José C. Serrano Cuevas.
Fuentes especializadas en el manejo de información relacionada con los desplazamientos cotidianos del presidente López Obrador y sus colaboradores, destacan que el primer mandatario ha venido ajustando su estilo de comunicación con la ciudadanía.
El 2 de diciembre de 2018, un día posterior a su toma de posesión como titular del Ejecutivo federal, llegó a las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en donde algunos de los presentes se acercaron para saludarlo y tomarse fotografías. Visiblemente contento el político los atendió, antes de abordar un vuelo comercial a Veracruz.
Lo expuesto es una pincelada un tanto remota del presidente número 65 de la historia, y no por los 60 meses que han pasado, sino porque en la recta final del sexenio se ve a un presidente más lejano del pueblo.
Para algunos politólogos, esto es normal en el tramo final de su administración por el desgaste natural a que lo somete el ejercicio de gobierno y, por ello, el presidente prefiere entornos seguros y controlados que le eviten el reclamo social y la confrontación.
A diferencia de hace cinco años, el presidente hoy prefiere los vuelos en aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), ya no viaja en aerolíneas comerciales; apuesta más a reuniones privadas y recorridos controlados a aquellos actos multitudinarios, donde se «placeaba» con el pueblo.
De manera particular, el presidente ha optado por evitar el contacto ciudadano en momentos de crispación: el paso del huracán Otis en Acapulco, Guerrero, la omisión de reuniones con víctimas de la violencia como la familia LeBarón y con las madres de personas desaparecidas.
El presidente rehuye a la confrontación y al malestar social que algunas veces enfrentó cuando abordó viajes comerciales: «¿Por qué está usted destruyendo el país?», le dijo una mujer, durante un vuelo de la Ciudad de México a Mérida, Yucatán, en noviembre de 2022.
El presidente solía exaltar que podía caminar entre la gente con mucha confianza; sin embargo, actualmente, cada vez se le ve menos cercano a los ciudadanos.
Hace unos días, cuando se disponía a inaugurar el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT), integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) impidieron que el mandatario pudiera llegar a la apertura de ese espacio ubicado en la Montaña de Guerrero. Un día después, López Obrador acusó a esos profesores de provocadores y de estar ligados al exgobernador priista Héctor Astudillo Flores.
El presidente prefiere mantener su comunicación con los ciudadanos a través de «La mañanera» y en redes sociales.
Salvador Mora Velázquez, profesor del Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (FCPS/UNAM), expresa:
» Esto forma parte de una narrativa en la cual todas las mañanas él asume que su mañanera es el mejor reflejo de un contacto directo con el pueblo. Al presidente yo lo veo más en una dinámica de ir cuidando el resultado de su narrativa que él ha ido construyendo en el que el pueblo, concepto en el que a modo de saco, mete a un ficticio 99 por ciento de la población del país, la que lo apoya, y un uno por ciento de la población excluida de su narrativa».
A decir de los expertos, el presidente no quiere poner en riesgo su liderazgo ni la aprobación que casi cada semana suele presumir a través de la encuesta de Morning Consult que lo ubica como el segundo jefe de Estado mejor evaluado del mundo.
López Obrador inició el pasado 1 de diciembre la recta final de un sexenio de 70 y no de 72 meses. Debido a que la reforma electoral de 2014 adelantó la toma de posesión para la siguiente persona que conducirá los destinos del país, López Obrador deberá entregar la banda presidencial el 1 de octubre de 2024 y no en diciembre.
Para este tramo final de 305 días, hay varios asuntos que ocuparán a López Obrador, tanto de administración pública como de índole político-electoral, entre ellos la reconstrucción de Guerrero, la sucesión presidencial, la conclusión de obras y lograr la aprobación de sus últimas reformas constitucionales.