“La venganza es como una piedra rodante, que, cuando un hombre la ha movido, volverá sobre él con mayor violencia.”
Jeremy Taylor.
“Quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al país un precio muy caro.”
Adolfo Suárez.
Jorge Arturo Estrada García.
Actualmente vivimos contando muertos. Muchos de ellos no debieron haber fallecido si las instituciones del estado mexicano funcionaran correctamente. Más de 100 mil personas han muerto este año por la pandemia y por la violencia en las calles. Ya entramos en temporada electoral y sabemos que, para la clase política mexicana actual, lo que importa es la siguiente elección.
Para los reporteros, las tormentas sociales, políticas y naturales son los filetes de la profesión. El presidente de la república solicitó al senado que se someta a votación, mediante consulta, castigar o no a cinco expresidentes. Ya metidos en el ojo del huracán, no cabe duda de que presenciaremos cosas muy interesantes, pero también dolorosas. Lo que se vive en el país actualmente es una tragedia mezclada con comedia. Sin embargo, pocos se ríen.
La partidocracia desea proseguir con sus juegos de poder, tope en donde tope. Vivimos en el momento del “Sálvese el que pueda” pero al mismo tiempo estás invitado a votar, ponte el cubrebocas y te traes tu gel. Es “tu deber ciudadano” legitimar los cargos que los grupos políticos se repartirán.
En Coahuila los parientes y los dueños de los partiditos van inscritos en las listas de los plurinominales. Son personajes que nunca ganarían una elección y que buscan un sueldazo más los extras que les podrían caer si el PRI se ve apurado para alcanzar mayorías para sacar iniciativas y cuentas públicas en la próxima legislatura. Todos ellos están dispuestos a sacrificarse en bien de la democracia de nuestra entidad, en un gesto generoso. Muchos de estos surgieron del proyecto moreirista de diluir el voto anti-PRI de los sexenios anteriores. Algunos hasta resucitaron para esta contienda.
En Coahuila, hace tres años el PRI perdió el congreso local, la democracia a la mexicana determinó que los candidatos de otros partidos ocuparan las curules. La política a la mexicana permitió que el tricolor ganara todas las votaciones importantes en el seno del congreso de “mayoría opositora”. La mayor parte de los partidos de oposición y sus miembros, son más simuladores que opositores. Algunos miembros de la chiquillada son personajes que la vida los empujó sobre una silla en la sala de sesiones y que descubrieron y/o confirmaron que llegaron a una minita de oro, en la que ni siquiera hay que escarbar para encontrarlo. Los ofrecimientos llegan solos. A veces son por votar, otras por no hacerlo y en otras con ausentarse basta.
En los partidos mayores, las diputaciones constituyen un escalón que ofrece buen sueldo, poco trabajo, excelentes prestaciones, un cargo desde el cual se pueden hacer amigos, aliados y para hacer favores a alcaldes, cabilderos, grupos de interés, grupos políticos y hasta a exgobernadores.
Para obtener una candidatura con respaldo estratégico y financiero de parte de tu partido es necesario que seas miembro destacado de la aristocracia política o financiera. Las campañas políticas están llenas de dinero, aunque sean únicamente para diputados locales. Los jefes y dueños de los partidos no reparten o reparten muy poco de las decenas de millones que reciben de parte del Instituto Electoral de Coahuila, para que sus candidatos hagan campaña. Ya saben que tienen pocas posibilidades de ganar y entonces prefieren conservar los milloncitos, “para darles un mejor destino”.
En Coahuila estamos en campañas con “Sana distancia”. El PRI y el PAN mezclaron en sus fórmulas a los de siempre con los “juniors” y los recomendados. Así vemos candidatas y candidatos promocionándose con frases tan profundas como #Vamos con todo, #Estamos listas y #Ánimo. Uniformados y repartiendo despensas vemos a los del tricolor; a los panistas con banderitas en los cruceros y a los demás apareciendo en el Facebook, esporádicamente, en una foto o video tomado en algún rincón de sus distritos, saludando a una ama de casa a la que le entregan volantes caros y aburridos.
Los tiempos oficiales destinados a partidos y candidatos están llenos de spots que parecen generados por estudiantes para alguna de sus tareas. En el tiempo de la hipercomunicación, pocos logran colocar mensajes efectivos en las mentes de los electores. El uso que hacen de las redes es patético, parecen boletines ochenteros, mal redactados y reciclados para el Facebook y demás medios. Lo más interesante lo veremos cuando entren en acción especialistas en guerra sucia con sus publicaciones.
Nadie se salva. En Morena, “no somos iguales” repite el presidente del país. A Morena “lo fundamos todos”, argumentan sus miembros, aunque no aparezcan en ningún padrón, agregan que es un movimiento ciudadano y que “familias enteras estuvimos involucradas, por eso es normal que mi esposo, Manuel de Jesús Meza Navarro, se gane en la rifa la candidatura plurinominal al congreso de Coahuila”, argumenta Hortencia Sánchez Galván, representante local interina, del titular provisional de este partido que no es partido, Alfonso Ramírez Cuéllar.
En Morena no repartirán dinero para candidatos, tampoco el Partido Unidos, ya les avisaron que se manejen con sus propios recursos. Lo mismo en mayor o menor medida se dará en el resto de los partidos
Muy molestos aparecieron en conferencia de prensa algunos dirigentes de la Coparmex de Saltillo y la dirigente del fantasmal Consejo de las Instituciones de Coahuila. Se quejaron del bajo nivel de los diputados de Coahuila y de los candidatos actuales que los sustituirán.
Alegan que muchos candidatos no tienen estudios profesionales, que no saben hacer leyes y que no van a poder comprender los temas que se traten; también están molestos porque no suben sus patrimonios personales para transparentarlos en la plataforma que ellos, Coparmex y CIC, promueven; adicionalmente porque los aspirantes hacen promesas que no pueden cumplir; en suma, están molestos porque los ignoran, no les hacen caso ni les siguen el juego. Alfredo López Villarreal, miembro de la célebre familia saltillense que ha aportado a tres alcaldes a Saltillo: Isidro, Manuel y el tío Rosendo Villarreal, su ayudante Alejandra Wade y Miguel Monroy, junto a la presidenta del IEC, Gabriela de León, exhortaron a los candidatos a que se vuelvan transparentes y firmen los compromisos que imponen los empresarios, como uno de sus aportes a la democracia saltillense.
Lo que realmente importa, es la lucha por el poder y los presupuestos millonarios que se manejan. Será un presupuesto de 400 millones anuales para atender el trabajo de 25 diputados.
Esa es la aristocracia mexicana, unas veces en el poder y otras en los negocios, siempre mezclando ambas. Por eso vemos familias que desde hace 100 años van transitando por los cargos públicos. Desde los bisabuelos que hicieron fortunas durante la turbulencia revolucionaria, los hijos que se montaron al viejo PRI y hasta los nietos y nietas que se formaron en el Nuevo PRI.
Los alcaldes coahuilenses piensan en su reelección, buscando resquicios legales y legaloides. Hacer campaña a gobernador con base en el presupuesto público es lo ideal. Así, todos dirán y estarán de acuerdo en que eres el mejor alcalde del mundo. Que sorprendes a todos, el mundo incluido, que construiste una ciudad inteligente con un emisor de internet gratuito en la alameda, por ejemplo.
También el 2021 está en marcha, el actual presidente de la república no descansa. Le gusta ser, lo mismo, fiscal intenso que santón y predicador. Le gusta reformar las leyes que le estorban para sus proyectos. Prefiere un partido con tribus en conflicto, integrantes con pasados cuestionables y sin autoridad moral. Así no tendrá liderazgos que le compitan.
La consulta para enjuiciar a los cinco expresidentes tiene el apoyo presidencial. Él quiere incluir el pan y circo en la boleta de la elección del 2021. Su espíritu estará impreso con tinta indeleble en las boletas de ese proceso electoral. Es una época interesante, pero vivimos en medio de la tragedia.
La temporada electoral ya comenzó, y es lo más importante. Las crisis de salud, económica y educativa pasaron de moda, quedaron en segundo término. La cruel realidad se encargará de enfatizar lo que es importante. Eso es lo que siempre pasa.
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