José Guadalupe Robledo Guerrero.
No cabe duda que en la “política a la mexicana” los extremos se juntan, no sólo porque son los mismos políticos, sino porque tuvieron el mismo aprendizaje.
Cuando Carlos Salinas de Gortari era presidente de México, ante los reclamos del PRD, uno de los padres de Morena, el mandatario mostró el poco respeto que le tenía a sus opositores, al señalar: Ni los veo ni los oigo.
Hoy pasa exactamente lo mismo con Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de la Alianza Federalista, algunos de los cuales desde hace seis meses están solicitando mayores recursos para enfrentar la pandemia del Coronavirus, que pese a los dichos de López Gatell, continúa flagelando a los mexicanos, principalmente a los más pobres. Pero no han sido escuchados.
En esas inéditas condiciones surgió la Alianza Federalista de gobernadores, integrada hoy por diez mandatarios del PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano y uno “independiente”, entre ellos el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, quienes siguieron insistiendo en entrevistarse con el presidente López Obrador para darle sus propuestas y necesidades estatales.
Luego de 10 cartas dirigidas al presidente para solicitarle audiencia, ninguna fue contestada, hasta que el pasado 19 de agosto, AMLO aceptó verlos en una reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) realizada en San Luis Potosí, en donde el presidente tampoco escuchó sus urgentes propuestas. Por el contrario, les externó que si querían mayores recursos se aplicaran en combatir la corrupción y en incrementar la austeridad.
Frente a este paradigma lopezobradorista de ni los veo ni los oigo, el 7 de septiembre los gobernadores de la Alianza Federalista decidieron salirse de la Conago, para insistir en un nuevo pacto fiscal que les diera mayores recursos de acuerdo a su aportación económica.
De los diez gobernadores de la Alianza Federalista que abandonaron la Conago: 5 son del PAN, 2 del PRI, 1 del PRD, 1 del Movimiento Ciudadano y 1 “independiente”.
Lo curioso del caso, es que el resto de los gobernadores del PAN y PRI no mostraron solidaridad con sus pares de la Alianza Federalista, pues decidieron quedarse al lado de los gobernadores morenistas. Por si fuera poco el desdén presidencial, el proyecto del presupuesto federal para el 2021 experimenta una reducción de recursos para algunas entidades, entre ellas Coahuila.
Esta situación ocurre a meses de la elección intermedia, en donde se elegirán a los integrantes de la Cámara de Diputados y a 15 gobernadores.
Mientras tanto, el país experimenta un clima de violencia, en donde ya no son sólo los sectores pudientes los que están reclamando ser escuchados, también han comenzado a aparecer las protestas de los sectores menos favorecidos, y para todos ellos es la misma receta: Ni los veo ni los oigo.
Por eso es importante saber ¿Qué sigue con la Alianza Federalista de gobernadores?, más aún si consideramos que López Obrador le siguen echando más leña al fuego, en vez de pacificar al país y gobernar para todos los mexicanos.
A propósito de propuestas, en días pasados un conocido me daba su solución al problema. Según él, había que dividir el país en dos naciones. Por un lado, los estados afines a López Obrador; y por el otro, las entidades que no están de acuerdo con Amlo.
Para justificar su propuesta, mi interlocutor recordó una frase de la política que revela la situación del país: En el norte se trabaja, en el centro se piensa y en el sur se descansa.
Con esta solución, insistía el temerario analista, cada quien escogería el país que más le conviniera, cada uno haciendo lo que más le gusta. Los ninis, por ejemplo, no tendrían problema para elegir, aunque no se sabe con qué dinero los mantendrían…