Samuel Cepeda Tovar.
¿Cuánto tiempo debe pasar para que un homicidio o felonía se considere impune?, la pregunta sale a colación por el reciente capítulo de intercambio de mensajes entre la Casa Blanca y Palacio Nacional en el tema de los periodistas asesinados en México. El simple, pero contundente mensaje posteado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en el que se muestra solidario y preocupado por el alto número de periodistas asesinados en lo que va del actual sexenio, a la vez que solicita mayor responsabilidad y protección para quienes ejercen el periodismo en México, ha generado cierta tensión en la relación bilateral.
La respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador no se hizo esperar; pues reprobó dicho mensaje señalando que el secretario no estaba bien informado y que no hay impunidad en los asesinatos referidos. Además, señaló que enviará la información de estos casos al secretario estadunidense para demostrar que no hay complicidad ni crímenes de Estado.
En lo que va del actual sexenio, se han contabilizado 28 homicidios contra periodistas y las investigaciones no han permitido hablar de un escenario que no sea el de la impunidad. Para dimensionar el tamaño del problema, desde 2010 la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) realizó investigaciones en 3419 casos de agresiones contra periodistas y solo se lograron sentencias en 28 casos, es decir, en menos del 1%; por lo que la impunidad ha sido de un 99%; pero eso sí, la FEADLE ha señalado que en el 70% de estas agresiones no había vínculo con el trabajo periodístico; ¡vaya casualidad!
Y en cuanto a los números de este sexenio, de los 28 asesinados solo se ha sentenciado a dos personas, por lo que el nivel de impunidad es del 90%, cabe mencionar que estas cifras nos ubican como el segundo país con mayor riesgo para ejercer el periodismo, después de Afganistán y el sexto a nivel mundial en el índice de Impunidad Global en la nefasta lista en donde nos superan Somalia, Siria, Irak, Sudán del Sur y Afganistán. Por eso la pregunta es más que pertinente, pues nuestro presidente dice que no hay impunidad, que hay avances, pero ¿acaso debemos esperar otros 10 años para determinar que sí la hay?
La realidad es que no se ha avanzado en la protección y sobre todo el castigo a quienes agreden a periodistas, y preocupa que organismos como el Comité para la protección de los periodistas (CPJ) señale que las agresiones tienen el común denominador de que se realizan contra periodistas que investigan actos de corrupción en las entidades federativas, pero también en el gobierno federal, lo que resulta alarmante y contradice lo dicho por el presidente al afirmar que no hay crímenes de Estado, aunque no se refiera exclusivamente a su gobierno, sino también a los gobiernos estatales.
No podemos eliminar al 100% las agresiones a periodistas, pero sí podemos mejorar en la celeridad en investigaciones y el enjuiciamiento de los responsables, porque aterra que sea el mismo gobierno (estatal y federal) quien para proteger sus felonías asesine a periodistas que realizan su trabajo de manera profesional. De nada sirve contar con protocolos y leyes si en la práctica las investigaciones y sanciones siguen siendo ínfimas en cuanto a resultados.
