Previsible

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Samuel Cepeda Tovar.

Nadie está cantando victoria, pero insisto en que era algo que tenía que suceder: las amenazas de Trump de incrementar aranceles a las importaciones de productos mexicanos se han postergado y lo seguirán haciendo, pues se trata, como ya lo había mencionado en una entrega pasada, de una relación inquebrantable, pues somos el principal socio comercial de los Estados Unidos y el incremento arancelario hubiese producido un alza inflacionaria que terminaría afectando a los consumidores norteamericanos.

Al final se trata de un proceso de presión, con el único tema que realmente nos pone a temblar y que es el rubro comercial. Trump está seguro de que nuestro país hace poco para combatir el trasiego de drogas, y por eso ha exigido que se incremente considerablemente la presencia de seguridad pública mediante el refuerzo de la frontera norte con 10,000 elementos de la Guardia Nacional de forma inmediata para evitar el tráfico de drogas de México a Estados Unidos, en particular el fentanilo, que ocasiona al año unas 70,000 muertes de estadounidenses por sobredosis.

Ahora bien, se trata de un problema cíclico que está terminando del mismo modo que en 2019 durante el primer mandato de Trump en que llegó a un acuerdo similar con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, cuando el presidente estadunidense amenazó también con imponer aranceles a México y luego postergó la medida después que el gobierno mexicano reforzara la presencia militar en las fronteras.

En esa ocasión, México accedió a movilizar 15,000 elementos a la frontera norte y otros 6.500 a la frontera sur para frenar el flujo de migrantes, y al parecer la medida no redujo el trasiego de droga ni tampoco redujo los flujos migratorios.

No se trata de ser aguafiestas ni fatalista, pero estamos viviendo la misma situación y parece tratarse al final de un circo mediático en donde el presidente Trump muestra determinación ante sus votantes antihispanos, pero es bastante previsible que el rubro comercial es casi intocable y que la presencia de más elementos de seguridad mexicanos en la frontera tampoco garantiza la reducción del tráfico de drogas, hace falta cambiar la estrategia porque seguimos repitiendo la misma historia y es sin duda el preludio de los mismos resultados.

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