Javier Sicilia, el caminante

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José C. Serrano Cuevas.

Javier Sicilia Zardaín.
AMLO dejó en segundas manos la recepción de los peregrinos.

El 28 de marzo de 2011 la Procuraduría General de Justicia de Morelos (PGJM) confirmó el hallazgo de siete cuerpos sin vida en Temixco; entre los asesinados se encontraba Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta y periodista Javier Sicilia Zardaín, quien el 26 de abril convocó a una marcha nacional para exigir un cese a la violencia en México, tanto la que generan los grupos criminales como contra la de los cuerpos de seguridad del Estado mexicano.

El 5 de mayo de 2011, un grupo de adherentes al llamado de Sicilia inició su caminata hacia la Ciudad de México, partiendo de la fuente de la Paloma de la Paz en Cuernavaca, Morelos; como un acto simbólico el agua de ese surtidor fue teñida de rojo.

Al iniciar la marcha el poeta (en receso) enfatizó que la manifestación era una exigencia para que se hiciera justicia a las víctimas de asesinatos, secuestros y desapariciones forzadas, un cambio en la estrategia antinarco y el cumplimiento de justicia para todos quienes han sido víctimas de violencia.

En solidaridad a la caminata se realizaron manifestaciones en algunas ciudades dentro y fuera de México, como Zacatecas, Acapulco, Morelia, Juárez y San Cristóbal de las Casas.

También desde el extranjero se manifestó el apoyo al movimiento encabezado por Sicilia, realizándose marchas diversas en ciudades del mundo como París, Montreal, Toronto, Buenos Aires, Río de Janeiro, Barcelona y Madrid. Dichas ciudades conformaron la Red Global por la Paz en México (RGPM) que buscaba evidenciar ante la comunidad internacional la situación de violencia e impunidad en el país.

A partir de estas acciones ocurre la génesis del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), como respuesta de la sociedad civil a la violencia que se vivía en México como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico.

Como colofón de la famosa marcha se anunció la construcción de un pacto nacional contra la inseguridad, que se firmó en Ciudad Juárez, Chihuahua el 10 de junio de 2011, era la conclusión de una nueva movilización a la que se llamó Marcha del Consuelo.

Los puntos del pacto firmado en Juárez fueron seis: esclarecer asesinatos y desapariciones y nombrar a las víctimas; poner fin a la estrategia de guerra y asumir un enfoque de seguridad ciudadana; combatir la corrupción y la impunidad; combatir la raíz económica y las ganancias del crimen; dar atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social, y democracia participativa.

El MPJD pidió al gobierno mexicano que accediera a dialogar abiertamente sobre la estrategia de combate a la delincuencia organizada que, desde el punto de vista de Sicilia y otros miembros del movimiento, estaba equivocada. El gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa accedió a esa petición, de modo que el 23 de junio de 2011 se celebró el Diálogo por la Paz en el Castillo de Chapultepec.

El periodista Javier Sicilia después de la Caravana del Sur y la Caravana por los Estados Unidos, aminoró el paso, compás de espera que ha permitido a los lectores de periódicos y revistas disfrutar de sus artículos, editoriales, crónicas y ensayos insertos en publicaciones serias.

El caminante Sicilia vuelve a la cargada para encabezar, junto con Julián LeBarón, la Caminata por la Verdad, la Justicia y la Paz, mediante la cual buscan un diálogo que derive en un replanteamiento de la estrategia de seguridad implementada por el gobierno federal.

El contingente que participa en esta experiencia no es tan numeroso como en las marchas de antaño; ya no lo acompañan los cientos de seguidores que se le acercaban como fanáticos irreductibles, para tomarse la foto del recuerdo con él.

La caminata partió el jueves 23 de enero de Cuernavaca, Morelos rumbo al Palacio Nacional en la Ciudad de México. Se trata, dice Sicilia, de darle un espacio a la reflexión sobre un tema que amerita entenderse y sopesarse. Los integrantes de la caravana arribaron a la sede del gobierno federal el domingo 26. El anfitrión de la casa dejó en segundas manos la recepción de los peregrinos.