Samuel Cepeda Tovar
La planeación para el desarrollo es condición sine qua non para alcanzar objetivos institucionales; y al elaborarlo se debe tener mucho cuidado de no caer en excesos que solo terminen rellenando un documento, y que en la práctica no trasciendan el papel en donde se encuentran escritos los objetivos de la planeación.
En lo particular, un municipio debe contar con algunas condiciones para elaborar su planeación trienal, la primera de ellas es contar con expertos en planeación, y si no cuenta con ellos, contratarlos, en segundo lugar, realizar un proceso de convocatoria al público en general a través de sectores como el empresarial, comercial, académico, educativo, intelectual, periodístico y popular, para que en mesas de trabajo se realicen propuestas y se discutan objetivos, finalmente, se deben construir los instrumentos de evaluación por objetivos, esto con la finalidad de contrastar objetivos contra resultados y el cumplimiento de indicadores de calidad y eficiencia.
Para el caso de Allende, Coahuila, el plan municipal de desarrollo (PMD) no contó con ninguna de las condiciones antes mencionadas, ni se cuenta con expertos ni se convocó a la sociedad para su construcción, mucho menos se elaboraron indicadores de evaluación. Dicho plan, para empezar, estuvo listo hasta el mes de abril del presente año, es decir, que estuvimos un tercio del año sin hoja de ruta, sin objetivos, sin puntos fijos hacia donde avanzar, navegando al garete.
Ahora bien, una vez publicado, dicho plan contiene una desgastante extensión excesiva de diagnóstico situacional con la evidente intención de mostrar un texto voluminoso, pero vacío de planeación. El texto nos pierde en el mar del diagnóstico en un 73% de su totalidad, dejando solo un 27% para las acciones a realizar. En palabras coloquiales, 70% de puro rollo y 30% de lo que se piensa hacer.
Ahora bien, el PMD inicia con una enorme contradicción, pues su primer eje es el de “gobierno ciudadano, eficiente y transparente”, no es un gobierno ciudadano porque no ha abierto un solo canal de participación para la ciudadanía, ni siquiera la convocó para la confección del plan, además, no es transparente, pues durante un par de meses después de recursos de revisión ante el ICAI ante la negativa de publicar la nómina municipal se obligó al municipio a subir dicha información a la Plataforma Nacional de Transparencia. Un gobierno transparente no se niega durante meses a publicar la nómina municipal.
El segundo eje es el de servicios públicos de calidad, como agua y drenaje y alumbrado público, al respecto, el agua sigue siendo un reclamo social en cuanto a su limpieza y presión y en cuanto a alumbrado público resulta paradójico que sea un objetivo cuando la administración pasada adquirió una deuda por 23 millones de pesos para 23 mil luminarias led, mismas que nunca se instalaron y cuya deuda fue aprobada en voto por el actual alcalde.
Así mismo, se señala en repetidas ocasiones la modernización de la normatividad, siendo que, a ocho meses de administración, el actual cabildo no ha modificado un solo reglamento municipal. Con solo estos ejemplos, podemos percatarnos de que el PMD no tiene pies, no tiene sustento ni correlación con la realidad, parece más un glosario de alguna monografía de secundaria que un serio plan de desarrollo municipal, es por eso que Allende seguirá siendo el mismo hasta que no se tome en serio la planeación para el desarrollo.
