JAIME SABINES (2)

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Lic. Simón Álvarez Franco.

               Hace algunos meses publicamos una primera parte de nuestro biografiado hoy, más que nada por la dificultad de un servidor para conseguir material sobre este poeta, afortunadamente y con la característica buena fortuna que ejerzo sobre los libros, ya lo he comentado en anteriores crónicas sobre varios artistas y personajes  mexicanos, y así me “vino” a mis a mis manos un ejemplar conteniendo no sólo un libro sino uno que contiene 7 de los libros que publicó en vida y además varias docenas de lo que él mismo llamó “poemas sueltos”.

Jaime Sabines

              Un servidor que nunca ha creído que la suerte, buena o mala existe sino que esto se confunde o tendemos a olvidar que si gozamos en alguna medida de la bienaventuranza de hacernos de una pequeña o mediana biblioteca a través del esfuerzo, de la labor concreta de una regular, a veces hasta en exceso, de lograr trabajando un ingreso que sin menoscabo de nuestra situación, nos permita viajar, leer buenos libros y conocer a personas de mejor posición económica que la que tenemos, además con caradura, hago correr la información entre familiares y amigos, que soy un lector compulsivo, y me sirve este pretexto para conseguir que me obsequien literatura, amigos lectores; sigan mi ejemplo y verán que así será más frecuente que por diferentes ocasiones o fiestas, les obsequien libros que siempre serán bienvenidos.

              Así me llegó en esta semana Recuento de Poemas 1950/1993, y lo que son las cosas, me acabo de enterar que ya se editó otro más con el atractivo nombre de Nuevo Reencuentro de Poemas de Sabines. Vamos a esperar con paciencia que llegue a nuestras manos, pero me urge pues mi facultad óptica va cayendo cada día con mayor rapidez.

              Muchas ventajas le encuentro a este Poeta; en primer lugar su claridad en el discurso del lenguaje, pocas veces, más bien dicho, nunca me he visto obligado a consultar mi mediano Larousse, por cierto, lo he mandado a reparar con un especialista para que lo cosa y reponga sus pastas ya que de tanto usarlo casi lo mato deshojándolo.

        Sabines llegó a nuestro mundo en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas donde realizó sus primeros estudios, después en el DF inició la carrera de Medicina a la que no se adaptó, regresó a Chiapas en donde ayudó a su hermano en una tienda de jarciería y telas, pero ya con la mente llena de poemas y prosas que le abrieron la senda de su expresión para hacer llenar nuestro mundo con su numen prodigioso. Por lo tanto, trataremos de seguir el orden cronológico de sus libros publicados, todos ellos nutridos de poemas sueltos en revistas.

          En1950 publica Horal donde encontramos:

El Día

Amaneció sin ella.
Apenas sí se mueve,
Recuerda.

(Mis ojos, más delgados.
la sueñan,)

¡Qué fácil es la ausencia
En las hojas del tiempo
esa gota del día
resbala, tiembla.

      Nueve versos apenas, con 32 palabras, casi un Haiku japonés, y ya nos dice todo: Está el “hoy” al principio, el “ayer” en el centro del poema y el “futuro”, cuando esa “gota del día” después de “temblar”, desaparezca. Lo escribió antes de cumplir 20 años y lo publicó a los 24. Creo que sólo Neruda publicó sus “20 Poemas de Amor” a edad más temprana.

Horal
El mar se mide por olas,
El cielo por alas,
nosotros por lágrimas,

El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.

Parece que sales y soles,
nosotros y nada . . .

        Otra vez parquedad en versos y palabras, sólo 8 y 32 respectivamente, seguramente influido por la “nada” del “Dadaísmo” que apareció en los alegres años “veinte”.

Sitio de amor
Sitio de amor, lugar en que he vivido
de lejos, tú, ignorada,
amada que he callado, mirada que no he visto,
mentira que me dije y no he creído:

en esta hora en que los dos, sin ambos,
a llanto y odio y muerte nos quisimos,
estoy, no sé si estoy –¡si yo estuviera—
queriéndote, llorándome, perdido,

(Ésta es la última vez que yo te quiero,
En serio te lo digo,)

Cosas que no conozco, que no he aprendido,
contigo, ahora, aquí, las he aprendido.

En tí creció mi corazón.
En tí mi angustia se hizo.
Amada, lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo

(cuando miro tus ojos
Pienso en un hijo)

Hay horas, horas, horas en que estás tan ausente
que todo te lo digo.

Tu corazón a flor de piel, tus manos,
tu sonrisa perdida, alrededor de un grito,
ese tu corazón de nuevo, tan pobre, tan sencillo,
y ese tu andar buscándome por donde yo no he ido,

todo eso que tú haces y no haces a veces
es como estarse peleando contigo,
Niña de los espantos, mi corazón caído,
Ya ves, amada, niña, qué cosas digo.

               Ya en su segundo libro La Señal en 1952, dedicándoselo a su padre vivo, todavía vivo, empieza a jugar con un tenue pero atinado humor susPoesías, hay que estar atento lector, a buscar esas pequeñas frases juguetonas con las que suele cerrar cada poesía y que demuestran un intelecto más profundo y menos acongojado.

Del corazón del hombre

He mirado a estas horas muchas cosas sobre la tierra
y sólo me ha dolido el corazón del hombre,

No tiene casa sobre el mundo.
Sueña y no descansa.
Es solo.
Se apoya en Dios o cae sobre la muerte,
Pero no descansa.

El corazón del hombre sueña
y anda solo en la tierra
a lo largo de los días, perpetuamente.

Es una mala jugada.

          Y me pregunto; lector inconsecuente, pobre y desdichado filósofo: ¿Quién hace la mala jugada? ¿Dios o el hombre? En el final de este intento de análisis, el propio poeta nos dará su respuesta.

De la noche

En la amorosa noche me aflijo,
le pido su secreto, mi secreto,
la interrogo en mi sangre largamente.
Ella no me responde
y hace como mi madre, que me cierra los ojos sin oírme.

Del mito

Mi madre me contó que yo lloré en su vientre
A ella le dijeron: tendrá suerte.
Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡vive!, vive!
Era la muerte.

De Yuria, 1967
Cuando tengas ganas de morirte

Esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y verás qué hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás,
Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete
y ya.

Poemas Sueltos

Me encanta Dios

          Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio, a él le gusta jugar y juega, a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente.

         Nos ha enviado algunos tipos excepcionales como Buda o Cristo, Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce.  Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte –para que la vida—no tú ni yo, la vida sea para siempre. Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang. . .  Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

         A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho –frente al ataque de los antibióticos– ¡bacterias mutantes!

        Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

    Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos y manda tormentas caudales de fuego vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero es mentira. Es la más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, tierra que cambia —se agita y crece— cuando Dios se aleja.

     Dios siempre está de buen humor. Por eso , el manantial que soy. Es el preferido de mis padres. El escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el borbotón de luz el manantial que soy.

     A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Lector amigo; al fin sabemos quién es el sujeto a quien se refiere Jaime Sabines.

-o-o-o-o-o-

NOTA: Jaime Sabines. Recuento de Poemas Joaquín Mortiz-Conaculta 1950-1993. 1ed. 

Libro gratuito, prohibida su comercialización. Quien lo solicite, pedirlo en la oficina más

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