Simón Álvarez Franco.
El lenguaje de los signos, símbolos, logotipos, marcas y/o señales
En esta vida estamos inmersos y rodeados por gran cantidad de símbolos, signos, señales de advertencias, anuncios de peligro o señales que nos ordenan adquirir satisfactores muchas veces superfluos; entre otros la misma signalética que en edificios o espacios públicos nos dan idea de ubicaciones o rutas a seguir sin necesidad de preguntar a otros, facilitándonos los caminos que nos conduzcan a nuestro destino.
Quizá la primera señal o signo fue la impresión de un pie en la arena de una playa o de un desierto que cuando fue notada por algún antepasado de nuestra especie humana le hizo buscar qué era y qué significado tenía aquella huella en el suelo. En el mejor de los casos le hizo pensar que si no estaba impresa por su propio pie, indudablemente había sido estampada por un semejante a él, dándose así cuenta que no era el único en su especie y que había otros seres similares a él. Tiempo después a nuestro antepasado se le ocurrió dibujar el perfil de su mano una o varias veces en cuevas o rocas, naciendo así el arte rupestre que tantas pistas nos ha proporcionado para conocer a nuestros antepasados remotos.
La Semiología o Semiótica es la disciplina que estudia el signo en tanto entidad que participa del fenómeno de semiosis, es decir, aquello que se emplea para representar una idea o un objeto sin nombrarlo y a veces diferente del mismo. La palabra como tal proviene del griego semeiotike. La indistinción propuesta hoy, atiende a la necesidad de reconocer que en su origen las problemáticas fueron suscritas por los lingüistas pero que el campo de la significación fue también abordado por otros espacios del conocimiento como la Sicología, la Ergonomía o ciencia del trabajo, la Medicina y la Seguridad entre otras, que constituyen el corpus actual de la Semiótica.
Las primeras nociones de la Semiótica las encontramos en el Curso de Lingüística General de Ferdinand de Saussure, lingüista y filósofo suizo (1857-1913) en el cual este había concebido la posibilidad de una ciencia que se encargara de estudiar los signos en el seno de la vida social.
Este fenómeno es la instancia donde “algo significa algo para alguien” y es por lo tanto portador de sentido, de la idea psíquica del objeto. Si menciono ante ustedes la palabra “árbol” sin mostrarles una pintura, fotografía, dibujo de algún árbol, es seguro que en la mente de cada uno de los oyentes se imagine un árbol específico, de Navidad, de naranjas, de duraznos, eso es la representación de aquel árbol que inconscientemente está en la mente de cada uno. Se debe aclarar que la significación se realiza como condición de la semiosis de la que de Saussure distingue: vehículo sígnico (signo), designatum (lo designado); interpretantes (consideraciones del intérprete) y el intérprete mismo. Estos tres (o cuatro elementos si consideramos a este último) en el marco de un sistema llamado lenguaje, que al decir de Saussure es todo “conjunto de signos más un conjunto de reglas”; señala “las dimensiones” que constituyen un lenguaje.
Estas dimensiones dan origen a disciplinas homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa designada: la semántica; relaciones entre signos: la sintáctica; y entre signos y las condiciones de uso: la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan los fenómenos, objetos y sistemas de la significación de los lenguajes y de los discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos asociados (producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza mediante signos y se materializa en textos.
Estamos tan acostumbrados a vivir entre signos que si al entrar a un taller, bodega o fábrica, notamos casi inconscientemente que en los vanos de las puertas, más bien portones, hay rayas pintadas, alternadas de amarilllo y negro. Nadie nos lo dice, pero sabemos que están indicando el paso de vehículos de carga y por lo tanto solicitan precaución, sin decirlo.
En otras ocasiones vemos letreros de tránsito con una grande letra “E” cruzada por una raya roja en diagonal. Nos está “gritando” que en ese espacio está prohibido estacionarse.
En lugares tan antiguos como las ruinas de Pompeya, sus murales y anuncios han sido conservados hasta la fecha gracias a la lluvia de ceniza tan fina que las cubrió hace más de dos mil años y nos siguen anunciando que en determinados lugares se servían comidas y bebidas previo pago por parte de los consumidores. No “gritan” sus servicios, pero sí con pinturas de platos y trinchadores nos indican que fueron locales dedicados a restaurar las fuerzas con sus comidas.
Algunos autores suelen indicar una distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudio diferentes, problemática superada en el Tratado de Semiótica de Eco que minimiza la cuestión dado que todo signo se construye de naturaleza social aunque no todos lo son. Cabe separarlas también de la llamada teoría de la información y de la comunicología o ciencia que estudia los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas y la hermenéutica o disciplina que se encarga de la interpretación de los textos. La peculiaridad del enfoque semiológico responde al siguiente interrogante: “¿Por qué y cómo en una determinada sociedad algo, una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un comportamiento, etc. –significa, algo muy distinto de una sociedad a otra, muchas veces no sólo distinto sino hasta ofensivo?
La luego llamada semiótica como campo disciplinar, constituía una de las ciencias integrada a la Lingüística, comenzó su desarrollo sistemático en la década de los sesenta, pero sus atisbos se encontraban ya en el Curso de Lingüística general del Suizo Ferdinand de Saussure, publicado póstumamente por sus alumnos en 1913 lo que tuvo una fuerte impronta en la disciplina lingüística. Saussure a comienzos del siglo XX defendió la existencia de una ciencia que estudiara los signos “en el seno de la vida social” a la que denominó Semiología, del griego semeion “signo”. Más adelante en Estados Unidos Charles S, Pierce inventó la Semiótica Anglosajona y hubo otras más como la Semiótica Lógica. El aporte hasta la fecha más importante de todas ellas es el de Pierce que la sistematizó con tres procesos o instancias o sujetos:
° El Representamen o signo en sí, es decir una manifestación material y perceptible que representa otro objeto.
° El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta.
° El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o representamen.
Así pues, el signo es para él, el producto de esta dinámica de semiosis que la semiología, europea designaba con otra terminología, respectivamente, la polisemia, etc., significante, referente y significado, lo que luego se llamó triángulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia, etc., de manera que el triángulo puede transformarse en rombo, segmento, etcétera.
Profundizando en la clasificación de los signos Peirce llegó a la convicción de que estos podían clasificarse por la relación que guardaban estos elementos entre sí en tres tipos determinados:
Icónicos o iconos, cuyo representamen o significante guarda una relación de parecido con su objeto o referente: mapas, imágenes, caricaturas, croquis. . .
Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relación natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de fuego, el llanto como signo de emoción intensa (tristeza o alegría).
Símbolos, aquellos signos en que la relación entre representamen o significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).
Desarrollo
Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.
El primer esbozo lo constituye la Semiología de la Comunicación, corriente enmarcada dentro del saussuro-funcionalismo que se proponía estudiar los sistemas de signos convencionalizados no verbales, cuya función era la de comunicar. Es decir, sistemas de comunicación diferente a la lengua natural,
En su análisis de los cuentos maravillosos rusos (particularmente de las vilinas), que, andando el tiempo, originaría la disciplina llamada narratología, Vladimir Propp. Clasificado dentro del formalismo ruso, encontró homologías y regularidades que remitían a una estructura arquetípica común expresada en variantes. Entre dichas regularidades se encontraba su análisis de tres tipos de pruebas:
° Calificante
° Decisiva
° Glorificante
Existía asimismo un personaje o función constante, el héroe (agonista o protagonista), al que se le pedía un objeto de valor y, para lograrlo, antes debía adquirir la competencia necesaria. Propp la llamó calificante. Después de haber calificado, el héroe era capaz de pasar pruebas difíciles (prueba decisiva) que conducían a su reconocimiento como héroe y a la adquisición del objeto de valor (prueba glorificante).
Otro de los aportes hechos por Propp fue la propuesta de la estructura polémica: junto a la historia del héroe, aparece el antagonista o traidor, quien en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o performances)
Por petición u orden de un mandador (o destinador). Cuando finaliza las pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de las pruebas (sanción).
Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumerzil y Claude Levi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología, quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las estructuras profundas de sus disciplinas. Levy-Strauss, en su análisis estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a través de un análisis paradigmático.
Algunos autores han definido a la semiótica como la ciencia que estudia todos los sistemas de signos en general incluyendo el lenguaje humano, Es necesario recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante en la comunicación humana.
Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea conocimiento y aprendizaje sobre la base de sus experiencias y lo comparte de generación en generación.
- Función de la semiología Cibernética (para la comunicación con y de las máquinas)
Semiología es la ciencia que estudia sistemas de signos: códigos, lenguas, señales, entre otras. Esta definición abarca todos los sistemas de signos: las lenguas de signos de los sordos, las señales de tráfico, los códigos, el alfabeto Morse, y con más razón en este momento en que creamos “emoticones”, “chats”, abreviaturas y palabras nuevas derivadas del desarrollo cibernético, etc.
El lenguaje se exceptúa de esta definición, debido a su carácter especial, y por ello, la semiología se puede definir como “el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos”.
El estudio de los signos es indispensable para nuestra comunicación, nuestra necesidad de expresión e interpretación de los complejos mensajes de nuestro entorno, vivimos en un mundo de signos, por ello la Semiología es fundamental para establecer la diferencia entre términos que se usan indistintamente como signo, icono, símbolo, señal. Cuando una persona desea comunicarse, utiliza alguna forma para poder expresarse, tomando como referencia la forma de expresión entendible por los demás tal como: hacer gestos, escribir, hablar, dibujar, etcétera; por lo tanto, el signo, gesto, expresión que quiera transmitir se le llama referente, mientras que la interpretación de quien recibe el mensaje es denominada representación.
La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece.
La semiótica de Charles Pierce o semiótica peirciana tiene como propósito elaborar una teoría general de los signos que los clasifique e identifique.
Por último y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación Internacional de Semiología, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en la denominación Semiótica. Así, confundir semiología con semiótica es tan errado como confundir símbolo con Ícono.