Fernando Rangel de León.
“La fragilidad de los sistemas mundiales frente a la pandemia ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado”, que es necesario “rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas”; “repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia”; “pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta”; “ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros”; “el mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal”, etcétera.
Al Presidente Andrés Manuel López Obrador, se le critica mucho por su insistencia en echarle la culpa de los principales males que sufre México, al neoliberalismo que padecimos en los últimos 30 años, que entre otras cosas nos dejaron sin hospitales, sin medicinas, sin médicos, sin enfermeras, con “sistemas de salud desmantelados año tras año”; por lo que ahora la 4T ha estado realizando esfuerzos extraordinarios para combatir al COVID-19, y a sus estragos en la economía y en toda la vida pública en el país.
Todas esas expresiones encomilladas que hemos transcrito no son del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que son del papa Francisco, y acaba de exponerlas en su última encíclica “Fratelli Tutti” (Hermanos todos), este pasado domingo 3 de octubre, en ciudad del Vaticano, Italia, dando las razones del fracaso neoliberal.
No es esta la primera vez en la historia de la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, que un papa se ocupa y preocupa por la cuestión social del mundo; pues ya el papa León XIII, en su encíclica Rerum novarum (De las cosas nuevas), en 1891, se refería al nuevo mundo que se estaba creando con motivo del impacto social que tuvo el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, de 1848, en el que se pugnaba por la humanización de las relaciones obreros-patronales, para que desapareciera la explotación del hombre por el hombre, a fin de hacer un mundo feliz.
Por eso la Iglesia ha durado alrededor de 2020 años; y que ojalá y sea para bien de toda la humanidad; pues entre mayor sea su humanismo más durará.