Traffic

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Samuel Cepeda Tovar.

La guerra contra el Narco iniciada en el sexenio del panista Felipe Calderón fue una gran simulación, se trató al final de la alianza de un gobierno federal con un gran cártel para eliminar a toda la competencia, y qué mejor que usar al aparato de estado y el poder legal de la fuerza pública para esta infame e ignominiosa tarea que generó una estela de violencia que hasta el día de hoy no hemos podido superar.

Una película del año 2000 titulada Traffic, en la que la trama nos centra en la historia de un alto jefe militar encargado de liderar la estrategia contra el narco y que en realidad trabajaba para otro cartel y su misión era erradicar al cártel rival, es una lamentable copia de lo que aconteció en el segundo y último sexenio panista de nuestra historia en donde Genaro García Luna, es secretario federal de seguridad pública y encargado de liderar la guerra contra el narco era financiado por el cartel de Sinaloa para brindar protección, eliminar rivales y asegurar el dominio del tráfico de las drogas a un solo grupo delictivo a cambio de millones de dólares como pago.

Sí, con todas sus letras, se trató de un Narco Estado, en donde nos vendieron la imagen de un súper policía que simulaba una estrategia de seguridad pública bajo un eslogan de batalla absurdamente llamado “para que la droga no llegue a tus hijos”, y que al final esa droga sí llegaba con grandes réditos para la alta cúpula del gobierno panista de ese entonces.

Hoy, finalmente, García Luna ha sido sentenciado a 38 años de prisión en los Estados Unidos bajo cinco cargos relacionados con su función como secretario de seguridad pública. Estos cargos son: Participar en la dirección de una empresa criminal que continúa su actividad; Conspiración para la distribución internacional de cocaína; Conspiración para la distribución y posesión de cocaína con intención de distribuirla; Conspiración para la importación de cocaína; y, Falso testimonio a las autoridades de Estados Unidos; de todos estos cargos el resultado era cadena perpetua, sin embargo, el juez decidió darle una oportunidad de salir de prisión a sus 90 años.

El caso es sin duda el primero en que un exfuncionario de alto nivel es sentenciado por este tipo de actos delictivos y abre la puerta para que en un futuro inmediato otros funcionarios o hasta expresidentes pudieran ser juzgados por este tipo de delitos, por ello representa un hito histórico que merece ser resaltado para que sirva como acicate disuasivo para la probidad en el cargo de cualquier funcionario de cualquiera de los tres niveles en lo que respecta a sus funciones y deberes en materia de seguridad pública.

Lo más triste de todo esto, es saber que la extinta policía federal en aquéllos años que luchaba contra los Beltrán Leyva y que sufrieron numerables bajas de las peores maneras que uno pudiera imaginar fue por tener a un líder que filtraba todas las estrategias y que sin saber tenían al enemigo en casa, así como sucedió con Huerta y Madero, en donde el primero encargado de la seguridad del segundo terminó siendo su verdugo en esta triste historia que al parecer se volvió a repetir guardadas todas sus proporciones.

Bien por lo sucedido, tuvieron que pasar 24 años para que el film Traffic nos dejara ver que se trataba de una cruda realidad.

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