Sauri en vez de Noroña

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Luego de que Porfirio Muñoz Ledo renunciara al PRD en 1999, concedió una entrevista a Televisa en donde le preguntaron los motivos de su dimisión, y declaró -entre otras cosas- que la izquierda había llegado tarde al reparto de cargos en la incipiente democracia partidista de México, y por tal razón estaba enfrascada en la nada fraternal pelea por conseguirlos. Para dar un ejemplo de esta encarnizada lucha, Muñoz Ledo expuso: Si mañana le dieran una camioneta a cada comité municipal perredista, los grupos de ese partido se pelearían por ver quién la manejaba.

Noroña acusa a Sánchez Cordero de operar contra él

Esto viene a colación, por el reciente circo que protagonizó Gerardo Fernández Noroña y el Partido del Trabajo (PT) mediante la compra y préstamo de diputados mercenarios del extinto Partido Encuentro Social, del Verde Ecologista, del PRD y de Morena, para conseguir mayor número de legisladores y disputarle al PRI la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que ya estaba prometida al PRI.

En eso estaban los mercenarios, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador desde la mañanera los criticó, argumentando que debían actuar con rectitud, principios y valores, y no caer en la tentación de los cargos, porque lo que importaba era el encargo.

Con el señalamiento presidencial todo cambió: el PRI recuperó su mayoría frente al PT, y la priista Dulce María Sauri Riancho tomó posesión del codiciado cargo, decisión que Fernández Noroña calificó de “elección de Estado”, y el PT de una “ruptura ética con la 4T”.

Pero todo esto tiene su historia: Es indudable que el PRI llegó con López Obrador a una negociación desde que los priistas aceptaron la sugerencia presidencial de nombrar como su líder nacional a Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, acuerdo que se consolidó cuando el pasado 28 de julio los votos de Dulce María Sauri y Rubén Moreira Valdez fueron decisivos para que Morena convocara a un tercer periodo extraordinario de la Cámara de Diputados, a fin de que se discutiera lo que le interesaba al presidente: la modificación a la Ley de Adquisiciones, para que el gobierno federal pudiera adquirir medicamentos en el extranjero, y las reformas legales para la desaparición de cinco fideicomisos que tienen recursos por 16 mil millones de pesos.

Por otro lado, López Obrador no quiso que Fernández Noroña presidiera la mesa directiva en San Lázaro, porque sabe que es incontrolable y no llenaba los requisitos de mesura, pues Noroña es un político lumpen, que quería utilizar el cargo para promoverse, debido a que le han nacido aspiraciones presidenciales, y cree que en el río revuelto en que se encuentra la política nacional, él tiene posibilidades de relevar a Andrés Manuel López Obrador.

Difícil, ver a Noroña como líder de Cámara: Dulce María Sauri

Durante su campaña a la Mesa Directiva, Fernández Noroña presumió de su cercanía con el presidente, pero en el círculo presidencial se dice que Amlo desde 2010 guarda una sana distancia con el diputado lumpen, porque supo que Noroña anduvo pidiendo dinero para el movimiento lopezobradorista y no saben dónde quedó. Por eso, Fernández Noroña no estuvo cercano en las campañas de 2012 y 2018.

Cuánta razón tuvo Amlo al evitar que el incontrolable bocón Fernández Noroña llegara al cargo, pues luego de la decisión en favor de Dulce María Sauri, Noroña acusó a López Obrador de traicionar “los valores del movimiento”, le reprochó el error de darle la Cámara de Diputados al PRI, y terminó insultando al presidente.

Por otra parte, algunos legisladores del PT han amenazado que no votarán por las iniciativas de López Obrador, y le han echado en cara que durante 20 años lo han apoyado. Pero nada dicen de que Amlo ha sido fundamental para que el PT no pierda su registro. De seguir el pleito, seguramente pronto reclamarán los recursos que le dieron a Amlo para su movimiento, y el empleo que tuvo uno de sus hijos en la fracción legislativa del PT.

Lo cierto, es que no es extraña la actitud de los legisladores del PT y el silencio de su líder Alberto Anaya, pues el PT nació en 1990 como un partido salinista, pues Anaya fue compañero de estudios de Carlos Salinas de Gortari, y desde entonces el PT no la brinca sin huarache, siempre negocia sus votos con quien sea a cambio de privilegios. En esta ocasión, a cambio de aceptar a Dulce María Sauri en la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Alberto Anaya consiguió que su esposa Guadalupe Rodríguez, diputada local en Nuevo León, fuera nombrada Presidenta del Congreso.

Finalmente, en el caso de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el presidente López Obrador cumplió su compromiso con el PRI aun con las presiones y chantajes de sus aliados, a cambio de gobernabilidad y apoyo a sus reformas…