Fidencio Treviño Maldonado.
La basura en las residencias de gente rica se esconde debajo de los tapetes y alfombras en bolsas que se adquieren en supermercados específicamente para eso y, en las casas pobres, la basura se tira en el patio o en el mejor de los casos se quema, en muchos de los llamados Pueblos Mágicos en el país existen construcciones antiguas, en otros sus habitantes son cordiales, brindan hospedaje, invitan a conocer sus costumbres, que van desde la gastronomía hasta las artesanías y vestimenta típica del lugar, por lo regular en algunos de estos Pueblos Mágicos sus servicios son caros. Casi en la mayoría de los llamados Pueblos Mágicos se da en la cabecera municipal, es decir el pueblo que ostenta el municipio es quien se declara Pueblo Mágico.
En Coahuila existen siete: Artega, Candela, Guerrero, Múzquiz, Viesca, Cuatro Ciénegas y Parras, y otros que sus cabildos y cámaras quieren que se declaren Pueblos Mágicos, por aquello de que late la esperanza de que le lleguen recursos extras tanto federales como estatales.
Pero en algunos casos, alejados de estos Pueblos Mágicos están comunidades, rancherías, ejidos y otros centros de población en donde la única magia es la “privacidad” que en ellos priva, es decir están privados de todos los servicios, de todos los que SI tienen un Pueblo Mágico, poblaciones sin agua potable o entubada, sin clínicas o algún servicio médico, sin energía eléctrica, en otros centros de población de este tipo sin escuela primaria, es decir los legados de la Revolución aun no llegan a esos lugares.
Viesca, Coahuila que el mérito sin duda fue que el ex gobernador Rubén Moreria adquiriera una casa y visitara el pueblo varias veces en sus años de gobierno, y él fue punta de lanza para que el pueblo de Viesca adquiriera ese nombre y muy bien por los que viven en la cabecera, ahora hasta con una carretera que comunica a otro pueblo Mágico, Parras de la Fuente, los dos son cabeceras municipales y tienen el mismo problema con algunas comunidades alejadas de la magia que da vivir en la ciudad y el demérito y sufrimiento que significa vivir en dónde no existen las bondades de tener todos los servicios para quien tiene las raíces de sus ancestros, y sobrevivir en el suelo aunque árido y yermo es el sostén de vida para esos habitantes distantes que no les alcanza la magia y si la pobreza y la dejadez de las autoridades
Cuatro Ciénegas, fue uno de los primeros pueblos en Coahuila nombrado Pueblo Mágico, tal vez con merecimiento; sin embargo por su situación geográfica, por su ubicación semidesértica o por la indolencia de sus gobernantes, fuera del Pueblo Mágico las comunidades viven dejados de la mano del quien gobierna los tres niveles de gobierno federal, estatal y municipal, como si estas comunidades no existirán, como si los niños, ancianos, hombres y mujeres fueran figuras decorativas del insomne desierto, comunidades como Lucio Blanco, Los Cuates de Australia, el Estanque de León, Quiroz Montoya y otra decena de pequeñas aldeas, en donde las chozas se confunden con cuevas y las cuevas en tristes jacales y dónde pregonan y se ufanan de decir las autoridades que cada semana mandan una pipa de agua, para que de ahí beban cabras, burros, caballos, perros, cerdos y desde luego también la usen hombres y mujeres.
Los hijos del sol y el viento por años han resistido el ardiente sol, recogiendo candelilla, oré- gano y otras plantas para que los coyotes lleguen y con el precio que les impongan se lo quiten descaradamente, indefensos entregan su mercan- cía, al igual como está sucediendo en Cuatro Ciénegas, el agua se la están chupando los lecheros de la La Laguna y las autoridades, dependencias y recuas que les acompañan, esconden las leyes y la cabeza en el montón de dinero que de otra manera no se puede concebir, aunque también mucha culpa tiene el pueblo por ser agachón y esconder la cabeza y su coraje como dicen que lo hacen las avestruces.
Una historia sobre estas tierras: Hace años, tal vez unos treinta existía o aún se mantenía una Institución o Comisión (en este país somos los máximos inventores de estas miasmas), de nombre Conaza (Comisión Nacional de Zonas Áridas) y esta Conaza descaradamente se birló millones de pesos a costa de estas familias que sobreviven en esos lares, claro con la anuencia de las autoridades, la corrupción en todo su esplendor que aún se ge- nera para los que viven de sus Pueblos Mágicos, mientras miles de paisanos luchan en la peor de las miserias, desarraigados en su propia tierra, en los alejados patios traseros.
En nuestro aún rico país, la pobreza se mide por medio de gráficas, de porcentajes, comparaciones, ejemplos y hasta se nombra una comisión para este fin llamada Coneval, que nos dice algo que todos sabemos, la miseria y pobreza en la que están sumidos millones de compatriotas, de ahí no pasa nunca, ellos están curados en salud componiendo gráficas y declarando ante un ramillete de micrófo- nos que la pobreza es un mal, bla bla…
En la actualidad parece que en México ya existen por parte de unos 247 (pueblos) municipios que sus autoridades piden a gritos se les nombre Pueblo Mágico. Cualquier comparación con el Palacio de Versalles en la Francia y su monarquía absolutista de quienes lo habitaban vivían en la opulencia, mientras fuera de sus muros, la población moría de hambre, ficción o mera coincidencia, lo que acontece en la mayoría de estos pueblos Mágicos. ¿Cómo le hacen para vivir? se le preguntó a un recogedor de tunas en una comunidad perteneciente al Pueblo Mágico de Tepezalá, del Estado de Aguascalientes –No, pos con la ayuda y magia de Dios– respondió…
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