Mis sexenios (79) Rumbo a la sucesión gubernamental

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

A mediados de 2003, luego de tres años de haber dejado la alcaldía, el ex alcalde saltillense Manuel López Villarreal y el PAN hicieron público el desvío de 170 mil pesos que como alcalde realizó Óscar Pimentel con los recursos municipales, para pagar el viaje al maratón de Nueva York a sus amigos.

Para contrarrestar la denuncia panista, el PRI elaboró la suya, dando a conocer lo que Manuel López había hecho como alcalde cuatro años antes: darle gratis a sus parientes del GIS el caudal de aguas negras para que hicieran negocio.

La corrupción de los exalcaldes de Saltillo, se había realizado años atrás con la complicidad de toda la estructura gubernamental y el común acuerdo entre el PRI y el PAN. Pero, por el pleito de las diputaciones, decidieron sacarse los trapitos al sol.

Óscar Pimentel y Manuel López Villarreal

Los dueños del GIS, acostumbrados a que todo les regalen y a usufructuar la riqueza de los saltillenses, también obligaron a Pimentel a prometerles que les construiría una planta tratadora de aguas negras pagada por los ciudadanos, para que sin invertir pudieran hacer un negocio redondo, tratando las aguas residuales y vendiéndola a las empresas que quisieran instalarse en la región. Los López del GIS querían volver a controlar el desarrollo y crecimiento industrial del sureste coahuilense.

En síntesis, los López del Bosque primero le sacaron a Eliseo Mendoza Berrueto la concesión de las aguas negras; luego como alcalde de Saltillo, Manuel López Villarreal les regalaría el caudal de aguas residuales. Pimentel complació en todo a los dueños del GIS, y por el tráfico de influencias, los López del Bosque, además de la tratadora de aguas, tienen concesionado la extracción de gas metano del tiradero de basura.

Días después de la victoria del PRI en las elecciones de diputados federales del 6 de julio de 2003, comenzó la abierta campaña por la gubernatura de Coahuila de parte del diputado electo Jesús María Ramón Valdés, quien junto con “La Coneja” Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, saldrían a la palestra pública.

El mismo Chuy María Ramón “destapó” a Humberto Moreira “para que -según los ramonistas- ya no estuviera encapuchado el alcalde de Saltillo”. Humberto no aceptó el “destape” de su rival gubernamental y lo tildó de “ocurrente”.

En ese entonces, cada fin de semana, Alejandro Gutiérrez presumía a quien quería oírlo, que se iba a montar a caballo con Enrique Martínez al rancho del gobernador, acompañado siempre de Jesús María Ramón y José María Fraustro Siller, quien se la estaba jugando con “La Coneja”, según decía el propio Alejandro Gutiérrez.

Al comienzo de las campañas, tres hechos marcaron el parteaguas, los “destapes” en falso, la inédita actividad política del Secretario de Gobierno Raúl Sifuentes Guerrero, quien quería gobernar Coahuila sin llenar los requisitos estatutarios del PRI, y el escándalo provocado por la exhibición de la compra de votos priistas en TV Azteca.

La transmisión de la operación electoral el día de la jornada electoral por TV Azteca, en los sectores que dominaba María Herrera, lideresa de colonias ligada a Luis Horacio Salinas Aguilera, y en donde se grabó la compra de votos priistas que fue transmitida a nivel nacional.

La situación hizo aparecer a Alejandro Gutiérrez como el responsable del citado reportaje. “La Coneja” fue concesionario de TV Azteca en la región centro del estado, y estaba vinculado con políticos en el Distrito Federal.

Alejandro Gutierrez, Humberto Moreira y Raúl Sifuentes

Aún con esta certeza, Raúl Sifuentes diseminó -a través de Rodrigo Sarmiento Valtier- el rumor de que el responsable de la ventaneada de TV Azteca al PRI coahuilense era Javier Guerrero García, Secretario de Finanzas de EMM, quien no estaba jugando en la sucesión gubernamental, pero era enemigo de Raúl Sifuentes.

Lo evidente del caso hizo que Raúl Sifuentes diera un viraje, esta vez filtrando que el responsable del reportaje de TV Azteca era Humberto Moreira, otro de sus malqueridos. Los medios de comunicación empezaron a señalar culpables sin ton ni son, sin preocuparse por la compra de votos del PRI, tampoco señalaron al Secretario de Gobierno como el que ordenaba estos manejos malintencionados. Sin embargo, faltaban más desencuentros.

Mucho se comentó que durante la celebración del cumpleaños del empresario televisivo Roberto Casimiro González, en la mesa principal donde se encontraban el gobernador Enrique Martínez, Humberto Moreira, Raúl Sifuentes y Óscar Pimentel, llegaron a los reclamos y acusaciones. La embriaguez hizo estragos en la conducta de Óscar Pimentel, quien comenzó a señalar responsables.

Pimentel acusó que Raúl Calderón, la fuente de TV Azteca, trabajaba para Humberto Moreira, quien reveló lo que muchos desconocían, que Calderón trabajó durante años con Óscar Pimentel, cuando era presidente del PRI en 1993 en la entonces secretaría de Acción Electoral, y más tarde como su chofer de confianza. Pero el último empleo de Calderón fue con Raúl Sifuentes.

La mesa -según testigos- se disolvió, y Pimentel quedó como un borracho imprudente, y por primera vez se sembraba la duda sobre el Secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero, quien se había dedicado a hacer pelear a los precandidatos desde la secretaría de Gobierno del gabinete de Enrique Martínez.

          Los precandidatos del priismo tradicional coahuilense estaban asustados por la llegada de Humberto Moreira a la disputa por el gobierno de Coahuila. Los humbertistas decían que si Humberto no iba por el PRI se lanzaría por otro partido… y ganaría. Ese era el temor del gobernador Martínez.

En el aquelarre preelectoral, Jesús María Ramón tenía como operadores políticos a Mariano López Mercado y a Rodrigo Sarmiento Valtier. Ambos diametralmente opuestos tanto en sus métodos políticos como en su cultura.

Mariano López Mercado fue el que mayor cuota de dignidad pagó al trabajar al lado de quien lo intrigó en el sexenio de José de las Fuentes. La pugna de estos dos personajes llegó incluso a una sonora mentada de madre que le profirió públicamente el tranquilo y ecuánime López Mercado al odioso y mal visto Sarmiento.

Incluso, su creador, Luis Horacio Salinas Aguilera, terminó renegando de Rodrigo Sarmiento, a quien repudió por razones desconocidas. Para muchos priistas, la reaparición de Sarmiento causó molestias.

El Secretario de Gobierno era un factor importante en la política local, ya que el gobernador Martínez estaba metido de lleno en la política nacional, pues creyó que podía ser Presidente de la República. Raúl Sifuentes aprovechó su posición para golpear a algunos precandidatos gubernamentales, concretamente a Alejandro Gutiérrez y a Humberto Moreira.

De lo que no había duda, era que Enrique Martínez sería el que impondría a su sucesor, pues no había presidente priista que lo hiciera. En ese momento “gobernaba” a México el panista Vicente Fox.

Para Enrique Martínez eran tres los precandidatos, y para que los tres sintieran que tenían el apoyo del gobernador, a “La Coneja” Alejandro Gutiérrez, lo dejó que hiciera política hacia el interior de la UAC; a Chuy María Ramón le envió a su secretario de Gobierno para que le ayudara con la intriga cortesana; y a Humberto Moreira le proporcionó un caudal millonario para que fortaleciera sus aspiraciones.

Continuará:

Los manotazos de Raúl Sifuentes Guerrero…