EL GOBIERNO DE AMLO: INEFICIENTE Y CORRUPTO

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Jorge Arturo Estrada García.

«El bienestar del pueblo siempre ha sido la excusa de los tiranos”.
Albert Camus.

El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente del buen periodismo.
Ryszard Kapuscinski.

El país está polarizado. Las pasiones dominan a los electores. Es indudable que el primer domingo de junio se castigarán con millones de votos, las mentiras e ineficacias tóxicas del presidente López Obrador. Veremos si esos sufragios son suficientes para derrotar a su candidata, Claudia Sheinbaum. O, de plano, el voto cautivo morenista, el acarreable, que construyó Andrés Manuel entregando miles de millones de pesos, en efectivo, es suficiente para mantener en el poder a la 4T.

México se mueve dando tumbos, a tropezones. El presidente ya consumió su sexenio. La transformación prometida ya no será posible, pero el país está más polarizado que nunca. El neoliberalismo seguirá imperando, no será atemperado ni siquiera por una pálida sombra de social democracia. La esperanza ya no está de su lado. Otra vez parece un peligro para el país y sus instituciones.

Andrés Manuel López Obrador lo sabe, y ahora enfoca sus esfuerzos en retener el poder. No quiere correr más riesgos, también sabe que su Movimiento es él, y que sus tribus de impresentables nunca podrán mantenerse unidas, sin su liderazgo. De esta forma, las manipula a placer.

Durante seis años transitamos entre la enorme tragedia de la pandemia, de la inseguridad y de la salud, navegando en un pozo de odio y rencores. Con AMLO repartiendo anatemas, persecuciones políticas y premios. Así, tenemos de acuerdo con datos de Coneval, 46.8 millones de personas viviendo en la pobreza, lo que equivale al 36.3% de la población total del país. Mientras, las cinco personas más ricas de México acrecentaron un 35 por ciento sus fortunas, en promedio, en este sexenio. El slogan de Primero los Pobres quedó en demagogia, en migajas.

El gobierno de AMLO fue de caprichos y voluntarismo. Es evidente que no tendremos la mejor seguridad social del mundo; tampoco, la mejor seguridad pública para personas y patrimonios. A lo largo estos años transitamos entre la enorme tragedia de la pandemia, de la escasez de medicinas y de la inseguridad, navegando en un pozo de odio y rencores. Tampoco, se obtendrá un mejor sistema educativo, En resumen, ni el índice de Desarrollo Humano, ni el de Calidad de Vida evolucionarán.

Pareciera que vamos por un país con mayor cantidad de pobres, en algunas dimensiones. Con más empleos informales, con más ciudadanos recibiendo dinero del gobierno para subsistir, pero ya despojados del “egoísta y aspiracionista impulso de la movilidad social”. Curiosamente, este impulso, fue lo que llevó a México a contar con la mayor clase media de su historia. Un impulso que sacó adelante a generaciones enteras, a las que les tocaron transitar por las múltiples crisis económicas, del PRI absolutista, del siglo pasado.

Así, en el ocaso de su sexenio, es evidente que López Obrador, es un presidente poderoso en lo personal, pero que su gobierno es reprobado por ineficiente y corrupto, por los mismos que dicen que su candidata arrasará el 2 de junio.

El tabasqueño, es un presidente que gobierna más con saliva que con atención a las problemáticas indispensables. Él termina con las epidemias, la escasez de medicinas, la inseguridad, los damnificados, los desaparecidos y los asesinatos, con muchas proclamas para sus seguidores e insultos para sus “adversarios”.

Simultáneamente, la Refinería de Dos Bocas ha costado el triple de lo presupuestado. El Tren Maya ya cuesta cuatro veces lo planeado, 164 mil millones. Las pérdidas de Pemex son de 20 millones, al día, por el huachicol y su deuda es de 106,000 millones de dólares. La corrupción de Segalmex es de más de 15 mil millones de pesos. Mientras, 50 millones de mexicanos no tienen acceso al servicio de salud.

Los ataques del presidente a los medios, y sus periodistas, han sido sistemáticos y salvajes. Todo el sexenio se dedicó a desprestigiarlos. Aun así, diversas investigaciones periodísticas revelaron la magnitud de la corrupción con la que conquistó el poder la Cuarta Transformación; también, la que se les ha tolerado a muchos de sus personajes principales. Se despacharon con la cuchara grande. Como en el tiempo de los priistas, fueron iguales.

Posiblemente nos encaminamos a una elección presidencial competida. Con resultados muy cerrados. Lo que irritará al presidente y que lo hará gritar fraude: Entonces, presionará al INE y al tribunal electoral. Él quiere quedarse con el pastel completo. Va por la presidencia y las mayorías en ambas cámaras legislativas, para que le construyan el régimen autoritario que pretende abiertamente.

Andrés Manuel, sabe que él es indispensable para que su movimiento retenga el poder. Él es consciente, de que ha sembrado demasiados vientos, y que habrá enormes tormentas. Para el tabasqueño, ya no hay vuelta atrás. Lo apostará todo en la elección presidencial, hay juego sucio, al mismo tiempo intentará aplastar a los opositores. Va por retener el poder, sabe que solamente así conseguirá su lugar en la historia y sus estatuas.

Andrés Manuel, es el mejor político en activo. Sin embargo, nunca aprendió a gobernar ni a resolver problemas. La realidad le estorba. Prefiere ignorarla, ni siquiera intenta mejorarla. Las semanas, más intensas en la política nacional, están por venir. La jornada electoral se acerca. Veremos.