José Guadalupe Robledo Guerrero.
Hasta ahora nadie entiende por qué se victimiza López Obrador, aun sabiendo que es el presidente con mayor votación y aceptación de las últimas décadas, y considerando que ninguno de los mandatarios que lo antecedieron buscaron la conmiseración de los mexicanos, tal y como lo hace AMLO después de sus ataques constantes a la inteligencia, al conocimiento y a la verdad.
Después de tres años de su gobierno, López Obrador sigue echándole la culpa al pasado ante el fracaso de su cuarta transformación, que para estos días ya demostró que no ha dado los resultados que se esperaban, en base a las expectativas que levantaron sus promesas en la esperanza de los que creyeron en él.
Las estrategias de López Obrador, si es que las tiene, no han conseguido combatir ni frenar la grosera corrupción de los políticos, funcionarios y gobernantes; la brutal inseguridad en que se debaten grandes regiones de la república; la recurrente violación a los derechos humanos de los que considera enemigos; la necesidad de un sistema de salud pública que alivien Las dolencias de la población, principalmente de los ciudadanos de escasos recursos; y la deplorable condición en que se encuentra la educación de la niñez y la juventud.
López Obrador ni siquiera ha entendido que es el presidente de todos los mexicanos, porque cree que es suficiente con el apoyo de los pobres a los que mantiene sumisos con dádivas, sin darse cuenta que desde hace milenios, la cultura china encontró una máxima que indica lo que se debe hace: “No les des pescado, mejor enséñales a pescar”.
Lejos de hacer algo por salvaguardar lo bueno que se ha construido para la convivencia y la armonía social, López Obrador insiste en polarizar a la población, con el ánimo perverso de dividir a los mexicanos bajo aquella frase maquiavélica de “divide y vencerás”.
AMLO se victimiza cuando se le demuestra que está rodeado de corruptos, y cuyas acciones están enlodadas de opacidad, porque el dinero del erario de la nación se gasta a discreción por los politicastros de conocidas mañas que hoy son sus cómplices y tapaderas, esos que no tienen ninguna intención de rendir cuentas a quienes hacen posible la generación de los recursos públicos: los mexicanos que pagan impuestos.
El presidente insiste en que su ineficiente mandato, tiene como finalidad cambiar el régimen; sin embargo, lo único que ha hecho es hacer más arbitrario y déspota el presidencialismo mexicano, origen principal de nuestros males.
No hay duda que AMLO ha construido un gobierno de un solo hombre: él mismo, que es acompañado de funcionarios incapaces, ignorantes y lacayos, de esos que ya son muy conocidos por sus latrocinios.
Ante su visible fracaso, López Obrador continuamente habla de la corrupción del pasado, pero nada ha hecho por combatir la impunidad en el presente, que es el verdadero origen de las deleznables prácticas de los delincuentes. Los corruptos y delincuentes siguen haciendo de las suyas, porque saben que nunca se les castigará ni se les llamará a la justicia.
¿De qué Cuarta Transformación nos habla el ignorante presidente?, quien ahora aparece en todos los actos públicos acompañado del ejército, a la usanza de los dictadorzuelos de los países más atrasados del mundo, en cuanto a libertades, derechos humanos, justicia, desarrollo y progreso.
Algo de lo que no hay duda, es que el arribo a los gobiernos estatales de sus cortesanos de Morena, es la entrada del crimen organizado a las entidades que por desgracia han caído bajo su férula, inmovilizando a la sociedad e impidiendo cualquier crítica o señalamiento de sus recurrentes errores y omisiones.
El presidente López Obrador no es una víctima, sino un perverso personaje que está destruyendo al México con ansias de progreso y mejor calidad de vida. AMLO no ha entendido, porque no tiene la capacidad para hacerlo, que nuestro país no es Venezuela, ni Cuba, mucho menos Nicaragua. Quizás no sepa que México es la 16 economía del mundo, que está extraordinariamente por encima de los países que quiere emular.
La máxima aspiración de AMLO es que lo registre la historia, por tal motivo, la única solución que existe, es darle un sitio al lado de los históricamente notables, con tal de que se largue a “La Chingada”, al fin y al cabo, salimos ganando.
Preguntas huérfanas
¿Será cierto -como se dice- que el PRI ya negoció sus votos con Morena para la reforma eléctrica a cambio del gobierno del estado de Hidalgo?
¿Por qué Rubén Moreira no ha venido a informarle a los coahuilenses, a quienes supuestamente representa, sobre los temas nacionales que se discuten y están por aprobarse en la Cámara de Diputados?
