Leon Felipe, visita, permanencia y labor literaria en la Laguna (1)

0
504

Lic. Simón Álvarez Franco.

Entrevista al C. P. Juan Manuel López Reyes, autor y editor de España y El Viento, obra de León Felipe que no se encontraba en sus Obras Completas hasta que en 1993 su albacea y escritor republicano español Alejandro Finisterre, sacó a la luz el manuscrito para festejar los 25 años del fallecimiento de León Felipe. Hoy toda su obra se ha conservado en el Archivo Histórico Provincial de Zamora, España.

León Felipe Camino Galicia de la Rosa

            León Felipe Camino Galicia de la Rosa más conocido como León Felipe (1884-1968) murió en México D. F. el 18 de septiembre de 1968. Nació en Tábara /Zamora, España el 11 de abril de 1884. Llegó a nuestro país por primera vez a principios de 1823 procedente de Cádiz, en el navío Colón y desembarcó en Veracruz, Ver. Se trasladó a la capital del país provisto de una carta de presentación de Alfonso Reyes para Pedro Henríquez Ureña, director por aquel entonces de la Escuela de Verano de la UNAM, quien lo presentó a don Antonio Caso y José Vasconcelos, entre ellos le proporcionaron un par de cátedras en la Escuela de Verano.

Sé todos los cuentos

Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto
Y he visto:
Que la cuna del hombre la mecen con cuentos. . .
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos. . .
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos . . .
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos . . .
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos . . .y sé todos los cuentos.                

             Escribió además: La Insignia (1936), El Payaso de las Bofetadas (1938), Pescador de Caña (1938), El Hacha (1939), Español del Éxodo y el Llanto (1939), Ganarás la Luz (1943), España e Hispanidad) (1947), Llamadme Publicano (1950), El Ciervo (1954),  Oh este Viejo y Roto Violín (1968), dio conferencias en varias universidades de Estados Unidos y en toda América.

Avecindado en la capital, en 1949, cansado del ruido y las aglomeraciones de la gran ciudad, a mediados de ese año, el poeta se dijo a sí mismo:  “me iré al Norte, a una ciudad lejana, donde nadie sepa quién soy y donde pueda sentarme en un banco cualquiera de la plaza a ver pasar la gente y a ver morir los días . . . Y en huida y sin rumbo crucé unas cuantas ciudades hasta llegar aquí. (se refiere a Gómez Palacio y Torreón). Me gustó este paisaje bíblico desolado, y ardiente que se parece a los campos austeros e inclementes de la Castilla donde yo nací. ¡Esta es mi tierra!, grité y decidí quedarme unas semanas entre estas ciudades de Coahuila y Durango separadas por un río lírico y humilde con viñas y huertas en las márgenes . . . Pero una mañana en un café me encontré con mi viejo amigo Casán . . . y todo se me complicó otra vez.  Me llevó a su librería, me presentó a escritores, pintores y poetas . . .”

            El poeta había contactado a su viejo amigo Manuel Guillermo Lourdes, notable pintor y escritor radicado en Gómez Palacio, quien le dio cálida bienvenida hospedándolo en su casa cercana a la plaza principal de la ciudad de Gómez Palacio, cumpliendo su ensueño de sentarse en una banca y ver morir las nubes y los días.

            El Contador López Reyes, quien ha dedicado y dedica su vida a rescatar la memoria de León Felipe, logrando la elevación de una estatua en su recuerdo en el Instituto Tecnológico de Torreón,  me comenta que los amigos que le presentó Casán, eran casi todos del Liceo Lagunero y de la Revista Cauce, entre otros; Rafael del Río, Felipe Sánchez de la Fuente, Enrique Mesta, Salvador Vizcaíno, Federico Elizondo, Emilio Herrera, Juan Antonio Díaz Durán, Pablo C. Moreno, Joaquín Sánchez Matamoros, José León Robles, en suma, los más relevantes personajes del mundo intelectual lagunero. Por cierto, sugiero a nuestros lectores visitar los murales del pintor Manuel Lourdes en el Instituto 18 de Marzo en Gómez Palacio y en varios edificios de la Universidad Autónoma de Coahuila. Me sigue comentando el Contador López Reyes que estos recién conocidos del Poeta lo convencieron de hacer uso de la radio para dar un mensaje a los laguneros, lo cual dio origen a un escrito: “La radio es una gran oportunidad” que enseguida transcribo y que se dio a través de Radio Mayrán en voz de su autor en 1949. 

            “He llegado a Torreón como llego a todas partes empujado por el Viento, y alguien me ha pedido una biografía para presentarme; pero puedo presentarme yo mismo y esta es mi cédula:

            Me llamo León Felipe, pero yo creo que me llamo Jonás… He cumplido 69 años y nací en la paramera de Castilla… Hoy soy un español de la Diáspora llevado por el viento… y no tengo más que un báculo torcido y unas sandalias rotas, ahora quiero decir esto: Me someto a las costumbres y a los ritos de los pueblos donde llego… Y entro siempre, vendados los ojos, por la puerta de la ciudad. Soy dócil y confiado y no puedo admitir que alguien quiera confundirme o engañarme.

Acabo de llegar y camino como un ciego…
Que me lleven así, sin quitarme la venda los que ofician en el templo y los que guardan la ciudad.
Todo pueblo es sagrado… y cualquier cosa puede ser la morada de un Dios… acabo de llegar… conducidme a saludar al señor de la tribu… (y el señor       del coro se adelanta para prevenirme)… aquí en la tribu misma, democrática y hospitalaria, es el Señor.
-La tribu entera te aguarda (y alguien me quita la venda).
Más yo no veo a nadie.
Y digo: llevadme al altozano y subidme a la piedra desde donde los reos piden perdón y los caminantes extraviados, hospitalidad.

– Este es mi lugar… Habla… (dice otra vez el director del coro). Esta es la tribuna moderna y municipal, el atrio y el escenario del pueblo.
– La gaceta y el diario del Viento.
– El estrado invisible. Estas frente a la Radio…
– Detrás queda el mercado… los que trabajan y los jueces… Te escuchan todos… Habla, di lo que quieras…
– ¿Ésta es la Radio?
– ¿Ésta varilla erguida, de metal?
– ¿No es una serpiente puesta de pie por la flauta encantada de un mago?
– ¿O es la misma flauta encantadora?
– Me parece mi propio báculo clavado sobre la tierra.
– ¿O es un pequeño árbol plantado en mitad de mi camino?
– (Y alguien suavemente me detiene), para instruirme, y salta este diálogo de pronto:
– La Radio es un gran púlpito.
– Yo no vengo a predicar.
– También puede ser una cátedra.
-No tengo nada que enseñar.
– Puedes cantar una canción.
-No sé más que un Salmo.
– Cuéntanos un cuento entonces.
– Ya se han contado todos… Todos los cuentos se han contado… y todos se han grabado y se han archivado… El Viento no tiene hoy nada que contar. Puede decir avergonzado algunas cosas y confesarse honradamente con sus hermanos.
-Entonces… para qué sirve esta maravilla? ¿Para qué se ha inventado este prodigio?
– Yo he venido aquí como voy a todas partes; a confesarme honradamente con todos los que me escuchan.
– Y después de saludar a todos, según las costumbres de la tierra… me arrodillo… hago la señal de la cruz y rezo el “Yo Pecador”.
– Así comienzo todos mis discursos, mis poemas y todo lo que tengo que decir: “Confesándome “.
– digo que cualquier tribuna hoy puede ser más que un confesionario… y que la Radio es el más grande de todos… un confesionario inmenso de onda telúrica y sideral… porque tenemos que contarle nuestros pecados a los hombres, a las piedras y a las estrellas.

o Cauce, revista literaria No. 5 Mayo-Junio 1949.

(Continuará).