La constitución norma rectora de la vida social

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Luis Fernando Hernández González.

“Es la síntesis suprema de la historia de un pueblo que edifica en todo momento su entendimiento mediante un orden legal en Coahuila se finca el ejemplo”

Para los ciudadanos de esta nación, la Constitución mexicana de 1917, cuyo nombre oficial es “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, es la carta magna o norma fundamental que organiza política, legal y jurídicamente a la nación mexicana en la actualidad. Como toda Constitución moderna, rige los términos de la separación de poderes, define los procedimientos para la elección de las autoridades, recoge los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos y da sentido organizativo a todo el marco normativo que define la vida en México.

Al honrarla con una amplia participación cívica en este aniversario de su promulgación CVIII  Gracias  a todos por participar con su presencia en este importante CVIII es evocar  no solo su contenido, sino también recordar aquí y ahora a uno de nuestros ilustres personajes coahuilenses como lo  fue y ha sido don Venustiano Carranza Garza, quien en forma por demás decidida junto a un puñado de valerosos compatriotas se lanzó a la lucha  con el fin de dignificar  en toda su extensión la vida social de los mexicanos, al desconocer el atropello y la usurpación de que había sido objeto el Presidente de la república don Francisco I. Madero y restablecer el orden constitucional a lo que la patria había sido orillada por una villanía militar.

Inicia con el desconocimiento golpista, al crear el ejército constitucionalista para restablecer el orden legal, convoca a la promulgación del Plan de Guadalupe, generando en el inter de 1913 a 1917 luchas y confrontaciones que culminaría con un documento expuesto en la ciudad de Querétaro aquel 5 de marzo de 1917 plasmado como lo es en el origen de nuestra Carta Magna, la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos.

 En una apreciación sucinta este tratado reúne  en su contenido, diversos y variados elementos del sentir de nuestra sociedad, iniciando con el valor que se da  a las garantías individuales  y a los derecho humanos que configuran  el aprecio de integrarnos como sociedad organizada, mediante una objetividad conformada en cada uno de sus principios y apartados, como también lo es la división de poderes, los principios de soberanía y patrimonialidad como aquellas funciones que en específico se detallan de cómo debe de regir el orden jurídico y el respeto entre el quehacer de toda una sociedad y su relación con el mundo exterior.

Para los ciudadanos de estos tiempos es importante y fundamental repasar algunas apreciaciones que nos dan luz y a la vez nos ilustran sobre el significado que abraza nuestra constitución, así, en su visión contemplamos lo que expresa dos de los más grandes mexicanos como lo son don Ponciano Arriaga o también Don  Jesús Reyes Heroles, cuando nos dice el primero la composición específica de lo que es nuestro territorio su sistema federal; protector de los indígenas, campesinos y de los derechos humanos; es él, el precursor del Estado social y de la primera declaración constitucional en el mundo de los derechos de la justicia social; configurando la columna de nuestras libertades; defensor del Estado laico; definiéndolo la sociedad a este gran potosino, como el soldado y general de la democracia; ejemplo de virtudes republicanas y de valores éticos laicos que todos debemos compartir.

En la formación y valoración de Jesús Reyes Heroles son los principios de la Revolución de 1910 y la Constitución de 1917, en ello se sustenta el retomar la tradición latente de liberalismo social. Y no sólo en el problema de la propiedad, sino en dos temas esenciales: el nacionalismo y el federalismo. “El federalismo, con el transcurso del tiempo, nos ha servido como instrumento de unidad nacional conservando rasgos peculiares de las distintas colectividades e integrando un todo. El todo afirma el Maestro Reyes Heroles, incorpora la personalidad de sus partes; los estados”. Entre liberalismo y federalismo, pensaba, hay identidad, la centralización, en cambio, tarde o temprano lleva al conservadurismo.

Impresionado quizá por la Revolución y su liberación social percibida en la vida de la sociedad, Reyes Heroles, dio sentido a la dimensión ético-política del liberalismo. A su juicio, liberalismo y federalismo son, o deberían ser, una identidad opositora por igual, al centralismo y el conservadurismo.

Así, Don Jesús Reyes Heroles, el político, pensaba que toda sociedad debe de ser evolutiva y corresponder a objetivos y realidades “Las etapas de transición se caracterizan por el hecho de que ciertas formas, que llegan al agotamiento, que ya dieron de sí todo lo que podían dar, tienen que ser sustituidas por otras nuevas formas, que deben de emerger de la misma sociedad, es decir   ciertos viejos modelos por nuevos esquemas en la conducción social. Su espíritu era demasiado universal para negar, no sin perplejidad, que las nuevas formas, los nuevos modos se resumen, en una palabra: democracia participativa de aprecio social que genera avance y entendimiento de todo el conjunto social.

Hoy, 2025, debemos de considerar que las comunidades indígenas del país continúan siendo las más pobres y vulnerables. Están integradas por los más pobres de los pobres, con inmensas carencias de toda clase. El ejemplo y la acción de patriotas como Arriaga son actuales, están vigentes en nuestros días.

Arriaga, fue federalista, porque entonces era sinónimo de libertad, de progreso, de protección de los derechos humanos; se manifestó en contra de los centralistas, el partido de los privilegios, de los fueros, de los aristócratas de ayer y de la opresión a la población.

Es importante en este aniversario de la constitución rememorar que Arriaga luchó con todas sus fuerzas en contra de la Constitución centralista de las Siete Leyes de 1836, fruto de un golpe de Estado por parte del poder legislativo federal, que nos mostró en el ayer, lo que hoy se constituye por igual en una realidad en el país.

En la actualidad, qué cuentas le podemos rendir los mexicanos a Don Venustiano Carranza y al mismo don Ponciano Arriaga y a los liberales sociales de la «cuestión o estado social» de México. ¿Cómo se cumplen en la realidad los derechos sociales reconocidos en nuestra Constitución mexicana de 1917?

Cabe recordarnos como ciudadanos a algunos aspectos, en virtud de que engloban a muchos otros: la desigualdad social, la pobreza, la inseguridad, el centralismo, el estado de derecho, el sometimiento al poder judicial, la cancelación y equilibrio de la división de poderes, la perdida de equilibrios legislativos que expongan y deliberen lo mejor para la conducción de la nación. 

Hoy, tras 108 años de la primera Constitución social, celebramos su promulgación, la misma que le dio estabilidad al Estado mexicano. En palabras de uno de los diputados constituyentes, Heriberto Jara, sobreviviente de la represión de la huelga de Río Blanco, “la formación de las constituciones no ha sido otra cosa sino el resultado de la experiencia, el resultado de los deseos, el resultado de los anhelos del pueblo”.

La pregunta obligada dadas las condiciones que hoy se viven en México, es a ¿dónde vamos en nuestro orden legal y constitucional como sociedad de este tiempo en siglo XXI?