Ciudad solar

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Samuel Cepeda Tovar.

No es por la actual crisis de sequía que afecta el país que surge la necesidad de analizar e implementar acciones urgentes en materia medioambiental; no se trata de una moda mediática, sino de una realidad que año con año se ha venido tornando más insoslayable y potenciada por las redes sociales.

En 1997 se firmó el Protocolo de Kioto que obligaba a los signatarios de dicho acuerdo (más de 70 países) a reducir las emisiones de CO2 mejor conocido como el gas del efecto invernadero, que ha sido el principal culpable del calentamiento global que está generando desórdenes medioambientales en todo el mundo y trae consigo desequilibrios económicos y sociales principalmente en detrimentos de los más vulnerables.

La atípica oleada de calor que azota a Europa, la intensificación de fenómenos como el niño o la niña (no relacionados con el calentamiento global) y las sequías que estos fenómenos provocan nos obligan a tomar acciones inmediatas más allá de los formalismos de protocolos que al final no son más que eventos político-sociales que terminan en buenas intenciones, pues los acuerdos de Kioto simplemente no se han alcanzado.

Cada gobierno en sus tres ámbitos, cada escuela, cada empresa y cada hogar deben establecer sus propias acciones en materia del cuidado del medio ambiente, y para muestra de esto resulta sorprendente el proyecto denominado “Ciudad solar” que fue presentado hace un par de meses por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y que se desprende del programa ambiental y de cambio climático Ciudad de México 2019-2024; y el cual se enfoca primeramente en la generación de energía eléctrica en 300 edificios públicos de la capital del país a través de sistemas fotovoltaicos lo cual no solo genera el uso de energía limpia no contaminante, sino que supone un ahorro de 61 millones de pesos anuales en el pago de energía eléctrica.

Este proyecto es un claro ejemplo de los que todos los gobiernos deberían estar haciendo; y no solo en edificios gubernamentales, sino en todos los espacios públicos y a través de subsidios para los ciudadanos para que comencemos a mudar a energías limpias y evitar el uso de carbón y gas que alimentan las plantas de energía eléctrica y contaminan considerablemente el medio ambiente contribuyendo al efecto invernadero.

En lo personal, considero que uno de los proyectos en la UAdeC, mi recinto laboral, debe enfocar sus esfuerzos a mudar al uso de paneles solares el consumo total de la energía eléctrica en escuelas y facultades, así mismo, cada municipio debe hacer lo propio en los Planes Municipales de Desarrollo para comenzar a contribuir al cuidado del medio ambiente, es decir, acciones más contundentes que la limpieza de calles y plazas públicas.

Para combatir fenómenos como el calentamiento global, es necesario tomar medidas como las señaladas en la Ciudad de México, que ya no son necesarias, sino imprescindibles, pues el aumento de la población mundial, la excesiva polución, la depredación de recursos naturales exigen de nosotros acciones contundentes más allá de la demagogia política, porque la hora cero se aproxima y para ese entonces cualquier acción será ya demasiado tardía.

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