- “El doctor Hugo López Gattel es un político, disfrazado de científico”: Dra. Jiménez.
- Se está en proceso de comprobar una variante capaz de infectar a la población infantil.
- México tuvo el privilegio del que carecieron otros países sobre pandemia: tiempo y aprendizaje previo, y se desperdició, dijo.
Jorge Martínez Cedillo.
La semana que acaba de transcurrir, ha sido la más letal en cuanto a número de contagiados y fallecimientos en México por efecto del SARS-CoV-2. Simplemente no bajó de mil personas diarias que dejaron de existir.
Un ejemplo de esta letalidad, va: Este sábado 30 de enero, la Secretaría de Salud reportó estos datos: 18 mil 670 casos nuevos de enfermos, y mil 506 muertes en 24 horas, en tanto que registró un millón 825 mil 519 casos totales del padecimiento y 155 mil 145 fallecimientos.
Estas cifras evidencian que la campaña de combate y control que han iniciado unidas pero dispersas, al menos siete secretarías de Estado (Gobernación, Hacienda, Relaciones Exteriores, Salud, Bienestar, Defensa Nacional, Marina, Guardia Nacional, además del IMSS, el ISSSTE e instituciones de salud privadas) no han sido capaces de contener la enfermedad provocada por el virus.
Al contrario, va en aumento, mientras también va para arriba la angustia de que prácticamente todos los estados de la República se mantienen en alerta según el color del semáforo en rojo (la mayoría), pocos en color naranja y amarillo y uno que otro en verde. En otro orden, pero derivado de la inacción laboral en prácticamente todos los sectores productivos, la economía sigue estancada o en descenso; el empleo e ingreso no despegan y “la gente tiene hambre”.
Mientras tanto, han “llovido sobre mojado” las críticas al gobierno de la Cuarta T, por la inconsistencia de su estrategia, por acciones de combate y control del virus extemporáneas, equivocaciones en la aplicación de medidas que recomiendan organizaciones internacionales, empezando por Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, y en Economía no faltan propuestas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico.
Han llamado fuertemente la atención opiniones sobre la activa participación del principal coordinador de la estrategia de control y erradicación del Covid-19, Hugo López Gattel, apoyado de manera incondicional por el Presidente Andrés Manuel López Obrador –quien para colmo resultó contagiado de Coronavirus—y por el mismo titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer Varela, desplazado ‘de facto’ por López Gattel, aunque él ostenta el cargo de subsecretario de Promoción y Vigilancia Sanitaria, de la SSA.
La doctora Laurie Ann Jiménez Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha concedido múltiples entrevistas a periodistas reconocidos de diversos medios impresos, de Radio y Televisión, sobre el tema de la afección que padece México del Coronavirus, sus antecedentes, comportamiento en diversos países del mundo y el tema central: la falta de profesionalismo, de experiencia del doctor Hugo López Gattel al minimizar el efecto mortal del microorganismo, y su fracaso en México como coordinador del combate a la pandemia.
Ella es de las pocas profesionistas especializadas en materia de Genética Molecular que ha levantado la voz, para afirmar que “el doctor López Gattel es un político disfrazado de científico”, que no supo aprovechar, durante más de dos meses, la experiencia de países del sur de Asia, de Europa y Sudáfrica, donde la principal medida se basó en el estricto control de la migración y de movilización interna de las poblaciones de cada nación.
A lo largo de casi un año de que la pandemia invadió México, añadió la doctora Jiménez, “se pudieron aprovechar algunas de muchas oportunidades que ofrecen los principios básicos de la epidemiología para rectificar; oportunidades para conocer diferentes esquemas y decir: esto funciona, esto no funciona…
Lo peor del problema que planteó el Coronavirus, dijo, “es que no se trataba de descubrir el hilo negro”. Los conocimientos básicos de la epidemiología siempre han estado allí. Por ejemplo, los países exitosos en la materia han aplicado controles de la migración y tránsito interno de su gente. Es decir, si desde el principio en México hubiéramos tenido control de estos fenómenos, otro gallo cantaría… “Pero hasta la fecha, México no tiene un control de la migración ni de tránsito interno”.
El mismo profesor y mentor de López Gattel en el marco de un proceso de doctorado en la Universidad John Hopkins –afirmó la doctora Jiménez—le recomendó muchas veces la necesidad de contener los contagios por la vía de parar las migraciones humanas. “López Gattel siempre supo, siempre ha sabido cómo proceder, como doctor en epidemiología. De lo contrario, tendría uno que pensar o suponer que López Gattel faltó a las clases de epidemiología durante el doctorado, para creer que él no sabía qué hacer”.
Ahora tenemos las cepas nuevas, más contagiosas, que nos van a hacer entrar en una etapa completamente nueva en esto de la pandemia. Nuestro país está condenado en este sentido, porque es posiblemente el único que no hace control migratorio.
El doctor López Gattel “decidió por una estrategia de mitigación, y no de extinción del virus”, apuntó la doctora Jiménez. “Esta es la más alta irresponsabilidad. Es decir, no ha evitado los contagios. Ha negado el uso de herramientas tan simples, como el cubrebocas”. Con sólo este instrumento, se pudieron evitar decenas de miles de vidas. “Desde el principio, en México se debió haber ordenado el uso del cubrebocas obligatorio”.
Y siempre dijo: “México no pretende detener al virus. México está yendo por una estrategia de mitigación”. Mitigación significa que en México no se hacía nada para detener los contagios, sino simplemente detener el ritmo en el que los contagios se van dando.
“Es sencillo: se necesita detener los contagios para detener la pandemia. Los países que lo están logrando, lo han demostrado muy bien”. Hay ejemplos palpables en muchos países. En el sureste asiático están Taiwán, Vietnam, Oceanía y Nueva Zelanda.
Los últimos informes sobre personas fallecidas, indican que en México andamos por arriba de 150 mil fallecimientos. Esto es oficialmente, pero si miramos la realidad sobre el exceso de mortalidad, estamos sobre los 375 mil muertos. Esto obliga a un cambio de estrategia, “porque el fondo de todo lo que estamos viviendo, no lo hemos visto aún”, expresó Laurie Ann Jiménez Fyvie.
LOS NIÑOS, EN ALTO RIESGO DE CONTAGIO
Añadió que, después de todo lo que ha pasado, de decenas de miles de fallecimientos de adultos, podríamos empezar a ver nuevos escenarios nada halagadores. “Es decir, la llegada de las nuevas variantes, más contagiosas como en el Reino Unido, se está en proceso de comprobar, es una variante capaz de infectar a la población infantil”.
La perspectiva que nos da esta afirmación, es que se esperan grandes cantidades de niños que van a morir. Otra expectativa que no debemos dejar de ver y atender, es que, si vemos las curvas de contagio en otros países, donde estas cepas ya están predominando dentro de la comunidad, este aumento de contagios es inusitado. “Ya no serán curvas, sino que los aumentos se dan de manera vertical”.
Destacó la doctora Jiménez la importancia de las pruebas. “La única razón por la que no hablamos de variantes en México, es por una nueva irresponsabilidad de las autoridades sanitarias de nuestro país, en donde no tienen establecidos protocolos para la detección de este tipo de mutaciones virales”.
“Sin hacer pruebas, no sabemos cuántos contagios hay ni dónde están. No sabemos cómo atacar el problema, por las mismas razones. Estamos perdiendo tiempo, pero esta pérdida significa vidas humanas.
Hay mucho qué hacer en todos sentidos. De aquí al mes de junio, podríamos basarnos en las predicciones de que, considerando las cifras oficiales, en ese mes llegaríamos a 600 mil fallecimientos por Covid-2. Necesitamos detener la propagación de esta cepa. Para ello, “es indispensable aumentar la capacidad de pruebas. Hay muchísimo que se puede hacer todavía. Son cientos de miles de vidas que dependen de que hagamos algo para detener esta pandemia.
Díganme, estimados lectores, lectoras, si más de 150 mil personas fallecidas por SARS-CoV-2 no son suficientes para acusar y procesar a un individuo que desdeñó el uso del cubrebocas; que eximió al Presidente de la República de la obligación de utilizarlo; que no cumplió con las mínimas medidas para el control de movilizaciones humanas en el país, que no asistió a sus clases doctorales de Epidemiología en la Universidad, que se fue campante a divertirse a las playas de Zipolite, Oaxaca, en pleno pico máximo de la pandemia, y ahora sale descolorido, con unas ojeras que muestran que lloró toda la noche, con cara de angustia, en pantallas de televisión dando el parte médico diario del presidente, díganos si no se hizo acreedor de una sanción ejemplar?