucrarse en dichos actos, pues además de la notabilidad de sus familias, contaban con lo suficiente para manejarse con honestidad.

A propósito de Lito Ramos, recuerdo una anécdota que viví en 1999, antes de las elecciones en que fueron electos Enrique Martínez y Martínez como gobernador, y Óscar Pimentel González como alcalde de Saltillo.

Ismael Eugenio Ramos Flores “Lito”, exSecretario de Finanzas del gobierno de Rubén Moreira Valdez

En aquella ocasión, Jorge Masso Masso me invitó a una cena de varias decenas de comensales, que luego supe era para promocionar a Pimentel. Me tocó compartir la mesa con dos conocidos, los padres de Lito: Ismael Ramos Martínez y Esther Flores (ambos fallecidos).

Durante la cena, Ismael Ramos se la pasó hablando en contra de Pimentel, luego me percaté que la animadversión contra el candidato priista, se debía a que creía que el nuevo alcalde despediría a su hijo Lito, quien trabajaba en la Presidencia Municipal desde que “El Cabal” Carlos de la Peña Ramos fue alcalde de Saltillo en 1985.

La malquerencia de Ismael Ramos terminó, cuando Óscar Pimentel mantuvo como director de Egresos a Lito, cargo que ocupó con el priista Miguel Arizpe y el panista Manuel López Villarreal. Al finalizar el trienio municipal de Pimentel, el ahora acusado se quedó en la alcaldía con Humberto Moreira Valdés, pues ya había pasado la prueba de lealtad y silencio. Con Humberto, Lito Ramos comenzó a disfrutar los mejores años de su “carrera delictiva” como él solía decirlo en broma.

Con Humberto Moreira tendría cargos municipales de primer nivel: Tesorero y alcalde interino, fue desde entonces que en los corrillos políticos le pusieron el apodo de “tapadera”, por ser cómplice y maquillador de las cuentas oficiales. Luego como gobernador, Humberto nombró a Lito secretario de la Función Pública, pues se destacó en ocultar la rapiña oficial.

Posteriormente, brincó al gobierno de Rubén Moreira como secretario de Finanzas. Junto con Lito, su cuñado Jesús Ochoa Galindo, vivió también días felices, después de desempeñarse como Rector de la UAdeC lo habilitaron como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, secretario de Educación Pública y secretario de Finanzas. Es menester apuntar, que en los latrocinios oficiales, siempre están involucrados los tesoreros estatales, los que manejan el erario.

Por cierto, alguna vez que critiqué en uno de mis comentarios periodísticos a Lito, uno de sus amigos me señaló que además de simpático era inofensivo. Hoy seguramente aquel defensor de lo indefendible, tendrá claro que en los asuntos de corrupción, nadie es inofensivo, por muy simpático que sea.

Seguramente los que conocen a Lito Ramos Flores, saben que se encuentra sumamente preocupado, listo para decir lo que sabe y que seguramente tiene todo anotado. También es verdad, dicen algunos observadores, que la denuncia en contra del ex secretario de Finanzas de Rubén Moreira, llega por razones políticas más que por hacer imperar la ley y la justicia; sin embargo, dicen otros, por algo se empieza.

En este caso hay otros involucrados, la investigación de la Fiscalía Anticorrupción de la FGR también incluye a Antonio Zerón Puga y Nazario Salvador Iga Torre, quienes se desempeñaron en la misma Secretaría como director general y director de Adquisiciones, respectivamente.

La pregunta es: ¿Hasta dónde llegará la justicia contra Lito Ramos? ¿Hasta las últimas consecuencias legales o hasta que se llegue a un acuerdo político?

Política aldeana

En los corrillos políticos de la región lagunera se especula que el Simas de Torreón está próximo a ser privatizado tal y como sucedió con el Simas de Saltillo, e igual que en nuestra ciudad se insiste en que el deterioro de la red de distribución permite que un alto porcentaje del vital líquido se desperdicie por lo dañado de la tubería. Nada más falta que se diga que el Simas de Torreón es incapaz de cobrarle a los usuarios, para que el proceso de la privatización sea semejante al de Saltillo. El negocio es atractivo para Aguas de Barcelona o cualquier empresa privada que comercialice el agua, más ahora que -según se dice- el programa federal “Agua saludable para la Laguna” lleva un notable avance.

Preguntas huérfanas

¿Sabía usted que en la contienda electoral entre el PRI y Morena se encuentran un millón doscientos mil votos (el 60 por ciento del padrón electoral de Coahuila) que habrán de disputarse los partidos en 2023?

¿Será cierto que el expanista ahora morenista Luis Fernando Salazar Fernández cuenta con el apoyo de Mario Delgado Carrillo para conseguir la candidatura de Morena al gobierno de Coahuila?

¿Por qué el presidente López Obrador insiste en su estrategia de seguridad, a pesar de que hasta ahora no ha dado los resultados esperados?