¿Cómo se enfrentaron las grandes epidemias en La Laguna?

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Juan Martínez Veloz

El tema del momento es la pidemia del Coronavirus que ha afectado a varios países, incluyendo a México. Lo interesante y útil para el momento es conocer ¿cómo han enfrentado nuestros ancestros las epidemias?, sobre todo para dar confianza de que hemos salido y saldremos adelante frente a este fenómeno de la naturaleza, tan antiguo como el hombre mismo, que seguramente también traerá cosas nuevas e interesantes.

Para profundizar, el lector puede consultar algunos textos: “Torreón, Orígenes y Perspectiva de la Ciudad de los Grandes Esfuerzos”. Editora Laguna, México 2004 del suscrito, pero igualmente se pueden ver otros libros muy buenos sobre el tema: “Torreón, su origen y fundadores” de Eduardo Guerra, Torreón, Coahuila 1932; “La epidemia de la influenza española en La Laguna” de Leticia González Arratia, Torreón, Coahuila 2003.

Hacia los primeros días del mes de octubre de 1918 apareció la peste de la influenza en Torreón. En pocos días varios centenares de casos se presentaron, ante lo que fue necesario organizar una gran colecta pública a cargo de la Cámara de Comercio de la Comarca Lagunera, para dotar de recursos al Hospital Belisario Domínguez y a otros sanatorios, y así poder atender la pandemia. La Junta inicial se celebró el 9 de octubre en el Cine Pathé. Hubo importantes donaciones para el Comité Sanitario del gobernador del momento Gustavo Espinoza Mireles y de importantes empresas que existían en Torreón como la Metalúrgica, la Fe, La Unión, la Colonia China, entre otras.

La cooperación cubrió las necesidades de atención médica y farmacéutica de la población, empero, el panteón municipal fue insuficiente para atender la gran cantidad de defunciones, por lo que tuvo que establecerse dos nuevos cementerios a un costado de la Metalúrgica.

Lo que llamó la atención de aquella epidemia es el hecho de que la mayor incidencia de las defunciones con motivo de la enfermedad que se presentó en la República Mexicana y en todo el mundo, fuera, particularmente, en Torreón.

Los ciudadanos que se vieron más afectados fueron los habitantes de bajos ingresos que vivían hacinados en los barrios y colonias donde se concentraba la mayoría de la población de jornaleros y trabajadores pobres o desempleados, como es el caso de La Constancia, La Polvorera, La Unión, El Ferrocarril, La Aceitera, La Fe, El Refugio y el Cerro de la Cruz.

Lo interesante es conocer las estrategias para enfrentar una epidemia en un escenario sumamente adverso. Las calles de Torreón no estaban pavimentadas y los medicamentos de la época, así como el conocimiento de las enfermedades respiratorias, era muy limitado. La penicilina que ayudó mucho a combatir las enfermedades e infecciones respiratorias se inventó hasta 1928 por el científico británico-escocés Alexander Fleming.

Los torronenses de esa época se movilizaron expresando su espíritu de solidaridad que los caracteriza para atacar la epidemia y formaron un Comité Sanitario con diferentes comisiones y apoyado por 37 médicos.
Las principales acciones para combatir la epidemia:

1.- La ciudad se dividió en 11 secciones dirigidas por un médico y una botica donde daría consultas.
2.- En aquella época se desconocía el origen de la enfermedad por lo que la estrategia general fue aislar a los enfermos.
3.- Se recomendaba mantener limpias las habitaciones y en los cuartos de los enfermos hacer vaporizaciones de eucalipto.
4.- Se recomendaba la antisepsia de boca y nariz con bicarbonato y pastas comerciales.
5.- Los desechos producidos por los enfermos deberían ser tratados con desinfectantes tales como lechadas de cal o dicloruro de mercurio. Su ropa debería hervirse en soluciones antisépticas en una “estufa de desinfección”.
6.- Se recomendaba a los ciudadanos que deberían abstenerse de concurrir a lugares donde se reunieran muchas personas, así como evitar excesos como desveladas, borracheras, enfriamientos.
7.- Se pensaba en esa época que el “tequila con limón” era un magnifico preventivo.
8.- Las medicinas que se utilizaban con frecuencia fueron las siguientes: Creolina, ciclón sulfato de cobre, formol, ácido fénico, dicloruro de mercurio, cápsulas Conget, bromhidrato de quinina, fenacetina, aspirina.
9.- Se promovía el consumo de naranja y limón, y vaselina para la nariz e ingerir cápsulas de quinina.
10.- Las autoridades declararon obligatorio manteneer los frentes de las casas barridos y regados (no había pavimento).
11.- Algunas personas optaron por esparcir alcanfor en el piso de los cuartos.
12.- Se solicitó a la empresa de agua potable ampliar el abastecimiento para lo cual se instalaron varias tomas de agua gratuita.