Los tiempos perdidos de este México real

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Luis Fernando Hernández González.

“El presidente Andrés Manuel López Obrador es un hombre obsesionado con el poder;
sin embargo, en los últimos meses, de acuerdo con sus análisis se ha visto que lo ha ido perdiendo paulatinamente por sus malos resultados para la nación”.
Carlos Loret de Mola.

Cuando los mexicanos hacemos un amplio resumen numérico de los aspecto públicos a los que se responsabilizó solucionar en su campaña y ya puesto en la disposición del poder, una vez llegado  como mandatario de la Nación, Andrés Manuel López Obrador, nos damos cuenta que toda la sociedad mexicana cayó en una pifia y un engaño en sus discursos ofertados, al esperar que sus expresiones de transformación evolutivas  fuera en resultados para una sociedad  que  buscaba estar en mejores condiciones en este tiempo, frente a resultados anteriores de otras etapas de gobierno.

Y es así que frente a las distintas crisis que agobian hoy a la humanidad y al país, los mexicanos caímos en  la realidad del brutal engaño ofertado, provocando la pérdida de confianza social que hoy vemos que día con día se aleja de la autoridad nacional con una muestra dolorosa de confrontación existente en la sociedad mexicana, en donde el común denominador está en unos contra otros que se fomenta desde el púlpito nacional, propiciando la desunión como pueblo en lugar de alcanzar el avance y el progreso.

Cabe destacar que el pueblo de México ve hoy en día que la salud social y atención pública se deteriora, la pandemia muestra con sus muertos los resultados de este fracaso público de la autoridad nacional; contemplamos de la seguridad como cada habitante  de mediana edad lo puede constatar con la fuerza y presencia que denota en distintos sitios del país  la cara de la criminalidad; en donde en el aspecto económico se transita de forma temerosa y nada desafiante ante las posibilidades que se aprecian de oportunidad en el mundo, por el contrario reflejan una actitud por demás retadora frente a nuestros socios económicos y productivos del norte de nuestro hemisferio; en el contexto diplomático aplauden las autoridades federales a todo aquello relacionado con el fenómeno que  auspicie la polarización y confrontación diplomática con los vecinos y socios, justificando la invasión de Ucrania, aplaudiéndole rabiosamente a una relación ambigua y sin fin a los populistas de América: Argentina, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Chile, Bolivia y ahora sin duda a Brasil.

López Obrador quiso someter al INE en las pasadas elecciones y terminó teniendo más popularidad que la figura presidencial. Foto: GALO CAÑAS/ cuartoscuro

La balcanización del país es una realidad dada la división social y política del país que hoy es notoria entre entidades del norte, el sur, el centro  y occidente, donde también se manifiesta  una apreciación económica de parte de las autoridades federales solo para favorecer las inversiones que determina el mismo presidente de la república en el sureste de México con su tren Maya, la refinería de Dos Bocas, la infraestructura Transístmica o el mismo aeropuerto Felipe Ángeles, cuyos resultados de aprecio y aportación al desarrollo  del país están bajo un criterio de gran duda en su aportación de beneficios para la nación.

Donde cada mañanera el Presidente nos ofrece la parodia a los mexicanos de aquella película popular ¿Y dónde está el piloto?

Recordemos que hace 40 años la cinematografía recreó esta película con el fin de llevar una serie de escenarios tragicómicos a la pantalla de ávidos cinéfilos, que buscaban experimentar en las distintas tramas de nuevas realizaciones dentro de aspectos tragicómicos que recrearan la escena, su base estaba soportando en el cine popular, el ritmo incesante de efectos cómicos, rápidos e inesperados, además de que los actores eran reconocidos por sus papeles por demás dramáticos.

Las interrogantes que los mismos creadores de aquel tiempo generaban, al ser capaces de mostrar su fuerte confección e inspiración para sus diálogos, monólogos y rutinas de comedia, muchos de ellos se doblaban para interpretar una realidad o bien configurarlas en chistes con su mordacidad, configurando de esta forma la parodia del espectáculo de comedia y dar con ello satisfacción a su público cautivo.

De esta forma los creadores de esta película optaron por generar un espectáculo de interrogantes, que al convertirlas en parodia hicieron de este espectáculo un atractivo para un público ávido de dar satisfacción a uso de instintos emocionales de negación y rechazo, razón por lo cual se tenían que interponer momentos de cortes comerciales falsos, para dar una interpretación de lo más real de la historia.

En fin, que la historia nos juzgue por nuestra acción e inacción como mexicanos en las que no habrá sin duda alguna página en blanco para el análisis de este tiempo.