El cuarto informe de gobierno, una mañanera más

0
462
  • Existe rezago en empleo, educación, salud, seguridad, inversiones extranjeras y nacionales, etc.
  • Las promesas de campaña que no pudo lograr en cuatro años, serán imposibles de lograr en un año nueve meses que aún le quedan.

Pascacio Taboada Cortina.

Nada de lo que señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador en su Cuarto Informe de Gobierno, es motivo de esperanza, alegría o regocijo de los mexicanos; tampoco conmovió a sus críticos y opositores. Pasó cómo transcurren sus mañaneras casi todos los días: más de lo mismo y, si se equivoca, lo mismo.

México ha transitado más de 200 años desde la Independencia; a 160 años de la Guerra de Reforma y a más de 110 años de la Revolución Mexicana, para que, ahora, un gobierno de la República tenga en la mira el ejercicio de una Cuarta Transformación para lograr la inmortalidad, a pesar del rezago, de grandes necesidades de desarrollo económico y social, entre las que destacan: inversiones públicas y privadas, empleo, salud, educación, seguridad, administración pública, Estado de Derecho y combate a la corrupción.

Hay la seguridad entre el grueso de la población nacional, que ya ronda los 130 millones de habitantes, de que, lo que no pudo lograr en cuatro años de su periodo sexenal, prácticamente serán imposibles sus aspiraciones y promesas con las que logró convencer a 30 millones de votantes que lo elevaron a la Presidencia de México.

Las grandes obras de infraestructura prometidas, que para millones de mexicanos, son obras faraónicas –serían un gran reto para naciones con alto potencial económico y tecnológico, no para un país económicamente pobre, como el nuestro—su avance no lleva más del 50 por ciento, salvo el Aeropuerto “Felipe Ángeles”, inaugurado este año, pero no cuenta con la infraestructura de comunicaciones terrestres para usuarios, ni reúne los requisitos y permisos de navegación aérea, carece de sistemas de carga y descarga de mercancías, de bodegas de almacenamiento y, sobre todo, que está muy alejado de los servicios urbanos de transporte y hospedaje de pasajeros.

La refinería de “Dos Bocas”, que el gobierno construye en Tabasco, “inaugurada” apenas con el 50 por ciento “de obra negra” hace unos dos meses, es considerada como factor de contaminación y destructiva del medio ambiente de una parte muy importante del Golfo de México, además de que se consideró “necesario” destruir una superficie amplia de manglares y recursos marinos y continentales de áreas con vocación forestal, en un marco de 50 mil hectáreas.

Se anunció que, originalmente, esta refinería requeriría una inversión de 8 mil millones de dólares. Después de dos años de avance, actualmente los especialistas estiman que esa inversión tendrá que aumentar hasta 20 mil millones de dólares. No se ha fijado fecha para que esta gran obra, pueda producir una gota de gasolina, lo cual podría ser hasta 2025.

En este tema, es necesario tener presente, en todo momento, que México es signatario del “Acuerdo de París”, el cual pretende que se creen las condiciones para reducir los índices de contaminación, en primer lugar, por el uso de comburentes, como la gasolina y derivados del petróleo para automóviles, y que se dará preferencia a la construcción de vehículos a base de electricidad. En Europa y en Estados Unidos, está en marcha esta medida. En México se promueve el uso de la gasolina, el Diesel y el petróleo en automotores.

Otra obra de gran magnitud y receptora de grandes inversiones del gobierno, el “Tren Maya”, mantiene retos aún pendientes por el alto riesgo de destrucción de la selva de toda la península de Yucatán. Sobre todo, por el gran riesgo de destruir la geología y la antropología milenaria que guarda el subsuelo en todo el contorno donde se ubican los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

En otro orden, es de señalar que los mexicanos hemos padecido no sólo el proceso de inflación más elevado que afecta a la economía nacional en 22 años. En los últimos cuatro, el incremento sostenido la ha ubicado hasta 8.5 por ciento en promedio anual. En alimentos básicos, como la tortilla, por ejemplo, subió de 10 a 20 pesos el kilogramo. En leche, el precio va de 25 a 29 pesos el litro. También se han disparado los precios de jitomate y aguacate, el chícharo y la cebolla, entre otros

Por lo que se refiere a la seguridad nacional, en el presente gobierno se han elevado notablemente tres rubros con marca récord. En feminicidios, en asesinatos de periodistas y en ejecuciones, sin que la responsabilidad gubernamental capture a los culpables. Van más de 124 mil muertes por violencia y miles de desaparecidos.

Otra promesa incumplida, fue que la Guardia Nacional sería una institución civil, mientras que obligó a los legisladores de Morena a modificar la ley en la materia, para convertir a la Guardia en parte de la Defensa Nacional, es decir, del Ejército.

Las dependencias que ha formado el gobierno de López Obrador, como el Banco de Bienestar y Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex, no han funcionado. La última se convirtió en un centro de corrupción, sin que a los principales cabecillas se les haya castigado conforme a Derecho. El que fue su director, Ignacio Ovalle, fue protegido en la Secretaría de Gobernación, con un alto puesto.

En materia de salud, el mal manejo de la pandemia de Covid-19, originó la muerte de unas 700 mil personas, mientras que el INSABI no dio servicios de salud a más de 15 millones de personas necesitadas; es decir, sin derechos institucionales. Los niños con cáncer llevan cuatro años sin tratamientos. Para rematar, el gobierno de López Obrador desapareció las estancias infantiles.

Esto es un resumen apretado de lo que es culpable el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, más lo que se acumule en los próximos dos años, sin dejar de reconocer que hay otros culpables, más que nada aquellos que tomaron medidas contrarias a los principios de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.