Declaración de Alma-Ata

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José C. Serrano Cuevas.

La Declaración de Alma-Ata y la rememoración de ésta, han dejado en paños menores al presidente de México y su séquito de floreros.

La Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, reunida en Alma- Ata, ciudad ubicada en la zona montañosa de Kazajistán de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del 6 al 12 de septiembre de 1978, hizo suya la necesidad de una acción urgente por parte de todos los gobiernos, de todo el personal de salud y de desarrollo de la comunidad del orbe para proteger y promover la salud de todos los pueblos del mundo.

La Conferencia reiteró firmemente que la salud, estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades es un derecho humano fundamental y que el logro más alto posible de salud es un objetivo socialmente importante en todo el mundo, cuya realización exige la intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de la salud.

Los gobiernos tienen la obligación de cuidar la salud de sus pueblos, obligación que sólo puede cumplirse mediante la adopción de medidas sanitarias y sociales adecuadas. Uno de los principales objetivos sociales de los gobiernos, de las organizaciones internacionales y de la comunidad global entera, se dijo en aquel remoto 1978, debe ser el que todos los pueblos “alcancen en el año 2000 un nivel de salud que les permita llevar una vida social y económicamente productiva. La atención primaria de salud es la clave para alcanzar esa meta como parte del desarrollo conforme al espíritu de la justicia social.”

La atención primaria de salud es la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad. La atención primaria forma parte integrante tanto del Sistema Nacional de Salud (SNS), del que constituye la función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad. Representa el primer nivel de contacto de los individuos, la familia y la colectividad con el SNS, llevando lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria.

Estos parágrafos sintetizan, apretadamente, los compromisos adoptados, en apariencia, por los representantes de los gobiernos participantes en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud.

Entre 1978 y el año 2000 transcurrieron 22 años y en ese lapso México fue gobernado por José López Portillo y Pacheco; los secretarios de Salud en su administración fueron Emilio Martínez Manatou y Mario Calles López-Negrete. Miguel de la Madrid Hurtado, acompañado de Guillermo Soberón Acevedo, como secretario del Ramo. Carlos Salinas de Gortari, quien nombró en la Secretaría de Salud (SSA) a Jesús Kumate Rodríguez, y Ernesto Zedillo Ponce de León hizo lo propio con Juan Ramón de la Fuente Ramírez y José Antonio González Fernández.

Los responsables de velar por la salud de los mexicanos le quedaron a deber a la nación el cumplimiento de principios tan nobles como los incluidos en la Declaración de Alma-Ata. Los mandatarios que han desfilado por la pasarela de la parodia, a partir del año 2000, adeudan cuentas similares: Vicente Fox Quesada, de la mano de Julio Frenk Mora; Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, acompañado de José Ángel Córdova Villalobos y Salomón Chertorivski Woldenberg; Enrique Peña Nieto, con Mercedes López Juan y José Ramón Narro Robles y, finalmente, Andrés Manuel López Obrador del brazo de Jorge Carlos Alcocer Varela.

El 9 de abril de 2019 en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, el jefe del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, estuvo acompañado de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ocasión propicia para informar sobre los avances del programa Salud Universal en el siglo XXI: 40 años de Alma-Ata.

En su turno al micrófono la ex presidenta de Chile expresó: “La salud es uno de los derechos de los que debemos aspirar para todas las personas, sin exclusión de ningún tipo. Sin embargo, es uno de los ámbitos donde hay mayor vulneración, ya sea por la desigualdad, por el desarrollo deficitario de los sistemas de prevención y protección, la falta de cobertura territorial o la discriminación y, por lo tanto, tenemos materias urgentes de norte a sur”

En el presidium también estuvo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien dijo que “es inaceptable totalmente que millones no tengan acceso a estos servicios de salud íntegros. Desafortunadamente, una tercera parte de la población de las Américas sigue enfrentando barreras para acceder a los servicios de salud en sus diferentes países. Tenemos diferentes virus y tenemos barreras, que son como virus que atacan a aquellos que viven en circunstancias extremadamente difíciles debido a las inequidades sociales y económicas”.

Lo afirmado por estas dos mujeres de talla mundial pone en duda razonable la campaña mediática gubernamental que sostiene, que el Sistema Nacional de Salud está preparado desde hace tres meses, para enfrentar la pandemia desatada por el Coronavirus. La Declaración de Alma-Ata y la rememoración de ésta, han dejado en paños menores al presidente de México y su séquito de floreros.