Samuel Cepeda Tovar.
Hace algunas semanas redacté una columna que titulé “el canto de Lozoya”; en donde señalé la causa por la que votamos muchos mexicanos por el actual presidente al estar hartos de tanta corrupción y sobre todo impunidad; y que Emilio Lozoya tenía mucho que cantar o decir al respecto.
Ese momento ha llegado, el ex director de PEMEX ha abierto la caja de pandora y con ello ha señalado a diversos políticos de primer nivel en una denuncia ya formal de hechos ante la Fiscalía General de la República (FGR); entre los políticos que destacan sin duda alguna están los expresidentes Enrique Peña Nieto (PRI) y Felipe Calderón (PAN) y el ex candidato presidencial panista Ricardo Anaya, entre otros colaboradores con cargos de suma importancia como senadores, diputados y secretarios de Estado.
Todos los dichos por Lozoya causan una terrible indignación y una aversión con sumo encono hacia los partidos señalados; pero lo que más sorprende, es el cinismo de algunos defensores que acuden al caso Bejarano para tratar de equiparar el daño causado por estos políticos con sus corruptelas minimizando con la comparación las felonías de priistas y panistas a cambio de echar a andar el Pacto por México; particularmente la fallida reforma energética.
Pero estos argumentos lejos de salvar a los actuales imputados, termina por dejar muy mal parados a los defensores, porque entonces sus argumentos nos indican que debemos callar y mantenernos en letargo porque se trata de actos tan comunes dentro de la política mexicana que simplemente debemos resignarnos; pero la verdad es que priistas y panistas jamás pensaron en un escenario en el que un gobierno de izquierda, encabezado por el más odiado de sus rivales, pudiera acceder al poder e iniciar una investigación en donde quedaran expuestos de manera tan evidente ante el pueblo que ciertamente, votó para sacarlos del poder.
De este canto tan desagradable de Lozoya; podemos obtener algunas primarias conclusiones: en primer lugar, se abre la posibilidad de juzgar a expresidentes, lo cual sería un hecho inusitado en nuestro país y sin duda sería un parteaguas en el antes y el después de la impunidad en México. En segundo lugar, se están generando las condiciones para que morena prácticamente termine por aniquilar la oposición no solo en las elecciones para el poder legislativo en 2021, sino en la mayoría de las elecciones que habrán de llevarse a cabo en 30 entidades en el mismo año.
Finalmente, ésta es una oportunidad única para gestar en la sociedad una conciencia cívica que se oriente hacia la vigilancia de los gobernantes y sus acciones para evitar que estos sucesos se presenten nuevamente bajo las siglas de cualquier partido y en cualquier nivel; porque si esto no sucede, de nada serviría destapar una cloaca de corrupción sin tomar medidas para que no se vuelva a presentar.
Se trata de un escándalo nunca antes visto en esta magnitud; por lo que me parece que las condiciones están dadas para que de una buena vez se aseste un golpe definitivo a la corrupción y a la impunidad y quede claro que este gobierno está comprometido realmente con un pueblo que ha sufrido malos gobiernos y dirigido por políticos rapaces sin escrúpulos.
Es la oportunidad de oro, si se deja ir, este gobierno será simplemente uno más de tantos. Estamos ante la posibilidad de romper con tradiciones perniciosas, o perpetuar la ignominia y que el canto de Lozoya no sirva finalmente más que para alimentar el circo político al que también ya estamos acostumbrados.