Carlos Padilla Muñoz.
Estos eran dos amigos, que los expulsó el PRI…
La censurable, increíble y aberrante respuesta que dio el Presidente Mañanero, Andrés Manuel López Obrador, en su acostumbrada palestra, desde donde crítica y arremete contra quienes lo censuran, así como a los suyos y la Cuarta Transformación, cuando le preguntaron sobre la pasada de charola de su hermano Pio López Obrador y el desvío descarado de fondos públicos que hizo su cuñada en Macuspana, Tabasco, nos hace recordar aquel cuentecillo que una vez leímos en una literatura pueblerina.
Érase una vez un sacerdote de un pueblo pequeño donde predicaba todos los días, siempre denostando a quienes cometían pecados pequeños y otros más graves, también fustigaba a quienes robaban, cometían adulterio, engañaban y robaban a sus trabajadores, amén de aquellos que eran reacios para aportar el diezmo, como lo dicen las santas escrituras.
En una ocasión el sacerdote quiso ser más duro con sus feligreses, tenía que aplicar prácticas comparables a la Santa Inquisición, porque la gente ya no creía en la ira de Dios.
Dios ha mandado un castigo de exterminio contra aquel que ha faltado a las leyes del Señor. Su castigo será fatal, la muerte lo espera. Para ello ha enviado esta pequeña pluma, la que se encargará de señalar aquel que recibirá la muerte como castigo.
El sacerdote soltó la pequeña pluma que empezó a volar por la espaciosa nave de la iglesia. El viento de aquella mañana la llevaba de un lado a otro y todos trataban de esquivar aquel mensajero de la muerte.
El padre volteo al altar, perdiendo de vista la pluma que seguía volando sin seleccionar a nadie. En eso, la pluma se posó en la cabeza del sacerdote, quien de inmediato se atrevió a aclarar: El castigo es para ustedes, no para mí, yo soy el enviado del señor, así que va de nuevo y soltó otra vez la pluma.
Lo mismo pasó con Andrés Manuel López Obrador, cuando los periodistas le preguntaron sobre los videos que andaban en las redes sociales donde fue captado su hermano incómodo, Pio López Obrador, que al igual que AMLO, nunca se le ha conocido algún trabajo u oficio.
EL Presidente no tuvo empacho en tragarse su coraje y decir que ese dinero que recabó su hermano en los videos eran colaboraciones voluntarias para la causa, o sea la eterna campaña de 18 años para buscar la Presidencia de la Republica.
Esto explica como el actual ejecutivo se mantuvo 18 años sin trabajar, además que logró amasar una fortuna que les permite a sus hijos lujos como tenis de 25 mil pesos, ropa de marca de más de 3 mil dólares y otros superfluos.
Lo mismo sucedió con René Bejarano que fue sorprendido en videos cuando el empresario argentino Carlos Ahumada le daba millones de pesos en fajos con ligas, de ahí su apodo de El Señor de las Ligas.
Lo mismo pasó con los desfalcos y desvíos por más de 200 millones de pesos de su cuñada en Macuspana un poblado en el sur del país. Son desfalcos de buena fe, solo falta decir el Presidente que ha perdido la credibilidad de millones de mexicanos. Ahora resulta que los robos y desvíos de los expresidentes de México, a quienes se pretende enjuiciar mediante consulta popular, resulten manejos voluntarios y de buena voluntad de los fondos públicos. Por haber denunciado estos desórdenes financieros de la cuñada del Presidente, el periódico Reforma fue calificado como un pasquín inmundo.
Pero la corrupción no para ahí, también hay que recordar que Manuel Bartlett, actual Director de PEMEX, ha sido de los cartuchos quemados con mayor corrupción que expulsó el PRI, y que decir de Napoleón Gómez Urrutia, pillo que robó y sigue robando a los trabajadores de México, ahora cobijado con el fuero como Senador.
Decía un político del pasado: para hablar de honestidad y combate a la corrupción, se necesita tener la boca limpia y la cola corta.
EXPULSAR A LOS PROPIOS MEXICANOS
Ahora resulta que Paco Ignacio Taibo II, aquel que estuvo a punto de no cobrar en la nómina del Fondo de Cultura, por decir majaderías en la Feria del Libro: “Ya se las metimos doblada”, pide que los escritores Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, sean expulsados del país, por no alinearse con la política de AMLO, como si no hubiera libertad de expresión, más censurable viniendo de quien en el pasado dijo defender la libertad de prensa.
A Taibo II lo atacó la otra Pandemia en México, la idiotez intelectual, aquel síndrome que surgió para proteger al Presidente, para atacar, denostar y hasta expulsar a quienes piensan diferente al Rey.
Es inaceptable, absolutamente inaceptable que un funcionario gubernamental exija a un ciudadano que se vaya cambiando de país. Los dichos repulsivos de Paco Ignacio Taibo II pueden ser un poco brutales y más pedestres que lo que dice a diario el Presidente, pero no se desvían de la ruta de López Obrador.